Sunday 26 July 2009

El suspenso...Una Rareza de la semana

Acá estamos de vuelta. Me tomé una semanita de vacaciones, en la que no hice absolutamente nada. Si sirve de algo, la necesitaba de veras; y no fue en vano porque prometo muy pronto dos lindas entregas de “Cine Vacacional”, compuestas por mini-críticas, lo más detalladas posibles (como siempre). Antes de ello, sin embargo, quería entregarles lo último para estos finales días vacacionales –aquellos que todavía están disfrutando-.

Me pareció justo regalarles una crítica de lo que venimos viendo en los últimos posteos y que tiene que ver, en un nivel general, con films que no son del todo respetados, que llegan a la gran pantalla por suerte (y muy tarde) o directamente ni lo hacen. “Forgetting Sarah Marshall” se estrenó en cine en USA pero no aquí, caso inverso de lo ocurrido con “My mom’s new boyfriend”. Con “Joshua” fue algo intermedio. Film de suspenso que circuló mucho por festivales no llegó a experimentar una estadía cómoda en la salas de cine. Eso no quita que sea un gran film, y uno de los mejores que vi en el año.

La crítica de “Joshua”, a continuación.

“Joshua”

Que sorpresa placentera. Hay películas que conocen exactamente el ‘cómo’, el ‘cuándo’, el ‘quién’ y particularmente ‘a quién’. Hay una manera de hacer buenas películas, una manera que todo realizador debería considerar, y esa es la de no dejar al espectador afuera de la historia. Lo crean o no, cuando el espectador se involucra (para bien o para mal), todo es mejor. Podemos querer dejar de ver el film o quitar nuestros ojos de la pantalla, o gritar, o lo que sea, pero lo importante es que algo está funcionando.

El director George Ratliff sin duda conoce esta manera, y en “Joshua”, su primer largo de ficción, la explota: hay momentos, créanme, en los que nos convertimos en los personajes. No hay grandes trucos de sonido, no más partitura original que notas fuertes de piano en los momentos justos (cortesía de Nico Muhly) y algunos ruidos raros. Sin embargo, el impacto viene de la cara de Jacob Kogan y su interpretación; siempre un elemento importante si se quiere hacer creer al espectador que un niño de 9 años puede ser realmente cruel.

Kogan interpreta a Joshua, por supuesto, y su rol implica mucho más que una cara que asuste, una cara que ni siquiera tiene porque es, aunque especial, un chico normal. El guión del director y David Gilbert nunca esconde este hecho y se aferra a ello para hacer más acentuado el sufrimiento de una familia que se está destruyendo, que no puede resistir más y que, sospechamos, podría ser todo porque Joshua intencionalmente quiere dañarlos. Pero no queremos creerlo, nadie querría creer una cosa así, mucho menos en un film en el que no hay profecías del infierno o implicaciones religiosas para explicar el comportamiento del chico. De hecho, Joshua ni siquiera ha sido bautizado porque sus padres tienen religiones diferentes.

Brad (Sam Rockwell), un hombre trabajador que quiere lo mejor para su familia, y Abby (Vera Farmiga), una mujer que sufre mucho en su casa pero no aceptará que una niñera cuide a sus hijos, acaban de tener una bebé: Lily. Para saber lo bien que Ratliff maneja el suspenso, el tiempo en la película transcurre anunciado por los días de vida de la pequeña (y esa fuerte nota de piano). La pantalla se pone en negro y leemos los números; a veces sólo han pasado algunos días, otras veces semanas.

El timing del director nunca falla y la película llega a su final lenta pero intensamente. Los elementos de la casa que una vez fueron tan brillantes, comienzan a volverse oscuros: los llantos de Abby son más fuertes, las horas de trabajo de Brad se vuelven más duras, el entorno social parece sofocante para una familia que elige construir su vida en casa, con la excepción de paseos por el parque con el perro y visitas ocasionales a museos. Y no les estoy contando todo.

Hay dos personajes clave, interpretados brillantemente por Dallas Roberts y Celia Weston, cuya importancia (inteligentemente) no se nota del todo. Pero otra vez, esto es porque no podemos notarlo. Ratliff maneja el ‘cómo’ y el ‘cuando’ tan perfectamente porque sabe como manejar el ‘quién’. Vemos a Brad peleando por su familia, diciendo constantemente “Está bien, está todo bien”, y el trabajo de Sam Rockwell es fantástico porque compone a un tipo tan amable que gradualmente se convierte en, bueno, Sam Rockwell (o el Sam Rockwell que tanto hemos visto en pantalla); adoptando una actitud muy realista y humana hacia los problemas que ocurren en su hogar. Luego el foco cambia, y todo es acerca de Abby (la desintegración de Vera Farmiga en ese aspecto también es admirable), o es todo acerca de Joshua; y ese foco determina todo lo demás. De este modo, el suspenso funciona, y el ‘a quién’ también cambia, con la constante y nunca olvidada provocación hacia el espectador.

Respuestas? Ayudas, quizá, pero nada concreto. Y como espectador, una película que me desafía sin ayudarme y también desafía los géneros establecidos, con el bonus de hacerme sentir algo, es más de lo que puedo pedir.

---9/10

PD: Díganme ahora...Ese poster no les da ni un poquito de Miedo??

Saludos Sospechosos!

2 comments:

Usted said...

Íbamos a verla pero la sentimos muy el hijo del diablo y cosas así. Veremos ahora qué pasa.
Por otro lado, ¿qué opina del Espinazo del Diablo?
Pase por nuestro glob!

ElChapa said...

Grillito: Llegué tarde! Ojalá puedas leer esto: esta peli vale mucho la pena. "El espinazo" debo volver a verla, pero cuando la vi recuerdo que me voló bastante la cabeza. Tomalo como quieras ;) Sale Pizza BLogger?