Friday, 25 September 2009

Nueva Sección: Toco y me voy

La cosa es simple. Hay clásicos, por todos lados. No es una historia tan antigua la del séptimo arte, pero es una historia que tenemos que reconstruir quienes no la vivimos completa; y tenemos que hacerlo como podamos. Parte importante de esto constituye el ver films viejos (que no por eso malos) que son pilares de la historia del cine y sumarlos a una especie de biblioteca en la memoria donde podemos decir "yo vi esto, yo vi lo otro".

Con los clásicos me comporto igual que con todo el cine. No apuro nada, dejo que las situaciones y las películas lleguen. He visto algunas películas viejas que me han generado ganas de escribir textos largos que algún día traeré por aquí y que no creo sean del todo valiosos, y tengo otras muy cerca pero todavía sigo esperando. No miento: están guardadas, selladas. Es como un miedo que tengo también a los clásicos; siento que quizá no estoy preparado para ver tal o cual película. Sea como sea, clásicos (contemporáneos o -valga la redundancia- clásicos) hay para ver incansablemente. Ayer vi "Love Story" de Arthur Hiller, y tengo unas cosas para decir.

De esto se trata esta sección. De comentar, muy brevemente y luego de verlas, películas de las que ya se ha dicho tanto que uno realmente no crea que pueda aportar mucho más. Qué puedo decir yo de "El Padrino"?? Me explico?? Sin motivo de generar discusión (aunque siempre es bienvenida), esta sección constituye un espacio de expresión en el que se va construyendo esa "biblioteca de clásicos" acompañada por una expresión personal. Como si dijera: "Pasé, vi y me fui". Toco y me voy.

En 1968 Stanley Kubrick creyó ver el futuro y diseñó su propio espacio, pero su propio espacio exterior; el espacio que siempre en las películas entendemos como "espacio". "2001: Odisea al espacio" es un viaje sin retorno a las inmensidades del universo, tanto geográficas (qué geografía es válida en la :una, me pregunto yo) como metafísicas. Es un film muy ambicioso y en su tiempo no fue recibido enteramente con los brazos abiertos. Obra maestra? No sé, me limito a expresar mi sentir acerca de lo que me parece, porque así tenía que ser, una película aburrida, lenta por demás y desafiante para el espectador. Cual creador de mundos, el film nos presenta múltiples escenarios que construye con suma precisión y credibilidad. No tiene nada que ver que el 2001 no haya sido finalmente como el lo percibió, el "hombre todo" (director, escritor, productor, quien eligió la música) no dudó en mostrarnos no sólo su futuro -porque ese sí estaba en su cabeza- sino nuestro pasado, incluyendo una primera secuencia, muda y compleja, haciendo referencia al nacimiento del hombre. Allí, una manada de monos imposibles de diferenciar, tratan de hacerse la vida hasta que en un punto se encuentran con un monolito ("la garcha", lo denominamos con el Matsan y Tote) que provoca en ellos -así lo entiendo yo- un entendimiento superior, del uso de las cosas. Minutos después, los monos son más violentos y se están matando entre ellos.

Hay mucho análisis, hay mucho estudio, hay mucha convicción que después se traduce en un mundo igualmente palpable pero ya en una nave, en la que las personas pueden ir y volver de la luna como yo puedo ir y volver de General Roca hasta Buenos Aires en colectivo. Son los mismos hombres que Kubrick nos hizo ver surgir desde los monos. Somos nosotros, y a nosotros también se nos aparece un monolito; y de ahí hacia otro mundo, en otra nave (Discovery), y con la presencia del máximo exponente de la inteligencia humana: un tal Hal 9000, computadora que piensa por él mismo (tiene voz masculina) y por los tripulantes de la nave, que no saben bien si la misión que cumplen sirve de algo.

Hay mucha declaración, mucha tensión en el pensamiento que se empieza a gestar en uno, de que una computadora puede tener sentimientos y puede querer hacerle daño a aquellos que le dieron la vida. Aquí es donde la película realmente levanta vuelo (literal, dramática y temáticamente), rumbo a Júpiter y en medio de la nada. Lo mejor del film a mi entender es esa fidelidad con los 'mundos' creados. Hay un regodeo técnico por parte de Kubrick (no lo podemos culpar) que no sólo está presente por el regodeo mismo sino que constituye una guía al espectador para cada uno de los mundos, con sus recovecos y nuevas tecnologías (el baño, la forma especial de la comida, las puertas circulares). Eso es lo que a uno le queda, ademas de los planos de la nada misma, con la enorme nave en medio de ese "espacio" que mencionamos.


Después hay otro monolito, y la película toma un rumbo impensado, delirante casi surrealista en el que por largos minutos creemos estar ante un viaje sin fin de colores y tratados visuales exquisitos y delicados (que quede claro: no está mal, pero es algo excesivo que sostenido por tanto tiempo no creo que genere hoy el mismo impacto). Hasta que aparece de nuevo un hombre, que se encuentra con el hombre, y con el hombre, y con el niño (que es hombre).

Los que no la vieron, no les estoy contando nada porque no se entiende nada. Los que la vieron, no sé cuantos habrán entendido algo. Sé que es complejo ese final y su impacto viene justamente por ser tan instantáneo, tan corto y tan poco importante en comparación con el tiempo que ha transcurrido de la película. Son unos minutos, pero ese es el truco de Kubrick. Lo que más dura en "2001: Odisea al espacio" es quizá lo que menos importa. La imagen final, precedida por un último monolito, creo yo que también es un nuevo mundo. Pero claro, ese mundo Kubrick ya no quiere mostrarlo y detallarlo. Por qué?

Como en los buenos (no viejos, porque ahora también están) tiempos, y por más simple que suene, la respuesta la tenemos nosotros. Usted, yo, los Sospechosos, quien sea...Y Kubrick, que ya se murió pero a algunos le debe haber contado.

Saludos Sospechosos!

Thursday, 10 September 2009

Rareza de la semana

Me fui por unos día a vacacionar al sur con mi familia y desde allí abro la semana con esto. Me parece razonable, porque los quiero ver hace tiempo y se me hace que hasta muy entrado el fin de año no los volveré a ver. Sí, falta poco, pero ellos no aceptaron un no como respuesta. ¿Qué podía decir? Supongo que nada más puedo hacer que dejar una buena recomendación semanal, que para mí, por varias razones, es una rareza. Pero siempre cabe la posibilidad de que la conozcan bien.


Estoy de vuelta muy pronto, pero además de la película del día quería consolidar a las dos actrices que, justamente, y tras duros desempates, se consolidaron aquí como las más lindas de la industria cinematográfica (hollywoodense más que nada): Keira Knightley y Jennifer Connelly. La próxima nos vamos por encima de los cuarenta y vemos qué pasa. Por ahora, felicitaciones a ellas.



¡Ah! ¿La foto de Macaulay Culkin? Lo reivindicamos hoy, porque lo reivindicaron de cierto modo hace pocos años con el film “Salvados”, una joyita medio escondida de sólo 5 millones de presupuesto que le da esperanza a uno de esos géneros que casi todos dan por paralizados creativamente. Así que bien por Culkin por elegir el film y bien por ustedes si deciden verlo. De esto se trata la reivindicación.







La crítica de “Saved!”, a continuación.

“Saved!”

La comedia adolescente podría bien ser un género muerto, si pensamos en los predecibles títulos que trae a la pantalla y, sin ofender, el hecho de que la mayoría de ellos son vehículos para estrellas como Lindsay Lohan y Hilary Duff. De todos modos, yo no soy el tipo de persona que rechaza los clichés (saben que amo las comedias románticas), pero cada vez que un film de este género reduce un poco el grado de estereotipos e introduce algo original y fresco automáticamente tiendo a pensarlo como una buena película.

Hay una razón por la cual películas como "10 things I hate about you" están tan bien seleccionadas actoralmente: Julia Stiles y Heath Ledger entienden el juego mejor que Hilary y Chad Michael Murray. Cuando "Saved!" comienza, vemos el cielo y los créditos actorales: Jena Malone de "Donnie Darko", Patrick Fugit de "Almost Famous", el ya perdido y pobre angelito Macaulay Culkin...Cualquiera que no crea que Mandy Moore es una buena actriz debería dejar de leer ahora mismo. El director Brian Dannelly sabe a quién elegir. Y elige a Jesús. Los personajes van a una escuela cristiana.

Los condimentos obligatorios que incluye en su guión, co-escrito con ingenio por Michael Urban...Hay una buena chica apropiadamente llamada Mary (Malone) que pierde su virginidad porque cree que Jesús le dijo que lo hiciera -esperen a ver por qué, es muy gracioso-; hay una fanática de Jesús, Hilary Faye (Moore), que es más diabólica que celestial; y su inválido hermano Roland (Culkin). Finalmente está Patrick (Fugit), que realmente gusta de Jenna y quiere hacerle bien; pero él no es un perdedor feo como suele suceder con este tipo de personaje. Dannelly no llega tan lejos (y lo digo como cumplido).

Este es el tipo de película en la que todo significa algo y quizá algo más. Las imágenes a veces están cargadas con símbolos, las líneas de los personajes usualmente están abiertas a múltiples interpretaciones. Las películas que hacen esto generalmente son molestas, pero en "Saved!" no genera incomodidad porque ese es precisamente el punto del film: creer en el poder superior, conectarse, salvar y ser salvado. Y si no quieren perdonar las metáforas, registren el lenguaje de los adolescentes: palpable, inteligente pero no irreal. Honesto.

Cuando los personajes en comedias adolescentes hablan de esta forma hay lugar para cosas que empiezan a aparecer naturalmente: risa (que no obtenemos de cualquier 'comedia' estos dìas), ternura, simpatía, culpa, tristeza. Digamos sólo que cuando Dannelly elige a Jesús, su "Saved!" se está salvando también de ser horrenda. Con la religión como contexto principal, obtiene la libertad para el simbolismo y un preciso sountrack que existe para acompañar los sentimientos de los personajes (el màs fino ejemplo de este uso es "Garden State" de Zach Braff); además de desarrollar una subtrama que contiene una relación adulta. Los jugadores son Martin Donovan y la suprema y hermosa Mary-Louise Parker, en el tipo de proceso que dos adultos vivirían a través de toda una temprada de "The O.C." Dannelly no tiene el tiempo para eso, y con el foco religioso logra algo sorprendentemente maduro y, en consecuencia, bastante genial (presten atención a la última escena; la última vez que Donovan está en pantalla).

Jena Malone es lo extraordinario realizado por lo ordinario. Es lo que siempre ha hecho, porque se la ve tan normal y es tan pequeña que nunca esperamos lo que puede hacer...Y hace mucho. El retorno a la pantalla de Culkin, ante todo, es gratificante. Construyendo una actuación enteramente con miradas y 'one liners' matadores, el chico estrella parece renacido; un talentoso renacido. Acerca de Mandy Moore, es genial porque entiende que su personaje es un estereotipo y se rehusa a ser uno: ella cree en Hilary Faye como Hilary Faye cree en Jesús. Y Patrick Fugit es simplemente medio mágico, así como Eva Amurri, que crea a la disparatada Cassandra: otro estereotipo que no es tal. Si piensan con claridad, el reparto podría ser la única razón por la cual películas como "The Girl Next Door" son buenas.

Como se darán cuenta, no es fácil escribir sobre una comedia adolescente. No es fácil mirar una, no es fácil tolerarla y es muy difícil encontrar una buena. "Saved!" también tiene un baile de graduación, y también ocurre al final de la película; es sólo que para ese momento ya hemos entendido que no se trata de cualquier película.

---9/10

Monday, 7 September 2009

El secreto de Juan José, reivindicandosé

Tuve la suerte de ver “El secreto de sus ojos” dos días después de su estreno. Sábado a la tarde, en el Atlas de Santa Fe y a sala llena, la gente estalló en aplausos cuando terminó el film. Ahora varias semanas después, y con la recaudación por los cielos, la última obra de Juan José Campanella se perfila como el film nacional más importante del año. Que sea el más importante no necesariamente quiere decir que sea el mejor. Sin ir más lejos, “La sangre brota” (aquí mi crítica/análisis) pasó desapercibida y poco apreciada por las salas, y se comenta que “Una semana solos” es muy buena.

Aún así, “El secreto de sus ojos” es la más importante. Yo llegué a casa luego de verla y escribí la crítica que leerán más abajo. Siempre es bueno anticiparse al fenómeno porque después lo que uno escribió sin ser influenciado puede guardar alguna pizca de originalidad. Claro que mi crítica no contiene nada del otro mundo ni nada que no se pueda comentar de la película –bueno o malo–, aunque podría decirse que si guarda cierta mesura a la hora de hablar de un importante film nacional. Se debe tratar a todos los films por iguales, pero cuando ocurre un fenómeno se hace difícil. Es por eso que, como recién escribí, es preferible anticiparse al fenómeno.

Fenómeno que todavía sigue, claro está. Sin ir más lejos, el viernes pasado El Amante sacó su número de este mes con una foto de la película en una de las tapas, y el número contiene seis artículos dedicados al film. En blogs de nuestra joven comunidad ‘crítica’, Mariano Masci generó una gran polémica con un entusiasta 10, y Johan S. Schaermann redactó una impecable reseña en la que también calificó al film con un 10. Además, tenemos la siempre confiable crítica de Damián de “Ojo al parche”. Por otro lado, en sitios de críticos, diarios y demás medios se discutió mucho por varias razones: ideología, manejo de los géneros, del tiempo, actuaciones...reivindicación.

A diferencia de lo que vimos la última vez, este es un caso más complicado, quizá más cerrado. Campanella siempre fue un suceso de taquilla, un éxito de público. Yo hoy me arriesgo porque no es lo mismo el tándem crítica-público-premios aquí que en Hollywood. De los premios ni hablemos; basta con ver los ganadores de los últimos Cóndor. Y no es porque escriba crítica ni por faltarle el respeto al público, pero en este país lo que más trata con respeto al Cine Argentino es la crítica (paréntesis muy corto: de este modo podríamos tomar la propaganda de Coca-Cola con su “necesitamos menos críticos” como un “necesitamos menos cine nacional” y más “blockbuster”) . No sé si merece ser tratado con respeto, pero siempre supe que hay otro cine que no tiene afiches pegados por toda la ciudad como “El secreto de sus ojos” o “Las viudas de los jueves”. La crítica se encargó de construir ese cine, diagramándolo, desplegando a sus representantes y apoyándolos desde lo escrito. Es más, hasta creo que ese cine (el Nuevo Cine, lo supieron llamar algunos) se refugió un poco en la crítica también. ¿Y qué iban a hacer? Cuando alguien entiende el arte de uno, uno acude a ese alguien. Ezequiel Acuña hizo “Nadar Solo” y se la mandó a Gustavo Noriega por correo para que la viera.


Y entonces apareció Campanella. Fue motivo de celebraciones pero más que nada de enojos. Nadie pudo negar que Campanella era un tipo que entendía el cine, que sabía fabricarlo (es importante el verbo ‘fabricar’, ya que el director se caracteriza por una cursilería y un exceso de emotividad que son puestos a propósito en ridículo por su último film, sin que el mismo se libere de ellos por completo...los viejos hábitos no mueren) y volverlo popular de una manera bastante digna. Aún así se le dio con un caño por mucho tiempo, y él se la bancó. Bueno, si hablamos en serio no tenía porque llorar si se llenó de plata. A mí personalmente me gustan todos sus films (“Luna de Avellaneda” es el peor, si hay que elegir uno), pero “El secreto de sus ojos” me impactó. Algo de esto está en mi crítica, y en todas las de todas, pero no cabe duda de que es su mejor película.

La reivindicación, créanlo, es total. Con la crítica se reivindica, obteniendo una atención y respeto que no había logrado, siendo el centro de atención en todos los sectores; con el público se reencuentra, y trae la esperanza de que el público pueda reivindicarse con todo el cine nacional que se esparce por el país y sus alrededores; y con los premios ya se va a encontrar. “Directo al Oscar”, se escucha retumbar en las paredes.

La crítica de “El secreto de sus ojos”, a continuación.

“El secreto de sus ojos”

En mi país, Juan José Campanella es sinónimo de ‘cine del más alto orden’. El director trabaja en Estados Unidos y de vez en cuando trae una nueva película. Sabemos, dramáticamente, lo que veremos: Ricardo Darín en un rol importante, mucho sentimentalismo, referencias al pasado del país, una historia de amor. Y técnicamente, si es del más alto orden, no habrá quejas.

“El secreto de sus ojos" cuenta la historia de Benjamín Espósito (Darín) y su necesidad de contar la historia de un caso que no se resolvió por completo 25 años atrás; un caso que tuvo un impacto importante en su vida. Una mujer violada y asesinada y su marido de apellido Morales (Pablo Rago) que todos los días iba a todas las estaciones de tren de Buenos Aires para ver si encontraba al asesino. “Tenés que ver sus ojos; están en un estado de amor puro”, Benjamín profesa en frente de Irene Hastings (Soledad Villamil); su jefa y la mujer que ama.

Hay cosas que no olvidamos nunca, Campanella lo sabe bien, y esa podría ser la declaración más importante del film. Del director esperamos una historia de amor que crece con los años, como vimos con Darín y Villamil en “El mismo amor, la misma lluvia” (aquí hay una breve mención); esperamos personajes con fantasmas interiores, cosas que esconder y cosas de las que aferrarse; esperamos un dominio total del lenguaje del ambiente dramático primordial (en “El mismo amor...” era el staff de una revista, en “Luna de Avellaneda” el club del barrio), un conocimiento de las costumbres y un modo de hablar de los personajes que hace a la comedia cotidiana, del día a día, que Campanella sabe crear muy bien. En este aspecto, el casting de Guillermo Francella como Pablo Sandoval es crucial. Tomando el lugar del papel del mejor amigo siempre a cargo de Eduardo Blanco, el comediante interpreta a un borracho con mucho respeto por la amistad. Su cambio de look, la naturalidad medida de su composición y como la enaltece con toques cómicos hacen a una de las mejores actuaciones del año.

Eso es más o menos todo lo que podemos esperar. El hecho es que “El secreto de sus ojos” es una muy buena película porque hay que cosas que no vemos venir. El film contiene un tratamiento de la investigación policial que no se ha visto en nuestro cine en años. En su película más arriesgada, Campanella coquetea con el thriller, el misterio y la acción real (cámara en mano incluida); logra verdadera tensión y una secuencia en un estadio de fútbol es el mejor ejemplo de esto. Entiende cuando se requiere silencio y cuando la soledad de los personajes –cada uno de ellos con un rico, misterioso y privado mundo interior– debe verse por completo. Es bastante vergonzoso de hecho, porque Darín como director trató de lograr algo parecido con “La señal” (aquí mi crítica). Aunque es obvio que Campanella no tomó inspiración de aquel film, todo lo que salió mal allí puede verse aquí, mejorado. Y eso que Soledad Villamil no es ninguna ‘femme fatale’. Tomo un riesgo, sin embargo, y los desafío a decirme si la película hacia la recta final, por el parecido de imagen y maquillaje, y la disposición de imágenes y de la voz en off, no toma inspiración directa de “El gran truco” (aquí mi crítica) de Chris Nolan. La está citando de alguna manera, al menos.

Es muy conmovedor ver actuaciones excelentes de reconocidos actores. Los hemos visto en la pantalla tantas veces, sabemos lo que hacen, los admiramos y los respetamos y, como con Campanella, tendemos a saber qué esperar. Sin embargo, a veces nos quitan el aliento con cada expresión en cada fotograma, con cada palabra en cada conversación. Estoy tratando de explicarles el sentimiento de lo que Villamil y Darín hacen en este film: es encantador y contagioso, puramente humano (como ocurrió en “El mismo amor...”), pero al mismo tiempo conmovedor, simplemente porque no son actores no profesionales que encajan en el look del film, o actores jóvenes con caras expresivas, o recién llegados que nos vuelan la cabeza: son Ricardo Darín y Soledad Villamil. Campanella tiene mucho que ver con esto, porque sabe cómo hacerlos trabajar juntos y hizo un esfuerzo para que no repitieran lo que nos habían dado en el otro film que tanto mencioné.

El hecho de que Fernando Castets no haya escrito el film nos llama la atención, dado que es un usual y clásico colaborador de Campanella. El guión fue escrito por el director y Eduardo Sacheri, basándose en una novela del último. También nos llama la atención que el mismo Campanella haya editado la película. Es esto ‘cine del más alto orden’? Ya lo creo, en nuestro país, y hablando de algo que pueda ser comercialmente exitoso también. Es la única película vista por mucha gente que puede llegar a generar interés en revisar el trabajo previo del director y, quien sabe, quizá otras piezas nacionales.

---8,5/10 (casi el 9 de Tote, aproximen)

Friday, 4 September 2009

¿Reivindicación?

Tuve un situación complicada muy recientemente en la que la palabra del título se metió solita en un problema. ¿Qué es reivindicar? ¿Es hacer bien algo que siempre hiciste muy mal? ¿Es más complejo, como decir que alguien muy bueno da un paso en falso y debe volver a la senda del bien? Ayer veía el programa de El Amante y Porta Fouz, Panozzo y Hernán Schell discutían “El insoportable”, también conocida como “The Cable Guy”, de Ben Stiller. Película maldita decían; fracaso estrepitoso, abucheada en todos los cines. Un tipo que claramente es bueno como Ben Stiller (aunque a mí no me guste tanto cuando lo compara actoralmente con sus pares, si bien tiene la ventaja de también dirigir) y otro que también lo es como Jim Carrey (ese me gusta un poco más), ¿deben reivindicarse? Y si esto es así, ¿con quién deben hacerlo?

Creo que va por el mismo lado que lo que planteaba con los niños mimados de Hollywood. Podríamos decir que hay una especie de Tándem: crítica-público-premios, con el público en el medio no arbitrariamente. Siempre hay críticos, siempre hay premios, pero el que te va a ver a la sala de cine es el espectador. Así encontramos casos varios de gente de la industria que ha entrado en conflicto con este Tándem, o que directamente nunca se ha llevado bien, y en algún momento tuvo que reivindicarse. Lo más interesante de todo esto es la decisión de la persona en cuestión: meterse en su cabeza y pensar si realmente quiere hacer las pases con el Tándem (por hoy queda este nombre) o si le da lo mismo.


Quería traer hoy el caso de Ben Affleck, cuyo film como director traducido “Desapareció una noche” lo mostró en una nueva luz. ¿Qué creo yo? Que no la estaba pasando bien y que la película fue un gran esfuerzo para demostrar su talento, por si quedaba duda de que lo tenía. También creo que lo logró y que, aunque está actuando en productos decentes, la gente que habla mucho de esto no lo dice en voz alta pero piensa: “Quiero que se estrene su próxima película como director”.

La crítica de “Gone Baby Gone” (dedicada al Matsan, que ya no pasa por aquí pero que le gusta mucho), a continuación.

Este es un film sobre dilemas morales, sobre qué lado tomamos y qué decidimos hacer con las cosas que sabemos porque podrían (o no) afectarnos en el futuro; y está dirigida por Ben Affleck. No lo destaco como algo mayor, pero lo cierto es nunca me gustó ni me disgustó mucho Affleck... Su “Gone Baby Gone” me hizo elegir: me gusta el hombre.

Basándose en una novela de Denis Lehane (el hombre que escribió “Río Místico”), Affleck y Aaron Stockard cuentan la historia de Patrick (Casey Affleck), un detective privado que nunca ha dejado su barrio y que a veces se encarga de encontrar a esa gente que el resto ya no siente que debe encontrar. Con su cámara, cortesía de la fotografía de John Toll (una con imágenes y secuencias bellamente construidas, si debo decirlo), Affleck se asegura que sintamos la familiaridad que el protagonista tiene con el vecindario. Pacíficamente nos deja ver las calles, la gente que las camina y un sentido de seguridad provisto por la partitura de Harry Gregson-Williams.

Pero por supuesto, todo lugar que parece realmente seguro nunca lo es, y pronto Patrick y su novia Angie (una inesperada actuación de Michelle Monaghan) se encuentran en el medio de la resolución del secuestro de una nena que es sensación en todos los noticieros. Ella es Amanda, la hija de Helene (una sólida Amy Ryan, aunque no increíble como todos dijeron), una drogadicta y claramente inestable mujer que llevaba a su hija al bar en el que consumía, mientras consumía.

El personaje de Helene es el primer y principal aspecto moral que Affleck provee en su película. A lo largo del film Patrick se cruzará con individuos que conoce –después de todo, ha vivido en el pueblo toda su vida, y lo dice–, y encontrará otros que no, de los cuales la mayoría también tiene intereses morales profundos. Dos jugadores clave son Remy Bressant y Jack Doyle, policías brillantemente interpretados por Ed Harris y Morgan Freeman, respectivamente.

La narrativa de Affleck como director primerizo es absolutamente impresionante, poniendo al personaje de Patrick en el centro del relato como el individuo que no sólo sabe más acerca de lo que está ocurriendo, sino también aparentemente quiere saber más que el resto. La moral se apodera de sus acciones, mientras se lo ve como el papel de Jack Nicholson en “The Pledge” (de Sean Penn); un hombre con una promesa que cumplir, sin importar que pase.

Lo que es genial de Patrick es que lentamente comienza a darse cuenta que lo que está investigando le importa más que al resto, y esto lo hace sospechar. La cosa es que, magistralmente luego de una hora de film, Affleck nos hace creer que el caso está cerrado y le entrega a Patrick – que nos entrega a nosotros – uno de esos discursos que usualmente aparecen cuando las películas terminan. Por lo que tal vez Patrick no está tan involucrado personalmente con su investigación, pero inevitablemente se ve consumido luego, debido a algunas conversaciones reveladoras que vuelven a activar sus pensamientos, y porque se da cuenta que la persona que más le importa se está alejando más de él a medida que pasa el tiempo.

Sin duda hay dos claves en el éxito de “Gone Baby Gone”, más un drama personal que la resolución de un aparente crimen (como lo era “Río Místico”). La primera es la interpretación protagónica de Casey Affleck. Me pregunto cómo será ser dirigido por tu hermano. Supongo que sería divertido, porque aquí Casey entrega una actuación perfecta en lo que representa su primer papel grande en veinte años de actuación.

La segunda clave (aunque de esto ya sabíamos, por lo que Affleck hizo junto a Matt Damon con “Good Will Hunting”) es el guión: tan plausible, tan poco pretencioso y tan conectado a la realidad, muestra su magia con en énfasis en dos conversaciones: una que Patrick tiene con el personaje de Harris y otra que tiene con el de Freeman.

Y es como dijo Matsan (que deseó que el film hubiese terminado en la conversación con Freeman): en una muy buena película que no toma postura y le deja la decisión al espectador... ¿Qué harías?

---8/10

PD: No me quería olvidar...Ajustado empate entre Jennifer Connelly y Jennifer Aniston. 3 días tienen para decidir entre las dos bellas mujeres. Es poco, así que apúrense!!