Thursday 25 September 2008

Para Alejo

Dicen, dicen…Pero es cierto: “Más vale tarde que nunca”. Las excusas no son excusa pero si son verdad. Pasó que ayer cumplió años Alejandro Torriggino; gran amigo de la vida y también colaborador frecuente de este blog, reconocido principalmente por el bien reputado “Rincón de Alejo”. A él le dedico el post de hoy, y todo es personal aunque la crítica de la muy buena película que se va a poner está para que la vean todos.

Pa…No hay crédito porque desde Roca no pagaron la cuenta del celular; estoy literalmente al horno con un examen de economía que hay el lunes y del que entiendo muy poco; la EMBA por los huevos colgado (‘parcialito’ mañana para el cual ni leí)…No escribo una crítica desde que vi “Una guerra de película” hace un par de semanas. En fin, te quería pedir un honesto perdón y quería desearte un feliz cumpleaños porque te lo merecés y porque te quiero mucho.

Para los que no saben (y me la juego contándolo, así como con todo este regalo; porque es verdad que cuando uno hace un regalo toma un riesgo, arriesgándose a que lo que le parece que al otro le va a gustar le guste verdaderamente), Alejandro está pensando en estudiar cine, y yo sé que tiene con qué. Desde los comienzos del blog lo puse en uno de los links como “Nuestro propio Scorsese”, ya que allí pueden encontrar varias muestras de su indudable creatividad y su buen ojo y gustos. Desde ya, pase lo que pase, Ale tenés todo mi apoyo para lo que venga.

Y hoy me puse a pensar, y me acordé que en un par de ocasiones nos ilustraste hablándonos de Quentin Tarantino y de Robert Rodriguez; dos íconos cinematográficos que sé que te gustan. Como hemos visto tantas películas y hemos hablado de tantas otras, nunca se bien cuales son las que ya viste y cuales no (sé que te encanta “Primal Fear” –escribiste acá también-, pero no la vi todavía); pero como dije este es un regalo.

No sé si será la mejor crítica-significando esto que, si la viste y te gustó refuerce ese gusto; y que si no la viste te mueras por verla :P- del film ni el mejor que podría haber elegido. Lo que vale es que es un film que va con tus gustos y que si lo has visto debería ser indispensable en tu videoteca, así como creo que debería serlo en cualquier biblioteca de alguien que disfrute del cine.

Nuevamente Feliz Cumple Ale y, para vos, la crítica de “Sin City”, a continuación.

“Sin City”

Robert Rodriguez tiene una reputación de volar cosas por los aires, hacer mucho ruido, crear mucho fuego, muchas escenas de persecución (de cualquier tipo) y muchos tiroteos. Es una fama bien merecida porque esa es una de las cosas que el hombre hace, pero dale! Rodriguez es importante ahora y las cosas pueden cambiar un poco (o no), de todos modos anoten: el tipo dirige, produce, escribe, edita y hace la música de sus películas. Es admirable desde cualquier lugar que se vea.

Me senté tranquilo y miré “Mini espías” hace unos años: delicia pura. Luego de generar un nuevo tipo de aventura infantil, donde los verdaderos héroes son los chicos (y a veces toda la familia); hizo la secuela: no tan buena pero todavía prometedora. Que más? Por qué no cine en 3-D? Lo hizo. Es muy loco de su parte, arriesgarse? A mi me parece genial y las repercusiones pueden doler: su último proyecto (co-dirigido con Tarantino) no se estrenó en muchos países del mundo debido a…no sé, excesiva diversión supongo. Y no lo vi todavía.

A todos a los que no les gustó la movida en 3-D no les iba a interesar lo que seguía: fuego, peleas y guitarras y “Once upon a time in Mexico”; un paseo genia si me preguntan a mí, pero no a los otros tipos, que dirían “eso no es hacer cine”. Lo que sea; Johnny Depp estuvo allí, y él no es el tipo de actor que participa en un proyecto por la plata (aunque es claro que debe ganársela); siempre hay algo más interesante y pudo verlo.

Sí, quizá esta es otra de esas críticas en las que hablo más del director que de la película en sí (ver aquí y aquí); pero es importante que sepan que todas las cosas de arriba son una advertencia. Si ahora quieren decir que el tipo es un genio, es muy tarde. Ahora no se vale decir que la sangre por todos lados funciona, como lo que logró Tarantino en “Kill Bill”. Porque “Sin City”, sin ser una obra maestra, es la obra de un maestro; de un genio. No culpen a un director de sobrepoblar la pantalla con efectos cuando les está dando una de las piezas de entretenimiento más increíbles de esta década. Por qué al final de qué se trata el cine?

Las cosas que Rodiguez hizo para finalizar la película a su modo, no las creerían. Lo que tuvo que sacrificar para que Frank Miller pudiera dirigir su vida y trabajo junto a él. Y eso fue lo que hicieron; maravillosamente. Su trabajo de dirección muestra innovación y pasión en todas las formas posibles; comenzando con la ausencia de fondo: arriesgado. O la filmación en blanco y negro (respetando la historieta, claro), que puede ser tediosa (como en “Ed Wood”-aquí mi crítica-, de Burton) pero no si se maneja correctamente. Los toques precisos de colores, amarillo y naranja en detalles como carteles o una caja de pastillas; o un rojo cegador en los momentos intensos…Porque el rojo es tanto que no necesito explicar.

La sangre es roja, a veces, o blanca otras. Los autos son azules, expresando el sentimiento de todos estos personajes en la línea final de sus vidas (no sé si han oído de la expresión “blue” en inglés; seguramente sí). Consideren a Marv, dispuesto a dar su vida por una mujer que, descubre, no es nada más que una prostituta. Consideren a Hartigan y sus palabras cruciales: “Un hombre viejo muere; una chica joven vive: un intercambio justo”.

Este es el lenguaje en el mundo de Miller, supongo. No leí las novelas gráficas, pero supongo que podría ser así: corto, frío; preciso. Por lo menos eso es lo que nos transmite la voz de Dwight, mientras habla en tiempo presente, como todos.

Y qué pasa con las mujeres? Los motivos de los hombres, por supuesto; como debería ser. Lo que los incita a seguir. Del elenco hablaré pero no diré un nombre (como habrán leído). Diré que Rodriguez llamó a alguna gente que había trabajado antes con él (no, no a Banderas), e incluyó varios nuevos participantes. Es un elenco sin fallas, incluso con actores que aparecen sólo unos minutos pero entregan perfectamente.

Lo que el futuro tenga preparado para Rodriguez no lo sé, pero tiene resultados positivos escritos por todos lados. Si se pierde en el camino, como nos perdemos nosotros en su película; siempre pueden ir a Kadie’s, el único lugar donde las partes divididas se vuelven una sola y lo incoloro obtiene color.

---8/10

PD: Por ahí tenemos un interesante especial el fin de semana, cortesía de Agus Castelli. La semana que viene luego de rendir trataré de que todo vuelva a la normalidad. Saludos Sospechosos!

PD2: Que quede claro que yo me hubiera quedado con ESTE poster, o con ESTE, pero había que ser justo y poner algo más general.

Sunday 21 September 2008

Delirio de grandeza

Como muchos ya saben, no soy el mayor fanático de “Zoolander”, que no es tanto el punto a discutir hoy, pero por un lado sí (en todo caso se verá después). Sin embargo, tanta recomendación y comentario por doquier me hizo terminar un sábado a las 2 de la mañana, función trasnoche del Hoyts Abasto, sentado en una sala viendo “Una guerra de película”.

No sé cuanto comenté acerca de este tema, pero que el Bigote haya escrito que estuvo en una sala viendo semejante film y que la gente sólo se rió 6 veces me resulta un hecho completamente imposible. En el Abasto no estaba la sala llena, pero las risas eran incontables. Un poco el tema de esta semana era, en la comedia estadounidense, era hasta donde se podía llegar con tal o cual cosa. Cuando digo ‘delirio de grandeza’ hablo de nadie más que de Ben Stiller, un personaje que creo siempre tuvo ese tipo de delirios; y que hoy se lo agradezco.

Pregúntense hasta donde puede llegar una persona con la sátira, la crítica y el humor que no para de hacer reír en una misma película…Las respuestas (y son de esas que te hacen pasar el examen, y promocionar) las tiene todas este delirio de Stiller (su cuarto film como director, por aquí anda la crítica de “Reality Bites”), que empieza y no para por un segundo, y que, con disculpas del Bigote, tiene el material para hacer reír a cualquiera. No la quiero alargar mucho, y lamento que a muchos no le haya gustado (escuché de gente que se quedó dormida), pero esta es una de las comedias- y películas- del año.

La crítica de “Tropic Thunder”, a continuación.

“Tropic Thunder”

La única razón por la que no valoré tanto “Zoolander” fue porque no creí que fuera algo difícil de lograr; una sátira/parodia del mundo de los modelos masculinos. Sí, estaba presentada con originalidad y el guión hacía un buen uso de las predecibles descripciones de los personajes, pero nada más. No intento hacer una comparación porque ambas comparten una firma (la de Ben Stiller) y en ambas esto se establece desde el principio; con un flash acerca de Derek y de lo que es ser un modelo masculino en “Zoolander”, y con algunos trailers que se burlan de la industria cinematográfica con audacia en “Tropic Thunder”.

La industria cinematográfica? Bueno, en realidad “Tropic Thunder” sólo se mete con Hollywood, y no tiene piedad. Stiller, inteligente como es (aunque no me guste mucho como actor), toma la sabia decisión de no encarar fuertemente ningún tema político o religioso, reduciendo todo al mundo que mejor conoce: el mundo en el que vive. Luego de esta decisión, eleva el riesgo dándole a su comedia múltiples dimensiones y lográndolas todas bien.

Esencialmente, la película de Stiller (co-escrita por Stiller, Justin Theroux y Etan Cohen) es una superproducción que parodia a las superproducciones; un film dentro de un film. Tiene todo: los efectos especiales y las cosas que vuelan por los aires, los paisajes y la partitura épica (esta última es un gran trabajo de Theodore Shapiro) y las superestrellas; la clave-y esto es todo producto de la inteligencia de Stiller-es cómo lo usa. Sería suficiente decir que hay un gran momento para la música (podrían percibirlo al comienzo o al final del film; involucra a Ben Stiller en cámara lenta), un momento enorme para los efectos especiales y muchos para los paisajes (mientras vemos helicópteros volando y explorando una ‘selva’ desde arriba en escenas que parecen repetidas cada vez en una trama que nunca pierde su naturaleza frenética).

Sin embargo, las estrellas del show son, bueno…las estrellas. Hay estereotipos por todos lados: Jack Black (más loco que nunca) interpreta a un actor que sólo ha hecho comedias de gente que se tira pedos, y tiene problemas de drogadicción; Robert Downey Jr. es Kirk Lazarus, un actor ‘metódico’, comprometido con su trabajo y premios (“Segundo Globo, tercer Oscar”, dice luego de mencionar un papel que interpretó alguna vez); Brandon T. Jackson personifica a Alpa Chino, nuestra típica megaestrella musical que hace todo y tiene que probar con la actuación porque no puede doler; Jay Barruchel es un actor honesto y principiante que la pegó; y Ben Stiller es Tugg Speeman (o el mismo viejo Stiller, pero muy medido y para nada fuera de control), el ‘hombre de acción’ que hay hecho el mismo rol mil veces pero también ha pasado toda su carrera tratando de ser reconocido como un actor ‘serio.

Cuando todos estos personajes se encuentran inmersos en esta ‘selva’ en la que en un momento estaban filmando una película, es justo decir que cualquier cosa puede pasar; y también es justo aclarar que todo pasa. Stiller se suelta y todo lo que mantiene medido como actor, lo descarga en el tono de la producción y en el resto de los actores, dejando que cada uno de ellos explote. Nick Nolte y Steve Coogan entregan dos cortas pero inolvidables interpretaciones, Matthew McConaughey hace de Matthew McConaughey y no molesta, tenemos incontables apariciones mínimas de individuos famosos y reconocidos y hay una pequeña-y brillante-sorpresa (por lo menos a mi me sorprendió). El film nunca se toma en serio, pero no es estúpido como, por ejemplo, la mayoría de los “Scary Movie” y films del estilo que también tratan de burlarse de las películas de género.

Nosotros como espectadores debemos estar agradecidos por ello. Como dije, Stiller no trata de burlarse de un género en particular; su ‘target’ es la industria Hollywoodense. También dije que no tiene piedad, lo que deja de lado el hecho de ser valiente o no. En términos de respuesta del público, podría haber sido valiente; y de alguna manera lo es porque estoy casi seguro de que hizo su mejor esfuerzo para lograr la película más accesible.

Es claro que hay referencias (sí, la mayoría son graciosísimas) que no todo espectador entenderá (personalmente me perdí la esencia de un par) y se refieren al estado actual del Hollywood en el que Stiller vive y conoce de memoria. Pero si no entienden ninguna referencia, hay una trama que es lo suficientemente ocurrente y entretenida para que mantengan sus ojos en la pantalla y bromas que son pura (inocente o asquerosa-pero inteligente-, porque a Stiller no le importa cual es mejor) comedia.

La gente se rió, y las risas más fuertes llegaron en esos momentos de comedia original y bien hecha que es graciosa sin la necesidad de burlarse de nada. Este es un pequeño balance, cortesía de Stiller, que sabe que cualquier superproducción debería ser realizada para que la puedan ver todos. Si les gusta el trato hacia la comedia natural, significa que el film funciona; y significa lo mismo si las referencias empleadas, desarrolladas (a veces incluso detalladas) al menos los hacen sonreír: a mí me gustaron las dos caras.

Es difícil dirigir una película como “Tropic Thunder”, que involucra parodiar algo que no es tan obvio y básico como el mundo de los modelos masculinos. Es aún más difícil tener éxito en cada expectativa generada y lograr cada ambición presentada. Lo que a veces es sencillamente imposible es poner una barra; funcionar como un punto de inflexión en la realización de películas; en este caso con el género de la comedia…Marquen lo que digo: va a pasar mucho tiempo hasta que volvamos a ver algo como “Tropic Thunder”.

---9/10

PD: Feliz día de la Primavera Sospechosos!

Thursday 18 September 2008

Nunca envejece

Dejando un poco de lado al gran Ferrell y todo lo que dio comienzo a la semana, les quiero hablar de otro punto de inflexión. De tres tipos que se juntaron (no sé si intencionalmente) y decidieron darle al mundo la comedia adolescente de la década del noventa. Claro que esto es discutible y el título que entrego podría atribuírsele a muchas otras piezas (no vi "Dazed and Confused"; "Clueless" podría hacer competencia), pero en lo que significa hacer reír, es indiscutible que estos tipos lo intentaron con originalidad y se llevan muchos puntos.

Les hablo de los directores Paul y Chris Weitz (ambos talentosísimos por cierto, directores en conjunto de “About a boy” y después cada uno experimentó con productos diferentes) y el escritor Adam Herz; en el primer proyecto en el que se involucraron en cine (a eso también hay que darle mucho mérito): “American Pie”. Tomando un poco lo que siempre se vio en la comedia adolescente-no olviden nunca que esta semana hablamos de cine Norteamericano-Herz escribió un guión que define bien a sus personajes y que se volvió con el tiempo y debido a sus secuelas, una de esas películas de las que uno habla con códigos, mencionando apodos de los personajes o situaciones particulares de alguna que otra escena; así como con “El señor de los anillos” (que sí la vi, Desirée, pero no comparto el fanatismo y no me llegó tanto).

Igualmente, por el lado del inteligente Herz no se puede decir que luego se lo haya visto inventar otra cosa más que estos personajes de los que hablo. Como les contaba el lunes, esta semana también se trata de saber en qué momento parar con alguna jugada y, por suerte, el guionista se alejó de la escritura de los guiones que le siguieron a la película que hoy les traigo y que culminó victorioso. Después de “American Pie: La boda”, se filmaron películas de la saga que para mí no existen…Por suerte fueron todas directo a video (a diferencia de la injusticia que se sigue cometiendo aquí con Will Ferrell).

La crítica de “American Wedding”, a continuación.

“American Wedding”

Es bueno que hayan hecho la tercera. Por qué? Porque la primera fue buena y original, la secunda casi apestó pero faltaba el golpe final. Entonces, con la falta de algunos actores, los mimos escritores y la misma onda, American Pie volvió. Hay una boda; Michelle (Alyson Hannigan) y Jim (Jason Biggs) se casan, y en una película que se la juega una hora y media con esta simple situación y no aburre, hay buenos y malos puntos para observar.

Primero lo malo; el director de cine medio principiante Jesse Dylan no tiene el ojo para poner material gracioso en la pantalla. Su cámara se mueve de arriba abajo con inseguridad, hecho que afecta al buen equipo trabajando detrás suyo que no podemos apreciar debido a sus decisiones poco convincentes. Qué más? Hay algunos personajes completamente desaprovechados que ni recordaba que existían porque no habían tenido la presencia necesaria en la trilogía. Molly Cheek como la mamá de Jim, que ni resalta ni tiene nombre, por ejemplo.

Es una lástima no verlo de regreso a Chris Klein, porque consideraba a su personaje como uno de los mejores (junto con el de Mena Suvari-que, por cierto, no sé por donde anda estos días-). Con Tara Reid (tampoco sé si alguien sabe por donde anda estos días) fuera de la historia, no era obligatorio traer a Thomas Ian Nicholas (que hace de Kevin) otra vez, porque no hay ninguna razón de existir para su personaje más que ser uno de los amigos de Jim. Oh…Repetitiva música punk que no tiene sentido y que cansa durante todo el paseo…Dale! Ya podrían haberla cortado con eso.

Pongamos las cosas en claro; ésta es la película de Jim y Michelle. No sé si fue simplemente el director, pero además de lo mencionado no encontré nada malo en la película. Entre lo bueno, hay que considerar principalmente que Adam Herz escribió la película completa nuevamente, dándole a sus personajes la esencia que los identifica. No se olvidó nunca del objetivo principal del film (que, por cierto, volvió a conseguir): hacer reír a la gente. Eso sí sabe hacerlo; a veces con sutileza, a veces asquerosamente, Herz pone las palabras en los lugares adecuados. Le dio a algunos personajes la oportunidad de brillar, me reí a carcajadas en más de un par de escenas (las strippers en la casa de Jim), y debo admitir que el film no hubiese existido si no hubiera regresado a encargarse de él.

En su historia, a la que intenta ponerle algo de sentimentalismo (el lazo fuerte de Jim y sus amigos, la relación padre-hijo), las personas involucradas dicen como un “gracias y adiós” (por ponerlo de alguna manera). Jason Biggs demuestra una vez más el talento que tiene para la comedia y que es mejor que sus compañeros, razones que le aseguraron un futuro en el negocio; Alyson Hannigan pudo haber tenido más importancia, pero hizo lo que sabe con su voz y personalidad graciosa. Los padres estuvieron bien, pero nada como Eugene Levy (como el papá de Jim), que sigue robando escenas con sus consejos y recomendaciones para la vida.

Eddie Kaye Thomas (como Paul Finch) está más gordo y culto que nunca, pero todavía genial (la mamá de Stifler!!). En una increíble y sorprendente aparición, Eric Allan Kramer triunfa ampliamente como Bear; January Jones (como Cadente), bueno…Es hermosa y cuando apareció supe que la había visto antes. Fue en esa excelentísima e injustamente cancelada serie llamada “Huff”, y también estuvo en varios films que vi, pero este es el papel importante en el que brilla y demuestra que tiene mucho para dar.

Dicho todo esto, Sean William Scott se roba el show. Su Steve Stifler está más mejorado y estudiado que en sus anteriores entregas, y se le otorga su debida importancia, para que pueda insultar, volverse loco, mostrar que tiene un buen corazón, bailar como un mono y arruinar cada situación en la que toma parte.

Es justo concluir que “American Wedding” es una buena comedia en toda su definición, y que cuando se tiene a un dotado elenco cómico (por eso el detalle, sepan disculpar), todo es posible, y todo va a estar bien. Hay miles de ejemplos que lo demuestran.

---7/10

PD: Ganó Caetano…Gran director. Ah, y hablando de Cine Argentino, comentario corto: Que vergüenza la entrega de los Cóndor…me equivoco? Peretti diciendo que le gustaba el tono ‘descontracturado’ de la ceremonia; los conductores faltándole el respeto a los presentadores e incapaces de explicar que es un guión; los excesivos homenajes; ni hablar de las nominaciones y los ganadores…Alguien vio esto? Alguien está de acuerdo?

Monday 15 September 2008

Un poco de comedia

Sé que es difícil reducir la función de una película al número de uno, pero esta semana podemos hacer una excepción. Resulta que se está dando hace unos años, en Estados Unidos, un tipo de comedia tiene el simple y noble objetivo de hacernos reír. Cuidado que cuando digo que la función es una sola, no me refiero a que no incluya varias cosas más.

Con el estreno reciente de la genial “Una guerra de película”, me puse a pensar un poco en esto: en Ben Stiller, que aunque no es mi actor favorito, hace algo que generalmente me gusta; en Adam Sandler, que acá hemos dejado claro que lo adoramos y es un genio (lo pueden buscar en “Lo que hay aquí”); en Vince Vaughn, que acá también somos fans (está en “Lo que hay aquí” también, sí); en Steve Carell y Judd Apatow-Seth Rogen también tiene presencia por ahí-como un comediante y un director que están dando vuelta las cosas para bien.

Pero a la hora de elegir el punto del cambio, se me vino a la mente otra dupla: Adam McKay y el inigualable Will Ferrell (muy elogiado siempre también en este blog), cuya “Anchorman” (aquí mi crítica) es a mi entender un antes y un después que puede que el comediante haya explotado demasiado. Ese es un poco el punto (y no) de esta semana: hasta donde se puede-o en otra visión, hasta donde es bueno-llegar con esta etapa de frescura e inteligencia de la comedia norteamericana.

No sé si todos vieron las últimas producciones de Ferrell (ya que muchas fueron directo a DVD), como “Blades of Glory” y “Semi-pro”, pero honestamente no todas valen la pena, a no ser que sean verdaderos fanáticos del comediante. Si bien es cierto que Ferrell se metió con todo y salió bastante victorioso, hubo un punto donde creo que llegó al tope, junto a quien comenzó originalmente toda la idea de la sátira con él; Adam McKay. Este punto máximo es la buena y muy divertida “Talladega Nights: The Ballad of Ricky Bobby”.

La crítica de “Talladega Nights”, a continuación.

“Talladega Nights”

Tenía muchas expectativas con este film; el regreso del dúo Adam McKay/Will Ferrell luego de la hilarante y exitosa “Anchorman”. Como Ron Burgundy, Ricky Bobby es un corredor de NASCAR, un personaje único, uno de esos que soló Ferrell y nadie más que Ferrell puede traer a la vida. Es casi como si no importara qué hace el personaje en el film, mientras entretenga a una audiencia que espera mucho.

Como dije, yo esperaba mucho. Esperaba entretenimiento, risas y descubrir que rango de personajes nuevos podía poner en la mesa McKay. Junto con el imparable Ricky Bobby encontramos a su mejor amigo y compañero de equipo Carl Naughton Jr. (el subestimado John C. Reilly), su mujer caza-fortunas (la hermosa Leslie Viv.), una actuación de Gary Cole como el padre de Ricky que roba escenas con magia cómica, y Sascha Baron Cohen como un corredor francés llamado Jean Girard que instantáneamente se convierte en el archirival de Ricky Bobby.

Todo lo que han leído recién, desde los nombres pasando por la historia (Ricky Bobby en la cima de NASCAR y Girard que llega para quitarle la gloria, con accidentes y peleas de amigos en el medio) hasta cualquier cosa que quieran destacar, se pasa de la raya de lo ridículo, tal como en “Anchorman”. Me alegra que tanto Ferrell como McKay (que escribieron el guión juntos) pudieran honrar este tipo de tradición humorosa, donde la risa es la única risa y también la única medicina posible.

No hay caso alguno en juzgar un film como “Talladega Nights” por sus actuaciones, por más inteligentes y precisas que sean; o por lo bien filmadas que están las secuencias de las carreras, mientras que los autos intentan llegar al puesto número 1; o por lo convencional o no de la trama. Este film es una declaración que reafirma lo que podíamos percibir con perfección en el esfuerzo previo de McKay: hacer cine es divertido.

Debería decir fin de la historia? Quizá, y no quiero sonar simplista, pero es obvio que hay algo que se está haciendo aquí y que si lo quieren sentir como espectadores van a encontrar una buena película. Entonces, cuando vean “Talladega Nights” (si es que deciden verla), tomen en cuenta el concepto entero y no cada parte. Incluso cuando hay algunas escenas y bromas que funcionan más que otras (cosa que también ocurrió en “Anchorman”), esta es la típica pieza en la que el todo triunfa por sobre la separación.

Para mí, funcionó; aunque “Anchorman” funcionó mejor. Este es el tipo de sátira/parodia, como “Zoolander” y “Dodgeball” que, buena o mala, se queda con uno.

---7/10

PD: Bienvenido de vuelta al Rama, lector muy antiguo del blog que comentó en una entrada reciente!

Friday 12 September 2008

Llamando a Argentina

Brevemente, vuelvo a agradecer a todos por la respuesta a la última entrada. Nos vamos conociendo, vamos opinando, vamos descubriendo y discutiendo. Eso está muy bueno. Apalabrada, del blog “Apalabrada” (:P) puso un link en su espacio que lleva a la crítica de “Un novio para mi mujer”, mientras comentaba sobre un tema que es bien interesante y que también la película desarrolla. Una vez más, personalmente, a ella: muchas gracias.

Ahora les quiero contar una pequeña anécdota. El martes, alquilando películas con el Matsan como siempre (y hablando con el staff del local, con los que nos llevamos muy bien), noto que una figura que entra al videoclub se me hace conocida. Incapaz de desaprovechar la oportunidad de intercambiar dos palabras con cualquier persona por la que sienta admiración, le pido a Lu-que trabaja ahí-que se cerciore, disimuladamente, de que la persona es quien creo que es.

Lu da unas vueltas, yo la sigo, y me dice que sí; que sí es Martina Gusmán. Un poco emocionado (sabré sólo yo por qué, o cualquiera que se sienta identificado), demasiado quizá, de verla en el Blockbuster que queda cerca de casa, me acerco. Le digo: “Martina, no me darías un autógrafo?”. Me miró con una cara que todavía no puedo definir en palabras; con una cara parecida a la que me puso Carlos Portaluppi cuando me lo encontré en el BAFICI y le dije que había visto la gran “Whisky Romeo Zulu”…Una cara que silenciosamente preguntaba: “¿Sabés quién soy? ¿Me conocés?”.

Esto y todo, me dio su autógrafo con una gran sonrisa en la cara, y luego de que le confesara mi admiración por “Leonera” y por su trabajo en el film (nada muy extenso, tampoco para ser pesado) me animé a preguntar que andaba por haciendo por allí. Resulta que la invitaron a ser parte del jurado del próximo Festival de San Sebastián, y entonces Martina buscaba algunos films relacionados con los restos de los miembros del jurado. Punto y aparte.

“Leonera” no es sólo la mejor película argentina que he visto en lo que va del año, sino una de las mejores piezas que he visto en todo el año en general. ¿Qué tiene de genial? Bueno, es lo que trataré de explicar. Si no la vieron, no sé que están esperando.

La crítica de "Leonera" (dedicada a María Vicens, que si algún día entro a este blog, todavía no me enteré), a continuación.

“Leonera”

Por dónde empezar con “Leonera”, un relato de amor, fuerza y crecimiento inexplicables? Bueno, podría decir que hacer una película tan poderosa como esta, requiere no sólo amor por el cine, sino también fuerza y crecimiento adquirido con los años. Pablo Trapero está enamorado de su trabajo; vive con su trabajo del mismo modo que sus personajes viven con sus historias: peleando.

Así como Zapa luchaba por un lugar en la fuerza policial y la tenía complicada en “El Bonaerense”, Julia Zárate tiene que luchar por su respeto cuando llega a su celda en una prisión (luego en el pabellón femenino), y luego por su hijo, Tomás. El factor del ‘amor’ puede no constituir la mejor manera de expresar el poder de “Leonera”, pero sin duda es una buena forma porque es una característica que está presente durante todo el paseo y que quizá no tomen tanto en cuenta a simple vista.

Trapero también está muy enamorado de su mujer, Martina Gusmán. Gusmán interpreta el papel principal de Julia y lo hace con tremenda experticia y madurez, pareciendo más joven de lo que realmente es; siendo fuerte cuando debe y apareciendo completamente indefensa cuando las circunstancias lo requieren. Sí, Gusmán es la fuerza principal de “Leonera”, pero es justo decir que no sería lo mismo si la cámara no la amase como la ama.

Aquí, como dentro de la ‘casa rodante’ en “Familia Rodante” (y también como en “El Bonaerense”, aunque no con el mismo impacto), la colaboración del director con el cinematógrafo Guillermo Nieto es crucial. El enfoque de la cámara en Julia es constante, con acercamientos que a veces hasta resultan repulsivos, cuando la vemos en su peor estado mientras vive las más duras experiencias. Podría contarles estas experiencias una por una, pero no tendría sentido.

Cuando escribí acerca de “Familia Rodante” (aquí la crítica), puse: “Trapero dirige tan cerca de la realidad, que podríamos estar viendo un documental”. Esto es un cumplido, porque para conmover al espectador, siempre creí y sigo creyendo que no hay nada más efectivo que la realidad (junto con la capacidad de generar ‘credibilidad’, y todo eso que dijimos hace un tiempo). Si Julia pasa por todas estas cosas es porque debe haber hecho algo, porque la realidad involucra a la gente, y al final siempre va a ser acerca de la gente.

Más que nunca, el ojo de Trapero para la realidad hace la diferencia, marca una diferencia en lo que está sucediendo con la industria de cine Argentina hoy en día. El guión de “Leonera”, que el director escribió con sus colaboradores, es filoso y cruel; con un vocabulario fuerte que resuena en las paredes del pabellón de su prisión, otro personaje principal como, en la mejor tradición de Frank Darabont, el pabellón en “The Green Mile” y toda la prisión en la maravillosa “The Shawshank Redemption”.

En el objetivo de representar la realidad como ningún otro realizador nacional actual, Trapero observa la prisión durante el film, presentando tomas de las instalaciones desde diferentes ángulos y momentos; durante la noche, durante el día, mientras llueve. De este modo, nos podemos identificar con la situación de Julia, sin llegar nunca a defender su posición, algo que Trapero nunca nos exige. Hay una secuencia en la que el bebé de Julia comienza a llorar y la cámara recorre las ventanas de cada celda, donde cada bebé de la prisión se larga a llorar. El llanto se vuelve tan fuerte que queremos taparnos los oídos.

Hay ‘villanos’ y mejores amigos en “Leonera”, porque tiene que haberlos. Tiene que haber alguien que quiera alejar a Julia de su hijo y alguien que la ayude con sus problemas dentro de la prisión; es la tradición del contenido de cada historia de vida. Siempre hay amigos y enemigos y, en la relación de Julia con estos personajes-si tratan de verlo de ese modo-lo que predomina es, volviendo al principio, el amor.

Aunque suene como un cliché, y sabiendo que hay muchas otras razones (traté de desarrollar algunas) para explicar la cualidad mágica del último film de Trapero, no podemos negar que no hay nada como el amor de madre. Trapero lo sabe y nos hace sentirlo, rodeándonos de gente real.

Como dije al principio de la semana…Llámenlo como quieran: Nuevo Cine, Viejo Cine; está claro que es Cine Argentino. Que es nuestro y que hay películas como “Leonera” que se están haciendo acá y que nadie debería perderse, más allá de cualquier prejuicio que puedan tener.

---9/10

PD: Los dejo con esto por el finde...derrochen opiniones, y Saludos Sospechosos!

Wednesday 10 September 2008

El balance

El balance es simple y llanamente el balance. Es eso que cada artista intenta lograr con su arte durante su carrera. Bueno, algunos descubren que ni quieren intentarlo (sería quizá el caso de David Lynch en el cine) y otros no lo logran jamás, vendiéndose por completo (sería el caso, en mi opinión, de Juanes en la música). Puede que el resto lo tenga como único objetivo a conseguir.

¿Balance? ¿Qué balance? La bendición de ver o escuchar un producto que no sea solamente digerible para cualquier tipo de público sino que también se puedan encontrar rasgos de una calidad mayor. El otro día leía viejos posteos del blog de Mangosta (recientemente agregado a nuestros links), y en uno decía que Alejandro Sanz para él era un gran compositor y que Natalia Oreiro era la mejor (o una de las, no recuerdo con exactitud) comediante argentina.

Estoy de acuerdo con ambas declaraciones, pero el caso de Sanz representa lo que es el ‘balance’ en el mundo musical; el hombre hace temas que consume el público masivo, pero cualquiera que se ponga a analizarlos musicalmente, encontrará inesperadas maravillas. En esta semana de Cine Argentino, quiero rescatar el caso representativo de Daniel Burman; gran realizador y esperanza primordial de esto que se busca que es cine para todos y para pocos a la vez. Creo que me expliqué bien.

La crítica de “Derecho de familia”, a continuación.

“Derecho de familia”

En muchas formas, “Derecho de familia” puede considerarse como el punto más alto de la filmografía de Daniel Burman; es muy diferente a sus esfuerzos previos. Temáticamente, deja de lado los marcados sentimientos judíos y referencias de “El abrazo partido” y “Esperando al Mesías”, que construían la mayor parte del humor desde la religión; visualmente, muestra el comienzo de una fase más experimental que culminaría este año con “El nido vacío”.

Que el film no se desenvuelva alrededor del Judaísmo-aún cuando su personaje principal es judío-, es una ventaja para ver a Burman explorando relaciones que están más libres de estereotipos. La película comienza con una narración en off de Ariel (sí, otra vez) Perelman, un abogado. Es una de esas narraciones que continúan apareciendo a lo largo del film y nunca parecen estorbar; un elemento perfectamente dispuesto que aunque estuviera presente todo el tiempo no molestaría.

Ariel, interpretado por Daniel Hendler (sí, otra vez), nos cuenta acerca de su padre, Perelman Padre (un genial Arturo Goetz), también un abogado; y su-cuando la conocemos-futura esposa Sandra (una brillante Julieta Díaz). Nuevamente aquí, como es costumbre con Burman, no hay historia más definida que una relación de padre e hijo; vemos la vida como es. A medida que nos familiarizamos con esta familia (valga la redundancia) y su rutina diaria, empezamos a sentir la presencia de Burman de manera diferente. Hay puertas que se abren y conducen a un lugar diferente del esperado, como si los personajes no quisieran ver el verdadero lugar; conexión entre escenas y repeticiones de algunas tomas. El cinematógrafo Ramiro Civita (de “Whisky Romeo Zulu”) se lo toma tan en serio que sentimos un cambio.

Es muy extraño que Civita no haya trabajado nuevamente con el director en “El nido vacío”, que realmente parece presentar una continuación del estilo visual de este film. Pero qué ocurre con el humor en “Derecho de Familia”? No olvidemos que Burman también es un escritor dotado y-lo repito con orgullo-se las arregla muy bien para mantenerse lejos de los escenarios y tradiciones religiosas que nos hicieron reír inesperadamente en trabajos previos. Aquí, nos reímos por la mera personalidad de los personajes, por lo que dicen en una exquisitamente filmada conversación de almuerzo y porque hay un nene llamado Gastón (interpretado por el hijo de Burman) que se gana el corazón de todos.

La paleta de personajes que Burman presenta aquí es más rica que nunca y es muy lindo escuchar a Ariel contarnos como se ganó el corazón de Sandra, porque nunca podríamos imaginarlos juntos. De hecho, nunca podríamos imaginar a Ariel con nadie, como dos de sus alumnas le dicen más directa que indirectamente al verlo en un bar con su hijo.

Cualquiera que diga que Daniel Hendler siempre hace lo mismo es muy injusto. Sí, tiene una preferencia por papeles introvertidos, pero su Ariel acá no tiene nada que ver con su Ariel de “El abrazo partido”, ni con su Ezequiel de “El fondo del mar” si vamos al caso. Sin embargo, es cierto que Hendler tiene dificultades en lo que a la química con coprotagonistas femeninas respecta. Es por esto que la actuación de Julieta Díaz triunfa por cuenta propia, y lo mismo ocurre con Hendler; porque son actores fantásticos.

También hay drama en “Derecho de Familia”, como podríamos esperar de Burman, pero esta vez representa la parte más floja del todo. Verán, una de las grandes cualidades de Burman como director es que trabaja mucho para lograr el balance entre lo que definitivamente va a gustarle a todo el mundo y algunos riesgos. El precio a pagar es que algunas cosas se vuelven predecibles.

Pero es un balance que es favorable, y para nuestra suerte, nada nunca deja de ser creíble.

---8/10

PD: A ver que tal la encuesta...Saludos Sospechosos

Monday 8 September 2008

Motivos sí hay

Creo que todos sabemos cuál es la situación del cine argentino, en la Argentina. Cambiando un poco minúsculas por mayúsculas, y sin dar más detalles que los necesarios sobre un tema que nos incumbe a todos los que apoyamos el cine nacional (que, como hemos visto en otra ocasión, no somos muchos y los que no son no han tenido la posibilidad de conocerlo bien), esta semana no vamos a hablar ni de un ‘nuevo’ o ‘viejo’ cine hecho en nuestro país; simplemente diremos Cine Argentino.

Hace falta caracterizar este término? Me parece una pérdida de tiempo. Hay un cine que se hace acá, y que es bueno y que cuenta con varios referentes en el exterior cuyos nombres no suenan familiares para mucha gente que ve cine. Es una lástima, sí, pero lamentarse no trae nada bueno. Lo bueno que yo puedo traerles, como mínimo aporte, son algunos motivos para seguir confiando en la producción cinematográfica argentina (la buena, en lo posible) si ya confiaban, y para sumarse si no eran parte del montón.

Si se preguntan de qué motivos hablo, pues les respondo que les estoy hablando de películas. Quizá, aunque lejos de perfecta, dirigida un poco ‘por encargo’, realizada con suma prolijidad (hecho que puede molestar a algunos), pero noble y-más importante todavía-digna de ser estrenada en las salas y, con suerte, merecedora de espectadores, “Motivos para enamorarse” califica como uno de esos motivos; en una semana que irá de abajo para arriba (para que lo sepan).

La crítica de “Motivos para no enamorarse” (dedicada a Ro, por la fiel compañía de siempre; y a Fede, que banca el Cine Argentino tanto como yo y que compartió la experiencia con nosotros), a continuación.

“Motivos para no enamorarse”

De Mariano Mucci, “Motivos para no enamorarse” no tiene nada que no hayamos visto antes, pero eso es algo que personalmente trato de no pedirle a las comedias románticas. El guión, de María Laura Gargarella sigue la vida amorosa de Clara (Celeste Cid, en su primer protagónico en cine), quien nos cuenta de sí misma; que le gusta cocinar y tomar café con leche en taza grande. Gargarella usa una simpática narración al comienzo del film, en una escena que podría ser la mejor de toda la pieza, pero después no volvemos a escuchar la voz en off de Clara hasta los momentos finales. Creo que lo que dice el personaje es demasiado complejo y reflexivo como para usarlo sólo dos veces; no tiene sentido y pierde credibilidad.

La buena noticia es que la escritora realmente trabaja los personajes. Clara, cuyo nombre real no es Clara, eventualmente conocerá a un hombre mucho más grande que ella, Teo (Jorge Marrale), cuyo nombre real tampoco es Teo, y terminarán viviendo juntos. Quiero ahorrarme detalles porque hay algunos momentos en la película que son verdaderamente mágicos, como una escena en medio de la noche en la que comparten una conversación por primera vez u otra en la que también es de noche y pasa un tren.

Es mérito puro de Gargarella que “Motivos para no enamorarse” le presente al espectador la totalidad de sus personajes principales; realmente llegamos a conocer a Clara y a Teo sin saber sus nombre. Tristemente, y no puedo callarme esto, cada momento mágico que comparten no tiene naturalidad. Las situaciones que inevitablemente los ponen en el mismo lugar, cara a cara, juntos, parecen muy forzadas y calculadas, y si no fuera por la experiencia de alguien como Marrale-en uno de los mejores trabajos masculinos que vi de Cine Argentino en el año, después de Oscar Martínez en “El nido vacío”-y la gracia de Celeste Cid, las cosas no hubieran funcionado de la misma manera.

Mucci dirige a la pareja protagónica con mucha calidez; la cámara tiene un modo de mostrar sus caras que hace difícil que no nos sintamos cercanos a ellos. Sí, tienen una química innegable-mejor que la que Adrián Suar compartía con Valeria Bertuccelli recientemente-y nos reímos con ellos y queremos que funcione lo que tienen. En “Un novio para mi mujer” (aquí mi crítica), Bertuccelli se robaba el show; Celeste Cid hace lo mismo aquí.

Como se suele decir, hay papeles que algunos actores nacen para interpretar; papeles que se acercan mucho a cómo los imaginamos en la realidad. Estos papeles, si bien convenientes para los actors, son los más difíciles de interpretar, porque un paso en falso y las actuaciones se convierten en una imitación banal de la vida. A Cid se la ve tan relajada y captura nuestra atención con tanta naturalidad que al instante nos enamoras de ella, y de su personaje que es tan peculiar y tiene amigos pero, si miran atentamente, parece estar aislada del mundo. Clara es el tipo de mujer que se enamoraría de un hombre mayor y lograría que éste se enamorara de ella, incluso diciéndole “no soy perfecta”.

Nadie es perfecto, y en medio de las frases (y escenas) cursis y predecibles del film, nos damos cuenta que la película entiende eso. Mucci comete un error y después del momento crucial de la película, lo lleva demasiado lejos. Trata de enfatizar un enfoque dramático que ya estaba ahí y la película pierde su ritmo drásticamente. Lo que no era natural se vuelve menos natural (no las actuaciones, las actuaciones están absueltas de cualquier acusación) y lo que era forzado parece más forzado.

Como dije, el film tiene momentos bellos, y hay cosas que me gustaron además de las actuaciones: como cada color de las ropas que Cid usa combina a la perfección con el fondo la mayor parte del tiempo; algunas tomas que involucran una tortuga; la precisa banda de sonido (original y no; alguien es fan de Calamaro) y lo que me gustó del guión.

Mucci debería intentarlo otra vez con el género, quizá volver a contratar a Celeste Cid y darle un papel diferente, concentrarse en poner todo en orden así no parece que todo fue hecho a las apuradas…Parece tener mucho para mostrarnos.

---6/10

Friday 5 September 2008

La última de las otras

Creo que el título lo explica (la contraposición de lo que vimos como “crowdpleasers” y lo contrario, sino vuelvan atrás un par de semanas que nunca hace mal :P), y no sé si decir mucho de esta película más que hablar de lo muy buena que es, de lo poco que busca comprar al espectador y de lo mucho que lo conmueve increíblemente y con una historia que no es instantáneamente conmovedora en su situación. “4 meses, 3 semanas y 2 días” debería haber estado en el blog como “Rareza de la semana”, pero creo que poniéndola aquí va a generar más entusiasmo, sobretodo porque es uno de esos films que uno suele pasar de largo o ni sabe que están ahí si no mira lo que hay en todas las salas. Sí, aunque haya ganado la palma de oro en Cannes.

La crítica de “4 meses, 3 semanas y 2 días”, a continuación.

“4 meses, 3 semanas y 2 días”

Como diría el Matsan (y se ha comprobado un poco en la encuesta de esta semana), este film tiene un título comercial; lo escuchás y te dan ganas de ir a verlo. Bueno, si ese efecto funciona, no duden en ver “4 meses, 3 semanas y 2 días”, un muy buen film acerca de un tema muy pesado durante un tiempo muy fuerte. Sin embargo, creo que la película sería igualmente efectiva si situara la historia en el presente; con algunos cambios, claro.

Todo es muy secreto en una residencia de chicas cuando conocemos a Gabita (Laura Vasiliu). Hay algo importante que tiene que hacer y no está segura de estar preparada. Su amiga Otilia (Anamaria Marinca) la calma, nunca de modo cursi o demasiado sensible; sólo le dice las cosas como son, como lo haría cualquier buen amigo.

Al mismo tiempo, cuando la cámara comienza a seguir a Otilia (cosa que pasa la mayor parte del tiempo y es la principal representación del estilo técnico de la película), todo de repente parece ser menos secreto. Ella camina por la residencia, pidiendo y prestando cosas; todas las chicas se sienten cómodas en su compañía y un hombre que trabaja en una especie de quiosco hasta intenta seducirla.

Somos forzados a interesarnos más por Otilia que por el aparente problema de Gabita, porque la cámara la acompaña a todos lados, encontrando un nuevo modo de tratar los alrededores cada vez que camina por la calle. A veces está muy oscuro, y vemos lo mismo que Otilia ve; casi nada, mientras sube unas escaleras. Otras veces contemplamos a Otilia desde lejos; y en el momento más doloroso para ella, la cámara elige quedarse con Gabita.

Otilia irá a visitar a su novio, irá a dos hoteles y tratará de conseguir un cuarto, se quedará con Gabita durante la difícil, secreta situación y hasta tendrá tiempo para ir a la casa de su novio a celebrar el cumpleaños de su madre. Allí, como ocurriría en alguna película de Cassavetes, la cámara sólo se interesa por la expresión de Otilia y se queda fija, centrada en su cara, mientras ella está completamente callada y todos los presentes no paran de hablar. Es entendible; ha estado viviendo esta situación secreta.

Y qué situación es ésta? Un aborto, el tema pesado que mencioné. El tiempo difícil es 1980, porque el aborto era ilegar en Rumania en ese entonces. El escritor y director Cristian Mungiu construye, con precisión, lo que podríamos definir como ‘un trozo de vida’. Por dos días, somos parte de la vida de estas chicas, sin censura, y creo que la película sería igualmente efectiva si se situara en el presente porque no es el aborto en sí lo que es importante, sino como afecta a las dos amigas. Sin embargo, situarla en el presente le hubiera impedido a Mungiu la presencia de un personaje fundamental del que no les contaré y que aumenta la tensión. En una película prácticamente sin música y con la realidad presentada como es, es imposible experimentar más tensión, uno de los grandes logros de Mingiu aquí.

Hay mucho que me gustaría contarles de “4 meses, 3 semanas y 2 días”, para convencerlos de verla; pero sólo les daré algunas recomendaciones. Presten atención a la cámara, a lo que decide mostrar y a lo que evita en este mundo ‘sin censura’; presten atención a la perfecta actuación de Anamaria Marinca, una muestra de enorme valor, amor e incertidumbre que lucha con la convicción acerca de algo que podría o no ser lo correcto y podría o no ocurrirle también.

Y presten atención a las miradas de su personaje, porque antes que termine la película los va a mirar directamente a ustedes.

---8/10

Wednesday 3 September 2008

El último “crowdpleaser”

Como no hace mucho comenté, es posible que tenga una suerte de debilidad por eso a lo que llamamos “crowdpleasers”. Si hay algo que trato de hacer con este blog (como resaltó Alan en una crítica que le hizo, no hace mucho), es referirme a las películas de una manera parcialmente entendible, tratando de generar una conexión con los que lean este espacio; quizá por como me siento acerca del cine y/o quizá tal vez por mi falta de experiencia y conocimiento.

En fin, todo esto viene al caso de los “crowdpleasers”, de los que espero que no se hayan hartado y que después de esto no veremos por un rato. Yo necesito que una película que busca ‘comprarme’, por así decirlo, me compre bien. “Me la tengo que creer”, como diría algún jurado de alguna competencia de canto. Ya les había hablado de la credibilidad, pero quería mencionarlo una vez más brevemente.

No se dejen engañar por el título de este post: la película de hoy (si bien la última que veremos por aquí) no es la última en su especie, pero si es la última de un género o sub-género (no me quiero meter con ese tema otra vez, pero no me queda otra) que quedó marcado en las últimas décadas con su primera parte. Hablo de “Rocky”; un antes y un después en lo que se conoce como “underdog movies”; aquellos films en los que una persona supera varias adversidades para llegar a un victorioso final. Estoy generalizando, pero el término mencionado se ha visto más que nada en películas de deportes y tiene mucho de complacedor de multitudes.

Allá por el ’76, John G. Advilsen (que luego dirigiría algo parecido, también genial y más adolescente como esa obra maestra llamada “Karate Kid”) dirigía aquel guión que tanto le costó que le financiaran a un actor que entregaría una tremenda actuación y luego sería completamente vapuleado por la industria…Pero esa es otra historia.

La historia de Rocky Balboa culmina con “Rocky Balboa”, un crowdpleaser hecho y derecho (como hubiera dicho Facundo de “Antes de partir”-aquí la crítica-); que conmueve y conmueve bien (a diferencia de otras, no sé si leíste Joi :P). Y sí, a mí con eso me alcanza y me sobra.

La crítica de “Rocky Balboa”, a continuación.

“Rocky Balboa”

Después del mencionado vapuleo de la industria, yo nunca dejé de ver los films de Stallone; soy un gran fanático. No quiero hacer una relación entre “Rocky” y la vida de Stallone, pero la vuelta de Rocky en el film, es también un gran regreso para el actor, y uno del cual emerge triunfante.

Nunca olvidaré una frase dicha por un personaje en “Driven”, un film escrito por Stallone. “No se trata de cuántas veces te caés, sino de cuan rápido te levantás”. Ese es el ley motive de Rocky, y Stallone reformula un poco las palabras para este nuevo guión. Todo en “Rocky Balboa” es nuevo y viejo a la vez; es, a fin de cuentas, la vida de Rocky con los retazos del pasado.

De hecho, Rocky parece haberse quedado estancado en el pasado. De este modo vemos los usuales flashbacks, muy correctamente dispuestos por Stallone en su rol de director. Se conoce la historia de memoria, lo suficientemente bien como para reinventarla mil veces. Quién mejor que el mismo Stallone para dirigir esta última película y poner las memorias necesarias en el momento justo? Cómo Rocky vive con estos recuerdos y trata de lidiar con ellos se vuelve el atractivo principal de su pieza.

Con una filmación clásica, digna de la original, Sly nos lleva por la historia una vez más; desarrollando sub-tramas dentro de la trama principal: la relación entre Rocky y su hijo (interpretado con convicción por Milo Ventimiglia), la relación con un viejo y ahora casi destruido Paulie (Burt Young, por supuesto), la vida y los ‘asuntos’ de su nuevo rival Mason Dixon (Antonio Tarver) y también un poco de amor para el corazón de Rocky.

Es verdad que todo es un poco egocéntrico, con prácticamente cada persona felicitando a Rocky todo el tiempo al comienzo del film, pidiéndole autógrafos y relatos de viejas historias y peleas, pero Stallone encuentra un balance y hace un buen uso del elemento del ego. Aunque lo conoce, seguramente no fue tarea fácil traer al personaje de vuelta en una nueva luz; y no hablo de la historia, sino de la actuación. Stallone hace a este envejecido Rocky tierno y manso (por así decirlo); incapaz de olvidar pero con compasión, en una medida y ganadora actuación…Un redescubrimiento y evidencia suficiente para cualquiera que piense que no se mereció su única nominación al Oscar.

Sin embargo, el redescubrimiento más asombroso viene del lado de la partitura de Bill Conti. El histórico compositor tomó las melodías clásicas e hizo un incontable número de arreglos. Ni una vez, el clásico “Gonna Fly Now”, ya sea cantado o tocada, parece ser el mismo durante “Rocky Balboa”; Conti tiene piano, cuerdas y hasta una guitarra eléctrica en la icónica escena de la ‘subida de las escaleras’, en la que Rocky llega arriba del todo y levanta su mano para que la cámara capture fijamente el momento…Ese es un buen cliché; un cliché de Rocky.

El guión de Stallone para “Rocky Balboa” está sorprendentemente alejado de los clichés, pero es muy cursi. Es demasiado cursi para su propio bien porque lidia con los temas importantes de manera seria, pero el factor cursi se vuelve en su contra. No está tan mal igualmente; hay varios momentos verdaderamente emotivos y, mientras nos lleva hacia la pelea final, sentimos que el guión es corto y que Stallone tenía mucho más que decir. Este sentimiento se acentúa cerca del final, donde todo se mueve medio rápido.

Dejando el guión de lado, lo que es un cliché es la historia de Rocky en general; la conocemos. Stallone juega con este elemento en las últimas escenas, sabiendo que el espectador espera determinado desenlace, llegando a conclusiones que son tan deliberadamente obvias que merecen el aplauso; y finalmente hacen el film más honesto. La pelea es presentada como una presentación original de HBO TV. Es una buena decisión por parte de Stallone, que acentúa los momentos cruciales de la pelea con estilizadas tomas en blanco y negro, cambiando instantáneamente a color y luego volviendo por un tiempo.

Porque eso es lo que Rocky es en definitiva: una pelea, que Stallone gana sin discusiones. “Rocky Balboa” tiene elementos de todas las otras cinco instalaciones. Sería lindo que cualquiera se sentara un día y viera la antología completa…Este film es un final perfecto para la misma y, como diría el mismo Rocky: “Lo apreciaría”.

---7/10