Digo todo esto como para refrescar lo visto pero también porque la película de hoy no sé si fue vista por todos, pero dudo que haya sido del agrado de la mayoría; aunque esto sólo es una especulación. Ya Alejo había hablado de “27 Dresses” en su rincón, destacando sus interesantes cualidades de comedia romántica, un género que-como sabrán-es tanto una debilidad para él como para quien escribe.
Se dio que estábamos con el Matsan, contentos de nuestra primera semana exitosa de vida bonaerense, y nos acercamos al Cinemark. No había NADA para ver, absolutamente nada. Sin embargo, estaba el póster de este film, que con el Matsan ya habíamos salteado en Punta del Este para terminar viendo “Soy Leyenda” (ojo que el principal objetivo de ese día era ver “Atonement”-aquí mi crítica-, no se asusten). Escrito entonces por la misma persona que hiciera el guión de “El diablo viste a la moda” (todo tiene su conexión), el pequeño evento romántico de poca monta en apariencia no me decía nada bueno; pero por alguna razón parecía la mejor elección. Y fuimos, y me gustó mucho; y es la mejor comedia romántica que vi en el año (si dejamos a “Juno”-aquí mi crítica-afuera del género y si admito que fue un año en el que vi pocas).
La crítica de “27 Bodas” (en claro homenaje de diferenciación a Alejo, que detesta los nombres en español :P), a continuación. Dicho sea de paso, los invito a contarme desde ya sus experiencias con películas que hayan creído que serían una cagada y fueron una grata sorpresa; y viceversa.
“27 Bodas”

Quizá es por eso que le puso tanta dedicación a los dos roles en las películas que mencioné; la razón por la que los hace tan diferentes. Dije que su creación en “Knocked Up” había sido completamente diferente a la de su Izzie de “Grey’s Anatomy”, y aquí comienza nuevamente de cero. Interpreta a Jane, una ‘planeadora de bodas’ que realmente no hace eso como profesión, sino que es la asistente de un empresario (Edward Burns, en casa en su amado Nueva York y un placer de ver) del quien está enamorada. Para su mala suerte, su jefe se enamora de su hermana menor (Malin Akerman) y adivinen quien va a encargarse de la boda?
Muchas emociones experimenté durante “27 Bodas”. Primeramente, no esperaba mucho de la escritora Aline Brosh McKenna (vean el post anterior y sabrán que escribió, aunque lo aclaré ya). Ahora comienzo a pensar que podría no ser la culpa del guionista si le toca adaptar una novela que es mala, o en este caso superficial. Es imposible negar que el trabajo de McKenna aquí, dejando de lado algunos elementos obligados y predecibles, es fresco y, de a ratos, inesperadamente gracioso.
En segundo lugar, la actriz y coreógrafa Anne Fletcher es una agradable sorpresa como directora por segunda vez, imponiendo sus movimientos en una escena introductoria similar a la de las miles de bodas en “Wedding Crashers” (aquí mi crítica), con “Don’t stop till you get enough” sonando de fondo. El trabajo técnico impresiona en general (para lo que es el género), pero el supervisor musical Buck Damon (“Garden State”, ya veré cuando les hablo de esa peli) se lleva mi mayor ronda de aplausos por su sentimental trabajo; que incluye canciones de artistas como Michael Bublé y Ray LaMontagne.
Todos los cumplidos también para Judy Greer, siempre una delicia para ver en pantalla, y un actor que nunca creí encontrarme como protagonista: James Marsden. Interpreta un papel fundamental en el film que no detallaré (saben que con estas cosas es mejor si ni siquiera ven el trailer) y lo hace con una bienvenida profundidad, carisma y más importante (de nuevo, para lo que es el género), humanismo.
Pero cómo olvidarme (siempre hay que volver al comienzo) a la hermosa señorita Heigl? Aunque establece diferencias entre los roles, tenemos que acordar que persigue un cierto estereotipo: la mujer joven, inteligente, difícil y por sobre todas las cosas, noble. Sin embargo, lo que cuenta es la diferencia; aquí interpreta a Jane como una persona intensa que está siempre a punto de quebrarse. Cuando lo hace, es una de dos: dulce porque es vulnerable o poco placentero porque descarga todo; pero cuando se mantiene en pie, nada le gana a su sonrisa ganadora. No había visto tanta naturalidad en una actriz joven en una pantalla desde que prácticamente conocí a Julia Stiles en “10 cosas que odio de ti”.
Y no había experimentado estas emociones en una sala de cine desde “Maid in Manhattan”. Ese es un film que, como “27 Bodas”, es un poco conveniente y demasiado alegre en partes; pero es un film que realmente me hizo sonreír y que me gustó mucho.
---8/10