Friday 24 December 2010

Especial Cine Argentino: Conciencia Sucia - El hombre de al lado


En fin, de vuelta a nuestras tres películas. La primera es “El hombre de al lado”, de Mariano Cohn y Gastón Duprat. Acá tengo que decir, aunque no tenga mucho que ver, que no vi el primer film de la dupla, “Yo presidente”, ni el segundo, “El artista”. Lo digo porque se percibe que hay un código interno en lo que hacen, que seguramente estaba más presente en el segundo largo que en el primero. El punto aquí es saber que los directores apuntan a un cine ecléctico, artístico, de colores varios desde la puesta en escena, incluso cuando hay un fuerte predominio del color blanco en este relato un tanto intimista. Jugando con las formas, un espacio cuadrado que es el perfecto lugar para una ventana, es el inicio del conflicto que dispara el comienzo, desarrollo y desenlace del film.

“El hombre de al lado”, creo, no tiene una trama que avance significativamente, y cada vez que esto sucede (si sucede efectivamente), lo hace a la par de la ventana. Una ventana que Víctor (Daniel Aráoz) quiere poner en su departamento para, como dice literalmente, “atrapar unos rayitos de sol”, pero que irrumpe en la intimidad de Leonardo (Rafael Spregelburd), un diseñador que vive en una enorme casa con diseño de Le Corbusier. Lo que sucede en el film a partir del primer encuentro entre Víctor y Leonardo, es un continuado de encuentros entre ambos que no hace más que mostrar las diferencias entre ellos y cómo esto incide el ámbito social y familiar de Leonardo. Es fundamental destacar la inusitada dosis de comedia que adquiere la relación de los personajes, pues ambos actúan con tanta naturalidad y tan acordes a lo que son como individuos, que uno no hace más que reírse de ciertas actitudes, tan de ellos como nuestras. Aquí estoy diciendo dos cosas, y una tercera que es lateral. Primero estoy diciendo que los personajes están bien marcados y desarrollados, que son coherentes con lo que vemos de ellos desde un principio y que uno no puede cuestionar la verosimilitud de la película en ese aspecto. Lo segundo que estoy diciendo es que esta delicada construcción de personajes permite una identificación directa con el espectador medio, sea cual sea su clase social. Esto es un plus para una película que no cuenta mucho pero sí conecta con su audiencia. Cualquiera puede percibir esa cualidad y es normal salir de la proyección recordando frases, actitudes y hasta movimientos de dos protagonistas inolvidables. Lo que no hay que dejar de mencionar es que aunque la risa pueda ser una constante de “El hombre de al lado”, el film no es una comedia.

Ahora bien: Leonardo y Víctor son dos seres humanos palpables en un contexto físico claro, que si bien es pequeño (una casa, algunos edificios y una ventana), remite a algo mayor, más general, que busca en algún punto ser el reflejo de una realidad del país. Entonces, si el espectador se identifica con los personajes, es lógico que pueda percibir parte de esta idea. Y si digo que “El hombre de al lado” no es una comedia, es porque creo que hay algún tipo de mensaje dramático en la película, que desde el vamos se ve ayudado por dos criaturas que los directores no trabajaron desde el estereotipo. Eso quizá hubiera sido ridículo. Por lo tanto, los grandes momentos del film tienen que ver con las conversaciones entre Víctor y Leonardo: conversaciones largas y molestas que terminan siendo asfixiantes por el uso del espacio, el tiempo y el sonido. Si bien la casa de Leonardo es claramente enorme, la mayor parte de los planos interiores son cerrados; además los planos más cerrados de todos son los de las conversaciones de los protagonistas, que también son extremadamente largos, casi sin cortes y virtualmente sin sonido alguno más que el de las voces. De este modo, estos planos casi repetidos pero con alguna variante en cada nueva aparición (un poco más cerrados, un poco más silenciosos, más o menos largos), generan algo distinto en cada conversación, logrando que todo se vea diferente y que la tensión general aumente ante cada situación.

Aún así, y entre toda esta verosimilitud, hay algunas cosas que sí se trabajan desde el estereotipo (o digamos más bien, desde la exageración de cierto estereotipo). Me refiero a aquellos momentos donde hay un marcado quiebre con lo que es “natural”. En estos momentos -cada uno de ellos claramente identificable en la película- todo lo planteado arriba se invierte: el sonido ambiente y/o la música ocupan casi todo el espacio y a un volumen muy alto; las reacciones y expresiones de todos los personajes son un tanto extremas (se roza la sobreactuación), la composición de los planos (aunque siguen siendo bastante cerrados) se corre un poco de lo más formal, mostrando algunos desenfoques o encuadres directamente “extraños” (nunca feos). Entiendo que esta decisión puede devenir tanto del estilo ecléctico, artístico que asumen los directores –y que tiene en gran parte que ver con la forma de ser de una película ‘independiente’- como de algún tipo de diálogo que estén buscando con la relación que su película tiene con lo arquitectónico. En fin, yo le decía a mi padre que este tipo de cosas –quiebres- siempre me gustan, pero que en algunas películas me molestaban.

En “El hombre de al lado”, estos momentos (estas cosas, estas decisiones) me molestan. No porque atenten contra el desarrollo del film. De hecho, creo que no suman ni restan porque el mundo que pretenden resaltar se hace presente de forma natural en varias escenas que no tienen esa construcción. Me molestan por el efecto que puedan tener en el público. Ya decía yo que el público general tiene una mala relación con el cine argentino más independiente. Por lo tanto, este público al encontrarse con un film como “El hombre de al lado”, con su gran poder de identificación/conexión, al no ver este tipo de momentos (cosas, decisiones, quiebres…digámosle “operaciones”), los toma como algo diferente y original, que en su visión reflexiva –posterior- de la película podría realzar aún más algo que ya había gustado. Me molestan por lo tanto las “operaciones” porque creo que la situación que analizo es posible. Lo creo más posible aún si hablamos del público que no ve tanto cine nacional, ni industrial/comercial ni independiente. El tema es que “El hombre de al lado” funciona como película (es decir, es una buena película) que pasea entre esos dos lugares, pero que si se medita en frío está más cerca del segundo lugar (el menos masivo: esto se ve en códigos primordiales como la elección de los protagonistas que son un referente del teatro independiente como Spregelburd y un comediante poco público y taquillero como Aráoz), y sus “operaciones” no ayudan para nada la relación entre el público y nuestro cine independiente. A lo sumo, el espectador más alejado pensará que esto es una excepción, y seguirá su camino. “El hombre de al lado” es, hoy por hoy, uno de los fenómenos comerciales cinematográficos del año. Digan “el boca a boca”, la crítica (este es un argumento menos creíble), lo que quieran, pero algo pasó y la película terminó compitiendo contra la enorme “Carancho” y “Dos Hermanos” para representarnos en los Oscar. Sin embargo, lo cierto es que este cine, que podría haber tomado otras decisiones, pero que por estas “operaciones” efectivamente se muestra más del lado mencionado; este cine se ha hecho mejor en otros lados. Y sigue siendo un cine que mucha gente se está perdiendo.

El final de la película propone un verdadero “dilema moral”. Era innecesario presentarlo de manera tan abrupta y obvia, pero no deja de ser un dilema moral válido, y el punto en común (no el único, hay un par más) con las otras dos películas nacionales que tienen este tipo de dilema en su centro y que buscan, desde algún lugar, capturar al espectador. “El hombre de al lado” lo logró con creces. Ya veremos lo que pasó con los otros dos títulos, en la segunda y tercera parte de este especial.

---7/10

Monday 20 December 2010

Especial Cine Argentino: Conciencia Sucia - Introducción

NOS PREPARAMOS PARA LAS FIESTAS CON EL PROMETIDO ESPECIAL!


A poco de la entrega de los premios Sur de nuestra "academia" (donde "El hombre de al lado" fue la gran vencedora), recordemos un mes interesante del cine de este año. La situación que se dio en la cartelera local en septiembre es curiosa. Si bien se sabe que en líneas generales no fue el mejor mes para la taquilla, septiembre dejó colgados tres títulos nacionales que dieron mucho de que hablar y que merecen especial atención. Una vez más, la ventaja que nos da el acotado número de estrenos nacionales verdaderamente extendidos y distribuidos comercialmente, es la de analizar en detalle el fenómeno. Para mí, sirve como excusa para criticar tres (3) películas que son muy distintas desde su forma de producción y el ‘target’ de público al que apuntan, pero registran similitudes muy fuertes en puntos centrales de sus historias. Así se pueden ver los efectos que esto tiene en el público, pues es el cine es un mundo y nuestro cine (argentino) es otro mundo con códigos y referencias, y también con problemas y discusiones legales de fondo.

Hace no mucho, un artículo de Pablo Sirvén en su columna del diario La Nación (http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1230338), suscitó una gran discusión posterior en varios medios, básicamente porque, en líneas generales, salió a pegarle una vez más a esa cosa llamada “cine independiente”. El trasfondo es complejo (yo no lo capto del todo, admito) e implica las nuevas políticas del INCAA y las siempre discutidas ‘política de fomento’ y ‘Ley de cuota de pantalla’. Dos artículos que salieron a responderle a Sirvén (uno del director Juan Villegas (http://www.otroscines.com/columnistas_detalle.php?idnota=3852&idsubseccion=11), otro del crítico Diego Lerer
(http://micropsia.blogspot.com/2010/02/deja-vu-infimas-reflexiones-sobre-la.html) )
ponen en evidencia cosas importantísimas y dejan al periodista de La Nación en ridículo. Los detalles, como dije, son engorrosos. Lo que sí es cierto es que la discusión entre el “cine independiente” y el “comercial/industrial” pervive hace años y es injusto que un profesional respetado y muy leído salga a atacar al primero de los mencionados, defendiendo claramente la forma de hacer y ser del segundo. De este modo, el público –que ya de por sí tiene muchos prejuicios contra nuestro cine menos masivo- se aleja aún más de las películas que ofrecen, al menos, propuestas arriesgadas, distintas, personales y, en suma, diferentes a lo que se ve en todos lados (aquí me permito meter también gran parte del cine internacional, del que cada vez llegan más tanques y menos propuestas alternativas). Estos últimos adjetivos suenan a la figurita más repetida de todas, lo sé; pero tienen que ver con hechos objetivos (porque existe un cine que realmente es así) y es inevitable mencionarlos cada vez que esta discusión se hace presente de forma más marcada. Sobretodo, me refiero al momento en el que uno se pone a escribir porque la cuestión se cruza con cierta película que se está reseñando.

Sin ir más lejos, este blog contiene varios artículos que se dirigen al tema centralmente o a sus aristas varias:

-Mi análisis de “Carancho”, incluida la mención a la existencia de Trapero como posible autor nacional estado del llamado Nuevo Cine Argentino y a la estúpida comparación que el film suscita con “El secreto de sus ojos” y lo que deviene de esto del lado del público.

-Mi crítica de “La mosca en la ceniza”, y el lugar que ocupa dentro del cine nacional, con la difícil situación que su estreno en salas implicó (aún con apoyo del INCAA).

-Una comparación analítica de “Ana y los otros” y “Castro”, muestra objetiva de que existe cine de buena y también de mala calidad en ese submundo de la cinematografía nacional que es el ‘cine independiente’; diferencias dentro de un panorama ya de por sí más personal, arriesgado y todas las demás palabras.

-La crítica de “Música en espera”, la crítica de “Motivos para no enamorarse” y la crítica de “Un novio para mi mujer”, atravesados por el lugar de la comedia romántica nacional actual.

-“Historias Extraordinarias”; un antes y un después en todo sentido.

-La crítica de “Derecho de familia”, y el rol de Daniel Burman como un cineasta que ofrece un balance.

-Un análisis de “La mujer sin cabeza” que incluye una reflexión sobre el cine que incita a pensar y la relación que esto tiene con la crítica, el público y el estado de nuestra industria cinematográfica.

Volvemos a las 3 películas en los posteos sucesivos.

Saludos Sospechosos!

Wednesday 8 December 2010

Apostando al sentimiento

Ya respondí, tarde pero seguro, los comentarios del post anterior.

El fin de noviembre me agarró un poco agitado, lo mismo el comienzo de este último mes: parciales, entregas, trabajos y viajes para celebrar graduaciones. Estoy un poco más tranquilo, pero recién cuando termine esta semana. Por eso quiero invitarlos a un concierto que hago mañana (los detalles están abajo) y adelantarles que el resto del mes estará cubierto por el especial de Cine Argentino que se viene prometiendo y que ya a esta altura perdió un poco de relevancia, pero está bien armado, en incluye los comentarios de algunas de las películas del año. Eso.. eso no puede faltar. Los veo mañana???


Saludos Sospechosos!

Wednesday 24 November 2010

Apuntes de película

Realmente espero que hayan disfrutado el corto de Alejandro Torriggino, “San Antonio”. Todavía no sé cómo le fue en Mar del Plata, pero estoy seguro que debe haber sido una experiencia única, y desde aquí puse mi granito de arena publicando su trabajo, que me toca mucho y que disfruto aún más. ¿Compartimos algunas cosas?

1-Ayer escuchaba en Radio Metro (95.1) el programa de Seba Wainraich, “Metro y medio”, que los lunes tiene una sección que se títula ‘Una historia de película’, o algo por el estilo. Los oyentes llaman y cuentan alguna experiencia que podría funcionar como un largometraje. ¿El premio? Vino. Yo la verdad que no tomo mucho vino, pero la historia que comienza hoy en mi vida y abarca las próximas dos semanas, repleta de entregas, trabajos, obras de teatro, conciertos y exámenes decisivos, tiene –con sus encuentros y desencuentros, con sus contratiempos y decisiones importantes- algo de ‘una historia de película’. De hecho, hasta podría comenzarse desde el fin de semana pasado, donde se encuentran momentos de alto impacto dramático (si son bien manejados, claro). El punto de esto es, como siempre, la extrema ‘reflexibilidad’ que a veces me caracteriza y que me hace pensar, de momento, en que “no voy a llegar”. Eso no significa que no vaya a intentarlo.

2- Cine. Por fin pude ver completa “Magnolia”. Creo que es excelente, y al momento de terminarla atiné a definirla como un “clímax suspendido”. Si me pongo a escribir ahora, esto se vuelve interminable. Sólo volver a decir (si es que ya lo escribí, si es que lo pienso siempre, si es que lo hablé con alguien) que Paul Thomas Anderson es uno de los mejores narradores del cine actual. Con todo su cine, pero hoy con “Magnolia”. ¿Por qué?
-Porque es arriesgado,
-porque es desmedido,
-porque es agresivo en el lenguaje pero nunca insensible ante las situaciones dramáticas que plantea.
-Porque conoce a sus personajes a la perfección, y los deja ser, con sus virtudes y defectos; y los acompaña, incluso permitiéndoles ‘cantar’ lo que sienten.
-Porque su cámara, que no es técnicamente excesiva, no descansa nunca. Siempre acercándose al personaje, siempre rodeándolo; a mayor velocidad a menor velocidad. Su cámara desafía a los personajes, poniéndose en frente de ellos sin mirarlos a los ojos –pero casi-, y de este modo, también nos desafía a nosotros (espectadores).
-Porque cree en el poder de un primer plano,
-porque cree como pocos en el poder de una historia y, por lo tanto, en el poder de muchas historias. Para P.T.A no sirve “menos es más”, tampoco “más siempre será mejor que menos por una razón ‘x’”. Es simple: para él “más” es lo único que existe; y el “todo” y el “siempre” son dos de sus mejores amigos.
-Porque no le importa nada y, por lo tanto, hace lo que se le da la gana.

3- Más Cine, Otro Cine. Me encuentro cada vez más seguido, a la madrugada, frente al televisor, averiguando qué película van a dar en CityVibe o en CityMix. Acto seguido: me encuentro viendo alguna. Siempre son películas que si no son directamente malas, están muy cerca. Siguiendo los lineamientos del libro del guión de Sydfield, son films que pasados los primeros diez minutos no me despiertan ni el más mínimo interés. Aún así, los miro enteritos. La explicación a esto, en parte lógica y en parte vergonzosa, tiene que ver con algunas actrices femeninas jóvenes. Ninguna que haya mencionado en aquel especial sobre estrellas adolescentes (y un poquito más grandes), son mujeres que no aborrezco como actrices, pero tampoco admiro. No iría a ver una película al cine por ellas, pero en televisión, como las considero bellas (y sexys…hay que leer a Porta Fouz en Hipercrítico, que nos cuenta acerca de las mujeres que lo vuelven loco) y, dentro de todo, las respeto, veo estos films en los que juegan roles cruciales. Lo que si es coincidencia, es que son todas películas que tienden al género terror, en principio desde algunos elementos misteriosos de intriga, y en casos más extremos directamente al gore más sangriento. Tengo que creer que son películas que no conoce casi nadie. ¿Me equivoco?

3.1- “The Midnight Meat Train” tiene como presencia femenina predominante a Leslie Bibb. Algunos la conocerán por haber generado unos breves instantes de felicidad en esa cosa horrible que es “Sex & Death 101” (aquí mi crítica); otros recordarán su aparición como una reportera (sexy) en “Iron Man”; los amantes de la comedia quizá la hayan puesto en un pedestal por ser una de las dos diosas de “Talladega Nights” (la otra era Amy Adams…aquí está mi crítica). En este film de horror de alta factura, que trata sobre un tren en el que se asesina a mucha gente y un fotógrafo que se obsesiona demasiado con la cuestión, Leslie carga con una importante dosis de dramatismo y cumple. También está Bradley Cooper, hay bienvenidos aportes de Roger Bart (desinteresado) y Brooke Shields (también, muy sexy) y, como sorpresa en el género, se hace un gran uso del británico y enorme –en tamaño- Vinnie Jones. Creo que es una película que hay que ver, principalmente porque el director Ryuhei Kitamura tiene un ojo muy divertido e ingenioso para la puesta en escena de las diferentes muertes, y esto va más allá de inventar una “nueva forma para matar a cada persona”. Por lo demás, en la película la repetición es constante. Es un hecho que viene desde el guión y le quita interés a ciertos momentos de persecución que, en vez de tener suspenso o mostrar algo de tensión, directamente son revelados –casi anticipados digamos- y nunca pasan de la corrección y el preciosismo que tiene el tratamiento de la imagen. Entiendo que esto (que no veo como algo negativo) tiene que ver, repito, con la alta factura de la película. De presupuesto muy alto y de importantes compañías encargadas de la producción, “The Midnight Meat Train” tuvo un estreno limitado y una recaudación bastante pobre. Aún así, tiene unas secuencias finales que pueden volverse inolvidables.

3.2- Amber Heard, que crece a base de fuertes roles independientes varios (aquí mi comentario sobre “The Joneses”) y que fue la escasa luz del fracaso televisivo “Hidden Palms”, protagoniza “All the boys love Mandy Lane”. Ya es una película vieja, de 2006, de Jonathan Levine. Un raro experimento de género en el que se combinan el estereotipo adolescente más burdo con un intento de verdadero misterio; de ese que es perturbador y realmente incierto, y molesta para bien. El film cuenta la historia de Mandy Lane; la chica más deseada del colegio que se va con unos amigos a pasar un fin de semana en una estancia…y bueno, cosas extrañas comienzan a suceder. Los actores están bien elegidos (resaltan, interpretativamente, Heard y Anson Mouth) y la película abusa un poco de ciertos recursos (en la estética visual en general y en lo narrativo con el uso de ‘flashbacks’) y alarga demasiado algunas escenas. Un experimento al fin, que tiene un pequeño número de hallazgos (hay un más que satisfactorio uso de las locaciones, especialmente de exteriores) y que sinceramente termina siendo confuso, porque se apoya tanto en la situación de misterio y los personajes que cuando al final hace un claro intento de dramatismo, el giro es básicamente ridículo. Si les gusta más, patético. De producción no tan costosa, la película también tuvo estreno limitado y una recaudación bastante pobre.

3.3- Hayden Pannetiere. Siempre divina en la serie “Heroes”; con mucha personalidad y sensualidad en “Raising Helen” (aquí mi crítica); sólo con mucha personalidad en la infantil “Racing Stripes” (esa en la que Frankie Muniz hacía la voz de una cebra); lo único rescatable de la aún más infantil “Joe Somebody”. ¿Sólo yo veo estas películas? Por ella busco en Movie City “I love you, Beth Cooper”; por ella quizá consiga una cosa rara llamada “Shanghai Kiss”. Claro, por ella también me topé con “The Good Student”, de David Ostry. También de 2006, es el relato del secuestro de una bella adolescente (Panettiere, exacto) y de las sospechas que caen sobre el profesor Gibb (excelente interpretación de Tim Daly), que estaba enamorado de ella. Hay un intento de suspenso, hay un elemento también perturbador, pero todo es bastante inocente pues también hay comedia y una que otra válida reflexión de las relaciones humanas (buenos papeles también de un exagerado William Sadler y la joven Sarah Steele; muy pícara…Dan Hedaya, casi lo olvido, está completamente desperdiciado). Al final del día la película parece centrarse más en la vida del peculiar protagonista y los dilemas que lo rodean. Así y todo, la película logra sostener una duda durante todo el relato. Y sí, mientras está secuestrada, a Hayden Pannetiere se la extraña. Los datos dicen que el film fue directo a DVD.

3.4- “What Goes Up” debe contener la actuación menos comercial y más arriesgada de Hilary Duff. Siempre se la vio en películas de Disney y/o vehículos donde sus canciones se escuchaban de forma omnipresente. Ninguna de esas películas es realmente buena. “What Goes Up” tampoco llega a serlo, pero marca un cambio en su carrera que le recuerda al espectador que Duff sabe actuar y que nadie tiene que andar regalándole nada. El film lo vi ya hace tiempo. Es reciente, es la ópera prima de Jonathan Glatzer sobre un periodista que llega a un pueblito que está viviendo tiempos intensos y termina convirtiéndose en una suerte de referente del lugar. Es una experiencia interesante de ver…por la construcción del pueblo en el que se desarrolla, por momentos visuales que únicamente con la imagen dicen muchas cosas, por situaciones directamente bizarras, por la precisión en el uso de la música. Si bien todo parece muy ‘armadito’, muy ‘cine indie’, muy ‘ya lo vi antes’, el elenco es –dentro del marco independiente- “de lujo”: Steve Coogan, Molly Shannon; y dos actores jovenes que sólo con una mirada dan señales de algún tipo de trastorno: Olivia Thirlby y Josh Peck. A decir verdad, todos los personajes atrapan desde algún lado y, aunque no hay tanta sangre, la película tiene una clara dosis de (turbio) misterio que mantiene al espectador colgado, interesado por razones que no se pueden especificar. Este tipo de construcción dramática parece tener más efecto en mí que otras cosas aún más ‘armaditas’ como, por ejemplo, “Snow Angels” de David Gordon Green. Había algo allí que me molestaba. En fin. La historia de “What Goes Up” no cierra de manera concreta. Se entiende que gran parte del relato tiene que ver con deambular, divagar, pero aún así el final no deja una impresión satisfactoria. Lo que se vuelve irrefutable es que Hilary Duff se convierte, por mérito propio, en el centro de atracción de la película. Con sonrisas, insinuaciones, y una mezcla de pretendida inocencia y natural sensualidad, la actriz nos tiene siempre esperando su próximo segundo en pantalla. ¿No me creen?

3.5- Laura Breckenridge es una buena actriz. Lo sé por su participación explosiva en “Gossip Girl”. En tres capítulos derrumbó todo. Y es ella sola, solita, quien carga con “Hit and Run”. La película, un estreno directo a video que incluye suspenso y muerte (chica que cree atropellar a alguien y ese alguien sale a perseguirla y la quiere matar, o algo así), es un desastre. No, no hay que verla pero siempre es muy raro ver a personas dando todo en proyectos que son nada.

3.6- Rose Byrne es una muy buena actriz. Lo sé porque es la Gemma de una gema australiana llamada “The Rage in Placid Lake”; lo sé porque es la oscuridad luminosa de “Wicker Park”, un film que hay que reivindicar. En “Just Buried” comparte protagonismo con el extraño actor Jay Baruchel. Sí, una vez más hay muertes pero no tanto misterio (chico que hereda una funeraria y la única manera que encuentra de empezar a ganar clientes es matando gente con la ayuda de una forense). El film es una extraña comedia de humor negro, como sus personajes. Si no fuera tan rebuscada o exagerada en ciertos pasajes sería una pieza más que recomendable.

3.7- Natalia Verbeke es una gran actriz, y hermosa también, y sexy. “Arritmia” es una horrible película. Y fea. Y distante, excepto cuando está ella. Pero esta no hay que verla.

4-Cine en el cine. Por alguna razón no sabía que Steven Seagal formaba parte del elenco de “Machete”. Creo que ahora voy a ir a ver la película.

5-No sé si sería un mejor mundo cinematográfico si todos hicieran absolutamente lo que tienen ganas. No todos saben qué filmar de esa manera (bajo esos parámetros de total libertad); menos saben cómo contarlo. A algunos directores les agradecemos el riesgo pero también hacemos reproches. Les reconocemos aciertos pero a la vez les pedimos que se calmen. A Paul Thomas Anderson el exceso le sienta bien. Seguramente no es el único, pero es uno de los directores más consistentes en este aspecto. Además, para ser tan excesivo, filma poco. Es una sabia decisión. Hoy el cine nos permite tanto; parece todo tan fácil. Que un director naturalmente excesivo no abuse de esta cuestión básica lo hace aún más admirable.

6-Estoy debiendo un especial sobre tres películas argentinas. Falta poco para que vea la luz.

7-Me pierdo en el estudio, pero respondo todos los comentarios!

Saludos Sospechosos!

Friday 12 November 2010

Filma tu aldea y serás universal: San Antonio a Mar del Plata

El nombre es Alejandro Torriggino. Acá lo conocieron ustedes escribiendo para "El rincón de Alejo", pero mucho antes de eso, yo había puesto un link aquí desde los primeros días del blog: "Nuestro Scorsese". No sé que queda en ese link, lo pueden revisar... lo que sí sé es que lo de la referencia al gran Marty no era gratuita. Yo siempre creí que Alejandro iba a terminar haciendo algo relacionado con el cine. Tomó un par de decisiones clave (de esas que marcan la vida de uno, creo) y es el día de hoy que no sólo está haciéndolo, también lo está viviendo... El último corto que filmó en Rosario, titulado "SAN ANTONIO" (los detalles están en el blog de su productora, Crisopeya) ha sido seleccionado para CORTOGENIA, un festival de cortos nacionales por Internet.

El anuncio oficial en la página de Facebook del corto es el siguiente: San Antonio fue seleccionado entre los mejores 50 cortos del CORTOGENIA: 1º Festival Argentino de Cortos en Internet y estará participando por el premio mayor de ficción el Viernes 19 en el Salón Teatro Provincial de la ciudad de Mar del Plata, en el marco del 25º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Allí estaremos. Más info: http://www.mardelplatafilmfest.com/25/prg/actividades6.php


Aquí, de forma exclusiva (y ni tanto, pues Youtube es de todos), les dejo el corto... Espero sus comentarios y sus palabras de aliento para el dire, un amigo de la vida y uno de nuestros futuros talentos nacionales.



Saludos Sospechosos!

Thursday 4 November 2010

Que Facebook y lo otro

Que tengo una tara (ya la voy a resolver), que debería haber estudiado más para el examen de Historia (hice la comedia musical el finde –fotos abajo-, pero no es excusa y me preocupa la nota que pueda sacarme), que hoy tuve una charla copada con un futuro colega que es de General Roca y sentí la necesidad de escribir varias cosas al llegar a casa (por esta razón también sé que el título de arriba es tan poco ‘atractivo’ para el buscador de Google como el del post anterior –y el que vino antes- aunque tenga la palabra Facebook), que no sé si Kevin Johansen sea tan bueno (lo escuché hablar y tocar el otro día en una radio; siempre digo que es mucho lo que se descubre de los artistas al escucharlos hablando aunque en su arte generalmente se encuentre todo lo que necesitamos saber…el punto es que no conozco tanto de Kevin pero de momento no me dan ganas de conocer mucho más), que fui a ver nuevamente “The Town” (la vuelvo a recomendar, porque es uno de los films del año y me dejó pensando otra vez, no tanto sobre su historia, sino sobre el lugar que ocupa en el cine de hoy y en su género…me generó la necesidad de ponerme a revisar muchas cosas), que por algunos sucesos de la semana me dieron ganas de ver “Titanic” (¿alguien la analizó ‘semióticamente’ alguna vez?) y “Rescatando al soldado Ryan” (¿es posible que todavía no haya visto la película?), que el objetivo de todo este sinsentido es llegar a dar una opinión un poquito más completa de “Red Social” (que es, más allá de cualquier cosa, una de las producciones del año). Después de “lo otro”, Facebook.

“Red Social”

David Fincher nos tiene acostumbrados a los juegos visuales: la cuasi creación y destrucción alucinatoria de mundos en “El club de pelea”; el engaño y la sorpresa constante en “The Game”; el romántico paso del tiempo en “Benjamin Button” (aquí mi crítica); la reconstrucción pesadillesca de crímenes en “Seven” y en “Zodiac” (aquí mi crítica). Si bien cada una de estas películas tiene sus puntos a favor y en contra y sus diversas aristas de análisis, son películas que perduran en gran parte a fuerza de imágenes memorables. En el primer aspecto (el de los puntos diversos de análisis), “Red Social” se lleva un nuevo premio; pero hay que reconocer que visualmente no es para nada poderosa. No creo que tenga más de dos o tres imágenes memorables, que dado el caso también valen más por lo que dicen que por cómo lo dicen –hay un momento de una carrera de canotaje que combina ambas cosas, no puedo dejar de destacarlo-.

Hay que ver también que esta falta de impacto visual puede ser también una decisión del director. Debe serlo, en principio cuando la película gira alrededor de un fenómeno cuyo impacto nunca fue gráfico o artístico sino, ante todo, social. Me parece que en este aspecto es lógico que Fincher haya tratado de reducir todos los elementos del film a una escala humana. Es decir, Fincher nunca renegó de la “humanidad” de los personajes en sus películas, pero siempre que pudo los rodeó de cualidades que, desde algún lugar más o menos obvio, rozaran lo sobrenatural (o lo sobrehumano, si se prefiere). “Red Social” comienza con una conversación: una mesa, dos personas y dos cervezas. Los planos se dividen entre una general de la mesa y dos planos medios de los personajes que de a ratos se convierten en primeros planos. Mark Zuckerberg habla con su novia y en cuestión de minutos la charla se vuelve una discusión, y la discusión se cristaliza en la terminación de la relación. Es una de las aperturas más avasallantes del año: por la dinámica natural de la conversación, una imparable confrontación en la que cada personaje está anticipándose al otro; por cómo Fincher lo acompaña con cambios de plano constantes (gran trabajo de edición, y una operación que se repite bastante en la película) y porque nos presenta de forma poco alentadora y sumamente humana a su protagonista. Queda bien claro desde el comienzo: Mark Zuckerberg es un genio, pero no es de otro mundo. Está completamente atravesado por este mundo, tal es así que su lugar en el mundo -a la vez como superdotado y como integrante de la sociedad- resulta en, bueno, Facebook.

Mark es el tipo que silencia un cuarto. Su inteligencia y sus palabras son sus únicas armas. También sus mejores. No necesita ningún arma más. Es admirable que una película mayor de Hollywood gire alrededor de un personaje con el que es muy difícil empatizar; es también sorprendente que el desarrollo de la historia esté tan bien delineado (construido a través de una no sencilla interacción de tiempos, lugares y personajes, y guiado por los relatos que se dan a conocer a lo largo del curso de dos demandas legales que tienen que ver con Facebook e involucran a Mark), que incluya giros y momentos climáticos de suma intensidad y aún así el protagonista no sufra cambio alguno. No lo vemos cambiar de actitud, no lo oímos levantando la voz, y Fincher lo pasea por diferentes mundos (cámara lenta exagerada mediante) y lo confronta con diferentes personajes que no consiguen corromper su esencia. En este aspecto es clave Sean Parker, el hombre que creó Napster (como Facebook, un antes y un después) y el personaje más atractivo del film, interpretado por Justin Timberlake. Si la Academia se pone un poco loca como en los últimos años y se anima, la nominación como actor de reparto para el cantante no parece tan lejana.

“Red Social” es una película adecuada para el Oscar, seguramente pensada para el premio. Sin embargo, a diferencia del anterior opus de Fincher, no está construida para ello (hecho siempre más favorable que su opuesto, más aún en estos años). La película tiene en su centro una historia de amistad muy fuerte, más humana y cálida que cualquier escena de aquel curioso caso. La música, poco efectista, de a ratos ruidosa, siempre sutilmente perturbadora, acompaña los mejores y peores momentos de Mark y su mejor amigo Eduardo (co-fundador de Facebook), y del resto de los involucrados, todos participantes de un caso legal agobiante.

Pero no son Jesse Eisenberg en el papel de su vida y con su mirada superadora, ni Andrew Garfield con su irresistible rectitud, los que se roban el show. La estrella indiscutida de la película es el guión. Pocas veces se dice que el guión es la estrella de un film, pero Aaron Sorkin logró un trabajo que lo marca para siempre en la historia (ahora) cinematográfica. “Red Social” avanza a base de conversaciones, siempre intensas, extensas, tramposas, llenas de profundas expectativas y de comentarios sobre las personas y el mundo que las (nos) rodea –no puedo dejar de hacer mención al acertado comentario de Xavier Vidal en su crítica, que resalta el hecho de que este es un film pensado y escrito más que nada para nuestra generación; mucha gente mayor en muchas partes sencillamente se pierde-. Es inevitable, con Soorkin siempre nos estamos perdiendo de algo, y si dan ganas de volver a ver la película no es para comprender detalles particulares de una trama que, a grandes rasgos, siempre se comprende (como sucedía en la inferior “Inception” –aquí mi análisis-); sino para deleitarse nuevamente ante los diálogos (repletos de líneas memorables que hacen a todo clásico de Hollywood –y que en películas verdaderamente buenas dan gusto-) y poder recuperar aquello que seguramente perdimos.

Volviendo al comienzo, creo que con un guión como este, a Fincher se le puede perdonar el poco atractivo visual. Se le puede reconocer y agradecer a la vez un respeto por ese guión, en un film que en ningún momento toma por estúpido al espectador, mareándolo con planos alternantes que ilustran las interminables conversaciones que, así de largas y todo, dan ganas de más. Fincher también nos ha malacostumbrado a películas muy largas. “Red Social”, corta y todo, nos hace transitar varios lugares junto a una extensa cantidad de personas. Es un viaje atrapante, en el que en un punto nos involucramos tanto que nos olvidamos que todo ya sucedió…que la historia la vive Mark, que es su punto de vista y que aunque como espectadores queramos saber bien en detalle qué pasó con todos, nos quedarán únicamente pedacitos.

En la red social que conocemos como Facebook podrán existir, para cada uno de nosotros, miles, millones de amigos. Pero en la red social de Mark Zuckerberg hay sólo un nombre. Los demás son perdedores, o directamente desaparecen del mapa.

---8/10

PD: Aquí un par de fotos de la comedia musical estrenada el fin de semana pasado. Salió todo muy lindo, por suerte.









Friday 29 October 2010

En la ciudad de Ben Affleck

Es raro el escribir sobre cine a veces. Hay casos en los que nos termina gustando más una película por lo que pensamos de ella (y terminamos poniendo en palabras) que por lo que realmente tiene la película de contenido. Esto es válido. El cine genera muchísimas sensaciones, y los que escribimos intentamos plasmar eso, combinándolo con otros aspectos que hacen a una buena o mala película, siempre tratando de dar –en algún punto- con el por qué de la cuestión (no me canso de insistir en que si escribimos sobre cine es fundamental poder decir por qué no nos gustó un film o, en un caso más sencillo, por qué la dirección de otro es buena o no; quiero decir, decir qué corno significa la dirección y no escribir únicamente “la dirección es excelente”… ¿qué es eso?). Sucede que a veces no alcanza con lo que escribimos después de ver una película que, estamos seguros, nos fascinó. Eso hace que sigamos hablando (y escribiendo) de ella en todo momento para que la mayor cantidad de gente posible entienda que, como experiencia cinematográfica, la película fue algo fuertísimo; algo que no veíamos hace mucho tiempo y que nos provoca extrema felicidad. Más o menos (y resumido) esto es lo que me está ocurriendo con “The Town”, el último film de Ben Affleck que se estrenó aquí como “Atracción Peligrosa”.

Por el momento, no voy a postear mi crítica de “Red Social” esta semana. Doy dos razones contundentes:
1-No llego a terminar de armarla por el tiempo: rindo un parcial el martes y este fin de semana estreno una comedia musical (detalles al final del post)
2-Prefiero que lean, aunque sea, lo que me salió con respecto a este (creo) mejor film que deberían ir a ver apenas puedan.

No va más.

La crítica de “The Town” (dedicada a Mariana, que el miércoles cumplió años y que me acompañó a verla para luego salir con ganas de “matar a alguien”…Gracias!), a continuación.

“The Town”

El segundo film de Ben Affleck es uno de los mejores del año. Trataré de contarles por qué. Para empezar, es mejor que su predecesora, “Gone Baby Gone” (aquí mi crítica). Encuentro sorprendente que Affleck decidiera aumentar la apuesta en todo aspecto: “The Town” dura más, cala más profundo, tiene más escenas de acción y desarrollo de personajes. Recordamos más personajes, la relación romántica central carga con más tiempo y porque el guión es moralmente consistente, “The Town” es una de esas pocas películas policiales en las que nos importa más la vida del criminal que el éxito del robo de un banco o un camión. Dramáticamente es irresistible.

Hablando de aumentar riesgos. Luego de años tratando de construir una mejor reputación como actor participando en films que no mancharan su imagen, y luego de dirigir una película que le ganó respeto aún cuando sus dotes actorales (todavía) seguían siendo menospreciados, Ben Affleck decide ser él mismo la estrella del show. Interpreta a Doug MacRay, un ladrón experto que trabaja en una ‘banda’/’pandilla’ muy hábil en Charlestown (ahí está el “The Town”, no en el título local): instruidos por “el florista” (Pete Postlethwaite), realizan los mejores trabajos en el barrio y, porque algo siempre sale mal, en el medio del robo de un banco, se llevan a la gerente, Claire (Rebecca Hall), como rehén. La dejan en alguna playa y comienzan a vigilarla para asegurarse de que lo le diga nada a la policía. Porque ella sabe; nosotros sabemos. Doug comienza a verla y más tarde Claire recuerda que los ladrones le dijeron que caminara hasta que sintiera el agua: “Fue la caminata más larga de mi vida; pensé que me caería por un precipicio”.

Doug comienza a salir con Claire porque sus impulsos se lo dicen. No puede luchar contra ello. Las mujeres en las dos películas de Affleck tienden a presentar cierta cualidad que va más allá de la belleza: o son independientes y bondadosas, mujeres con las que uno quiere volar al cielo; o autodestructivas y problemáticas, mujeres que inevitablemente uno quiere salvar. Ambas mujeres co-existen en la vida de Doug, y podemos ver que está atrapado; quiere hacer algo. Pero al mismo tiempo, “The Town” trata sobre las cosas que no podemos evitar. Me refiero, claro, a las cosas que no deberíamos hacer si las pensamos por más de un minuto.

Nómbrenme un personaje y señalaré una debilidad. El guión del film, basado nuevamente en una novela y escrito por Affleck y Aaron Stockard junto con Peter Craig, provee personajes con enormes dilemas morales. En “Gone Baby Gone” este aspecto iba aumentando hasta coronarse en un climático final, y funcionaba. Aquí está por todas partes: porque cada decisión de esas que podría cambiar la vida del personaje; porque cada conversación esconde un secreto. Porque el pasado, nunca revelado del todo pero siempre presente, es devastador.

Escribiendo siempre desde el corazón pero esta vez sin la intención de generar impacto, puede que Affleck haya logrado su mejor guión. Las convenciones de género que encontramos en la historia son aquellas que hacen que la película se ‘active’ (para decir algo), pero algo totalmente diferente hace que la película respire. La manera que Affleck tiene de capturar, una vez más, un lugar específico haciéndolo suyo. Domina un estado de ánimo especial (gracias por esa partitura nuevamente Harry Gregson-Williams), entiende los códigos, maneja las calles y camina los techos como para no dejarnos dudas de que sabe, una vez más, de qué está hablando.

Los personajes y su involucramiento en una historia que necesitamos ver contada muestran el crecimiento y el fluir natural de un director que es tan generoso como cualquier actor/escritor/director que, de vez en cuando, decide ser el héroe. Esa generosidad se expresa de una forma tal que nos damos cuenta que él es la estrella principal pero todos los que se paran a su lado fueron elegidos perfectamente para brillar, sin llegar a opacarlo. Es por eso que Rebecca Hall es la perfecta compañera; es por eso que Jeremy Renner entrega una actuación estupenda como el mejor amigo de Doug, un paso firme después de la nominación al Oscar; es por eso que Affleck le da a Blake Lively de “Gossip Girl” el –hasta ahora- papel de su vida; es por eso que Jon Hamm parece un poco desperdiciado y hasta caricaturizado como un agente federal; y también es por eso que nombres mayores como Postlethwaite y Chris Cooper sólo tienen un par de escenas.

Creo que estas son las decisiones correctas de un director tan confiado que al final del día realmente se convierte en la más brillante (en inteligencia y luz) estrella. Honestamente creo que la interpretación de Affleck es la ganadora: creo en todo lo que Doug dice y hace y todo el tiempo me pongo de su lado. Me encontré conmovido por “The Town”, un film no hecho intencionalmente para generar ese efecto pero con todos los elementos posicionados para terminar causándolo. Si no están de acuerdo con todo este delirio, es justo al menos decir que el film es una obra dramática de acción en parte, crimen, romance y amor, con subtramas familiares y de amistad…contada linealmente, visualmente atractiva; muy Hollywood si prefieren. Eso también debería ser suficiente si alguien quiere hacer una de las mejores películas del año.

---9/10

PD: Este fin de semana se hace "ILIRIA", la comedia musical que este año estrena Proyecto Escenario. Son sólo 3 funciones.

Sábado 30: 18hs y 21:30hs

Domingo 31: 19hs

El lugar es el "Auditorium De San Isidro" (Libertador al 16100) y la obra es, bueno, muy divertida, y realmente vale la pena. Los espero si se quieren echar una escapada.




Saludos Sospechosos!

Monday 25 October 2010

Se detiene el tiempo: dos películas imperdibles

Atrasamos un poquito el especial de Cine Argentino, si?

¿Cómo les explico que la semana pasada se estrenaron en Buenos Aires dos de las mejores películas del año? Bueno, directamente se los cuento. ¿Cómo los convenzo de que vayan a verlas ambas? Bueno, empiezo por tirarles el dato de que mañana en los cines Hoyts las entradas van a estar a mitad de precio. Más difícil aún: ¿cómo los convenzo de que aquel film que parece el menos bueno de los dos, es de hecho el mejor? Bueno, simplemente escribo.


Comparar a David Fincher con Ben Affleck es ciertamente inútil, y ese no es el objetivo que persigo. Sí aprovecho para hacer una queja ante una Academia Cinematográfica que hoy en día nomina diez títulos para su premio gordo y aún así es poco probable que haga lugar para “The Town” (aquí “Atracción Peligrosa”). Por supuesto que “Red Social” estará nominada. Es el trabajo de un Fincher que está más afilado que nunca, que busca revancha y que sin duda merece más el premio ahora que por el curioso caso que nos trajo hace poco (aquí mi crítica).

Sólo quiero que quede claro que Affleck debería ser considerado como candidato a mejor director. Su última película no tiene la trascendencia a nivel social general que tiene una película como “Red Social”, que inevitablemente nos toca a todos. Tampoco tiene el atractivo directo para con el público (la protagoniza él mismo, mal augurio de entrada, ¿no?) que puede tener una “Inception” (aquí mi análisis). En líneas generales, es una película policial más, de crímenes y robos, de esas que –buenas o no- la Academia pasa por alto. Sin embargo, “The Town” tiene una cualidad que ya quisieran tener muchos films hoy en día (aún más en ese género específico): es una experiencia cinematográfica verdaderamente trascendente para el espectador. Cuando una película logra esto significa que está hecha con el corazón, con mucha garra y, sobre todo confianza; esa confianza que demuestra que no se le tiene miedo a nada. Pura, sn trucos; profunda porque su historia y el lugar en que se desarrolla no permiten otra cosa.

A diferencia del arriesgado silencio que emplea Affleck para el desarrollo de una gran cantidad de diálogos, Fincher arremete con toda la furia del habla (cortesía de un fenomenal guión de Aaron Sorkin), del sonido y de la música más extraña y seductora para presentarnos el mundo elite de Harvard en el que se esconde un genio por algún rincón. Y sí, “Red Social” tiene una parte humana, en el lado más cínico y arrogante de su protagonista, que se combina con un lado patético que nos da lástima pero no nos hace empatizar del todo con ese Mark Zuckerberg de personalidad tan definida, imposible de moldear. No creo que se haga difícil conectar con “Red Social” por las características de su protagonista únicamente. Hay algo superior, que tiene que ver con que, como película, es una apuesta segura. Sabemos, que porque habla de Facebook (y de todas las redes de ese tipo) desde algún lado a todos nos llega. Dicho esto, es obvio que “Red Social” nos va a enganchar, con notables armas –especialmente su guión- que si las pensamos en frío no tienen tanto que ver centralmente con ese atractivo que es Facebook. Pero también es obvio que es una película que desde todos sus lugares cierra a la perfección; que inteligentemente va entrelazando sus líneas dramáticas para que no olvidemos nunca que se nos está contando algo que ya sucedió. Ojo, que este objetivo, propio del film, se ve traicionado (una traición que juega a favor; casi una traición cometida –también con suma inteligencia- adrede) por lo que ocurre en una trama que nos deja maravillados a cada minuto, de modo que sentimos que todo sucede en un incuestionable presente. Con todas estas cuestiones tenidas en cuenta, me surge el pensamiento: “Así se hace cine…qué película admirable que seguramente pasará a la historia del cine. Me tiene que gustar. Sí, sí, me gusta”.

La frase escrita arriba (o algo similar) es más o menos la que se me cruzó por la cabeza al ver “El Ciudadano” de Orson Welles, título que sí se cuela es porque se está comparando a Mark Zuckerber con Charles Foster Kane; porque leo críticas que hacen referencia a esta conexión. En “Citizen Kane” el presente también era más poderoso que otra cosa, aún luego de conocer el comienzo-nudo-desenlace de la vida del magnate en un flash al inicio del film…aún luego de sea lo que fuere que significaba Rosebud. El film de Welles avanzaba rápidamente, con cambios bruscos y diálogos inteligentes y afilados. Y bueno, todo genial, porque la película marcó un antes y un después; pero Tote Auche es testigo de que se puede decir sin miedo que quizá no sea una gran película. Más o menos esa es la situación que vivo con “Red Social”.

Igualmente la crítica más completa de ambos films esta semana es necesaria, porque hay ver las dos películas…pronto!

Monday 18 October 2010

Pensamientos? Pasen y vean una gran película (3)

"Sabés una cosa? Cualquiera de estos días te voy a besar", dijo él. Y antes de que ella pudiera interrumpirlo prosiguió: "Sí, ya sé. Estás sorprendida y no lo podés creer, pero en el fondo sabés que hace tiempo que te quiero besar. Pasa que por alguna estúpida razón vos pensás que lo nuestro es de amigos, aunque yo estoy completamente convencido de que usé todas las armas posibles para que te dieras cuenta de que te quiero besar". Concluye la oración y piensa para sus adentros: "Es que es tan obvio, siempre fue tan obvio. Pero claro, vos no. Vos no te lo ves venir. Y menos vas a coresponder. Es la historia de mi vida".

Hay veces que envidio tanto a Ana Sofía. Tener, no sé, la necesidad o el gusto o la incontrolable -digámosle- 'reflexividad' para sentarse a escribir las cosas que pasan y hacerlo de manera tan admirable, con una prosa tan adictiva y perceptible pero a la vez tan misteriosa. El otro día ella mencionaba la revista "Oblogo". Yo tengo un número acá en casa. Nunca lo leí pero entiendo que tiene que ver con gente como uno contando sus experiencias de todo tipo. Yo sé que Ana Sofía escribía estas cosas antes de conocer "Oblogo", y honestamente creo que no necesito la revista porque tengo su espacio; ese que -nunca nos cansamos de repetir- quizá no le interese a nadie, ese que no queremos que nadie lea pero que a la vez irremediablemente nos involucra a todos. Son partecitas, frases, dichos, bromas, insultos, pequeños pedazos de vida que en algún punto todos compartimos. Que nadie diga que no somos parte del mismo mundo.

Así de Ana Sofía salto a Sofía, Sofía Coppola. Y le recomiendo a Ana Sofía (y a todos, por supuesto) especialmente esta peli, que quizá no la vio. Esta es la peli que vengo escondiendo entre tantas mini-críticas; esa única gran peli -qué feo suena a veces esa frase hecha, en serio- que vi en el eterno mes y medio sin clases. Me contenta el estado de las cosas pero va a ser difícil retomar el ritmo. No tengo dudas.
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"María Antonieta" es la muestra más clara del universo que Sofia Coppola intenta establecer como directora. Hablamos de un universo propio, de corte autoral que se inmiscuye más que intencionalmente en el contexto de todos sus films y que tiene la particularidad de lo étereo, como si nos llevara con ella en un viaje en el que no interesa mucho el destino ni las respuestas finales sino más que nada el recorrido, que por alguna razón se ve interrumpido. Creo que si tuviera que elegir, Sofia no terminaría nunca de viajar, pero como artista de cine entiende los tiempos del largometraje y busca situaciones que frenen las experiencias vividas de manera lógica e incuestionable, que ni siquiera ella misma como escritora/directora pueda poner en duda. En "Las vírgenes suicidas" era la muerte, anticipada al inicio del film; en "Perdidos en Tokyo" era el inminente regreso...en "María Antonieta" es la propia Historia.

Me recomendó mi profesora de Historia Social General que viéramos este tipo de películas, que nos ayudarían a comprender de una manera entretenida lo que estamos leyendo en libros. La profe mencionó "María Antonieta", donde entiendo yo que la Historia es casi lo de menos. Si bien Coppola no le falta el respeto a lo ocurrido en Versalles y en Francia durante la etapa de Luis XVI (interpretado por un -intencionalmente- desencajado Jason Schwartzman), todo lo que en los libros conocemos como Historia es para este film un detonante y, como ya se dijo, un mecanismo de interrupción. En el medio de todo esto, tenemos a una hermosa niña austríaca que fue envíada a Francia para darle un heredero al nieto del rey. Sí, para la concepción general hablamos de María Antonieta; pero para Coppola la niña es una vez más Kirsten Dunst, que despliega todo su encanto y carisma para seducir a un príncipe que no quiere hacerle el amor. Banalizar los hechos? No, simplemente darles un poco menos de solemnidad; una decisión de la directora que funciona como una fuerte brisa de aire fresco que azota contra todas las películas Históricas con gente que tiene pelucas y que a muchos nos cuesta ver enteras. Por eso la puesta en escena hace que esta María Antonieta parezca más una Paris Hilton/Lindsay Lohan que la niña rebelde que evidentemente fue. El extremo opuesto a lo solenme aquí es el ridículo, la exageración -mediante la música de alto volumen que nada que ver tiene con la época, las copas derramadas por el piso y los hombres y mujeres recostados por doquier- de ciertas fiestas nocturnas en las que, si bien ocurría de todo, nunca se perdía la 'clase'. Aún así, se procura darle a la protagonista una consideración humana; un desarrollo de personaje que pretende de a ratos convertirla en víctima vulnerable de todo un clima social y político que la superaba. Como si Coppola, mientras da la clara orden de "romper todo" se acercara y nos susurrara: "Es sólo una niña".

La película más cara de la directora sigue la línea tan intencionalmente desprolija/desconsiderada desde el lado técnico que tenían sus anteriores obras. Se reúne nuevamente con el director de fotografía Lance Acord y la editora Sarah Flack, esta vez con el permiso de filmar en Versalles, lo que le permite obtener momentos visualmente mágicos que siempre, por un segundo, nos parecen innecesarios. Menos como en su ópera prima y más como en su segundo trabajo, hay un montón de 'nada' en "María Antonieta". Hay un tiempo claramente suspendido en el que nada avanza pero en el que Coppola está definitivamente viajando y nos invita si tenemos ganas. Si aceptamos SU universo en el contexto de cada uno de sus films, no podemos hacer otra cosa que admirarla. Es un universo que podría explicarse, por así decir, en 3 operaciones:

1)Presentar: introducir a los personajes, más que nada a los principales, en un momento y lugar, en una cotidianidad, y con algo que desde el principio los pone en conflicto. Ejemplo de "María Antonieta": el hecho de casarse con alguien designado para darle un hijo, con 14 años y en la Francia de entonces.

2)Contener: dar pie a una situación o serie de eventos, que generalmente devienen automáticamente del conflicto, y que hacen que los protagonistas entren en una desesperada -de mayor o menor grado- y necesaria búsqueda de algo que cambie el estado actual de las cosas. Ejemplo en "María Antonieta": el difícil intento de lograr el objetivo, que se cruza con las relaciones diplomáticas y el entorno de personas que no ven a María como alguien que merezca el lugar que ocupa.

3)Liberar: hacer que la situación contenida explote, en menor o mayor medida. Lograr que esa contención se convierta, en el contexto de cada película, en algo que claramente se identifique con la liberación, y que implique que los personajes tengan que manifestarse de alguna manera, quebrar ciertas normas; transgredir. Ejemplo en "María Antonieta": cosas concretas como el aplauso en medio de la función de ópera, o el pequeño mundo aparte que le pide a su marido que le construya; luego el resto.

Creo que es posible localizar estas 3 cosas en cada película de Coppola, que no siempre aparecen instantáneamente, claramente a la vista (tampoco creo que sea una directora a la que le interese dar una completa claridad de las cosas, menos a medida que se acerca del final de los films). Son películas, sin embargo -y si me permiten la contradicción-, sumamente claras. Universos donde la luz centellante del día y la oscuridad de la noche juegan roles marcados y específicos; historias de nada que dicen mucho para el que preste atención y quiera (como dije) viajar y agarrar pedacitos; obras que buscan sin cesar la obtención de momentos de -como se dice- "cine puro", y los logran exitosamente.

Y volviendo al comienzo, son películas, que -como deja muy claro el último plano de "María Antonieta"-, tarde o temprano, y en el mundo de Sofia casi sin aviso previo, terminan...aunque queramos lo contrario.

---8/10

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Porque siempre hay que volver, transcribo el final de la crítica en inglés que escribí de "Perdidos en Tokyo":

"Un amigo me dijo, cuando estábamos hablando de la peli, que no tenía 'clímax'. Yo debería decir que no necesita uno. Yo al menos no lo estaba esperando"


Acá al final, el final de mi crítica de "Las vírgenes suicidas", parte de un post de este año titulado "La nada":

"No es fácil de lograr, aunque estar producida por Francis Ford Coppola genere tranquilidad. Su hija le saca el mejor provecho, transmitiendo un espíritu de lo que en el cine se conoce como ‘independiente’, y que si bien nos resulta una definición molesta, sabemos que es un espíritu que provee mucho de estática...mucho de “nada” y poco de clímax y conclusiones que, más veces de las que queremos admitir, son innecesarias."


Es bueno re-leerse cuando se termina de escribir algo, y luego buscar lo que uno escribió en el pasado que se relaciona con lo que acaba de escribir. Es más bueno aún reconocer finalmente que uno tiene una coherencia a través del tiempo. Es algo que, dentro de todo, me deja tranquilo.

SE VIENE UN INTERESANTE ESPECIAL QUE GIRA ALREDEDOR DE ALGUNAS DE LAS ULTIMAS PRODUCCIONES ARGENTINAS.

PROMETI UN OCTUBRE CON TODO, NO?


SALUDOS SOSPECHOSOS!

Saturday 16 October 2010

Rareza de la semana

AVISO: Esta no es la gran película que vi en estos meses y que vengo anticipando hace un par de posts. Es simplemente una rareza para destacar que si no se las traigo este fin de semana no lo hago más. Se estrenó acá hace un tiempo pero me parece que pasó desapercibida (ni me acuerdo qué título en español le pusieron). Ahora, por supuesto, en casas de DVD alrededor del país. Quiero dedicarle la crítica a Tomi Raimondo, que me invitó a verla a su casa; y al histórico Matsan, que acompañó la experiencia.

La crítica de "The Brothers Bloom", a continuación.

"The Brothers Bloom"

Es una idea. Un pensamiento conclusivo sobre una película. No puedo decir que "The Brothers Blooom" es buena porque contiene lindas imágenes de trenes, porque está estupendamente filmada e incluye planos de que muestran un gran trabajo de puesta en escena en relación a la historia que se quiere contar. Tampoco puedo redimirla por tener una elección de locaciones admirables y alguna que otra buena atracción. Esas son las virtudes del film. Punto. La conclusión a la que llegamos con algunos amigos -bueno, más que una discusión puede que haya sido un monologo- fue que había algo en la película que no estaba bien, por más que en el final nos ofreciera claridad, sin dejarnos muchas preguntas para hacernos. Claro, si bien yo siempre digo que es bueno que algunas preguntas (de cualquier índole) queden en la cabeza cuando se termina un film, hay que recordar que no hablo de preguntas como las que deja "Inception", que creemos que son válidas y de inteligencia, y resultan ser lo contrario. Creo que el problema de "The Brothers Bloom" se relaciona con el género y el tono. Lo dije, lo sigo sosteniendo y no hace que la de Rian Johnson sea una peor película (ni siquiera la hace una película mala), pero impide que sea buena.

Lo primero entonces. Todos sabemos que existen géneros. Los vemos aunque no los podamos definir y distinguir con exactitud, e incluso así logramos localizarlos aún más cuando se hacen bien explícitios. Tal es el caso de películas que han parodiado ciertas convenciones de género en los últimos años -con diversos grados de éxito, cabe aclarar-: terror, superhéroes, comedia romántica, épica, etc. Creo que saben de qué hablo pero lo expongo para que quede claro. Hay, podría decirse, un segundo grupo en el que diversos géneros fluyen, apareciendo y desapareciendo en la historia, visual o narrativamente, si bien la película tiene un género principal más o menos definido. Luego hay películas como "The Brothers Bloom", cuya trama y la forma visual en que se cuenta devienen directamente de un género. En este caso, el género es el de estafadores (en inglés, 'con men'), y todo lo que desarrolla la película tiene relación directa con esto: los personajes y sus conflictos, el clima 'engañoso' general y, por supuesto, la 'gran' estafa final. Aquí la particularidad es que este golpe es anunciado desde el comienzo, en una suerte de introducción que el film hace de los hermanos del título. Ya sabemos que este golpe no va a ser sencillo, ya sabemos que va a incluir alguna hermosa mujer y alguna historia de amor y por supuesto esperamos que haya algún giro argumental que nos sorprenda. No estamos obligados a ilusionarnos con todas estas cosas, pero "The Brothers Bloom" nos lo permite porque nos anticipa una historia que ya tuvo final y nos hace percibir que va a haber cierto "juego", por así decir, con esta idea. De este modo, Johnson inunda la estética del film con toques de puesta en escena que hacen alusión a la incapacidad de diferenciar realidad e historia (ficción); a un aire de confusión general. Cosas como los infaltables trucos de cartas, los repetidos y coreografiados acercamientos y alejamientos de cámara -estos últimos se dan más veces- que dejan solos y pensativos a los personajes, o las luces que se prenden o apagan mágicamente en lugares inesperados son la prueba de una estrategia que aparentemente apuesta a la intensa conexión con el género en cuestión. Pero qué pasa con el tono?

Si se va a contar una historia que se basa en el engaño (el protagonista -para que no parezca que no presté atención a los personajes- básicamennte ha vivido una vida de mentira), lo más lógico sería adoptar un tono serio. Aún así, el "juego" con el género mencionado, como traté de exponer, es una constante. Aquí es donde encuentra las contradicciones el film. Está claro -y es válido y no poco interesante- el planteo del engaño como algo juguetón que también hace mal. De este modo, al comienzo la combinación de las actuaciones principales juega positivamente: un Adrien Brody bastante -quizá demasiado- afligido (le sale muy bien, es cierto), un Mark Ruffalo que entiende a la perfección el concepto de la estafa como una historia ficticia y con ello se divierte, y una Rachel Weisz tan ingenua como seductora. Sin embargo, si bien el planteo de esa mezcla entre juego y engaño, historia y verdad, es posible de lograr, "The Brothers Bloom" comienza a mezclar los tonos desde varios lugares. En mi opinión se trata de decisiones poco inteligentes por parte del director: líneas de guión innecesariamente dramáticas y sobrecargadas con música emotiva anuncian cosas que no hace falta anunciar por un lado, y por el otro el despliegue general de artificio de la película plantea una duda sostenida en el espectador de sí lo que está viendo es parte de una estafa mayor o no. Esta duda puede, de a ratitos, convertirse para el espectador en una ilusión que siempre lo terminará decepcionando y confundiendo aunque el predominio total de un género como el de 'estafadores', tan apegado al truco y la picardía, intente justificar implícitamente estas repetidas y francamente cansinas (i)resoluciones argumentales. El género, se dijo, ya es en el film demasiado explícitio para pasar desapercibido cuando se está abusando de él.

---6/10

Tuesday 12 October 2010

Mini mini-críticas? Pasen y vean (2)

Ver una película que, por alguna razón, sí se estrenó en cine aunque ya estaba en DVD, permite reflexiones también interesantes. "Hombre Solitario", de Brian Koppelman y David Levien, escrita por el primero, es un film de aire clásico. No es una referencia a la época del cine (más bien la trama se ocupa de algo bien moderno), sino a cómo se lleva a cabo; con bastante clase. Los planos tienen un andar elegante, poco vistoso, y con esa misma sobriedad se manejan las conversaciones y diálogos del film. Llevo tiempo comentando que no quiero decir esta frase que suena tan de vieja, pero resulta que "Hombre Solitario" tiene 'muy buenos diálogos'. También es clásica en su elección actoral. Michael Douglas a la cabeza, Susan Sarandon como su partenaire; la participación de Mary Louise Parker (una hermosa actriz con muchísima clase), la presencia de Danny De Vito; la inclusión de una actriz como Jenna Fischer, que maneja muy bien la emoción (verla en "Rocky Balboa"). No menos importante es la participación de tres actores jóvenes del circuito independiente, capaces de construir personajes inteligentes y vulnerables en poco tiempo de pantalla: Jesse Eisenberg, Olivia Thirlby e Imogen Poots. Es un fino elenco, contenido, medido, en una película que, creo, está libre de excesos. Si bien el protagonista es una figura muy fuerte y quizá estereotipada (el hombre grande que siempre fue egoísta e hizo las cosas mal, dañando a sus seres queridos, y ahora busca una nueva oportunidad), Douglas lo vive al máximo y su convicción elimina las dudas del espectador ante ciertas acciones del personaje: una piña un poco infundada, su presencia desubicada en fiestas universitarias, sus frecuentes olvidos y maltrato general para quienes lo apoyan...Es un hombre que ha vivido mucho y no está tan seguro de haber aprendido de sus errores. Es defectuoso, lo sabe, y sin embargo hace lo que puede para repartir su sabiduría a quien lo quiera escuchar, porque sigue siendo, con más de 60 años, un hombre egocéntrico y confiado que coquetea con mujeres de 20 y le ruega a su nieto que lo llame "capitán" en vez de "abuelo". La fuerza de la actuación de Douglas arrastra positivamente un film noble que prefiere proponer situaciones y meditar sobre ellas sin tanto alarde antes que correr en busca de una "resolución". Koppelman y Levien no colocan en la película algo que esta no pide y, como elemento 'mainstream', son un poco obvios -desde el diálogo y la imagen- en el planteo de la ambiguedad sobre el final. No les resta mérito.
---8/10

"The expendables" es el último grito de batalla de Sylvester Stallone. Un grito que habla por todos aquellos actores de acción que durante los 80 y los noventa se hicieron con un tipo de cine que nunca fue respetado. Con los años, algunos intentaron darle más prestigio, otros lo pudrieron. El punto en común es que la mayoría eligió centrarse allí, en ese mundo de músculos y disparos, para tratar de mantenerlo a flote con respeto y calidad. Allí está Dolph Lundgren, el Ivan Drago que Rocky tuvo que vencer en su cuarta entrega. Allí está Jet Li, el actor oriental que a base de batallas se hizo un lugar en la industria americana. Allí está Bruce Willis, el pelado duro de matar que hoy en día es, en sus mejores momentos, un sorprendente actor de carácter. Allí está Mickey Rourke, pieza fundamental de una generación perdida; la búsqueda eterna de un regreso con papeles que piden redención y que en el caso de "The Wrestler" llegaron hasta la carrera del Oscar (lo que importa para Rourke actor es el tipo de papel, que aquí tiene ese mismo aire de héroe destruido que tenía en el film de Aronofsky y en "Sin City", de Rodriguez). Y así también se aparece Stallone, en su figura de director/actor/escritor. Stallone siempre buscó un poco más de prestigio, y es cierto que se le complicó más que a otros. De este modo, ante la comprensión de esa situación -y como lo fueron sus últimas "Rocky" y "Rambo",- sus 'indestructibles' no sólo es la defensa, lo más estilizada posible, del género que lo hizo mundialmente famoso. Es algo que él necesita decir, por más que muchas cosas le salgan mal. Stallone, a quien considero un excelente guionista, necesita expresar que entiende y conoce el género que lo ocupa, y más. Entiende también que no llegará al nivel artístico, de consenso y premiación que alguna vez tuvo su boxeador antológico. Aún así, sale a la carga en esta ocasión con más exceso que de costumbre. Su última Rocky no lo necesitaba; le bastaba con los momentos medidos de emoción contenida, siempre cursis como solo él los puede lograr. Pero "The Expendables", más allá del planteo obligado y simple, a la larga predecible, de su historia, tiene todo: el momento de amistad cursi, el momento de amor/protección -tanto del lado de los buenos como de los malos-, el discurso del héroe avejentado, las peleas con puños, las peleas con armas, las explosiones...Se va al carajo, es cierto, y el film termina siendo, como decía Juli Rodriguez, "tacky" (chabacano, grosero). Pero, qué se le va a hacer? El Stallone que a mí me gusta, también como actor (sí), no conoce otra manera. Hay que preguntarse por último: Stallone se ríe de sí mismo? No sería justo decir que sí pues nunca lo hizo (y por eso Steven Seagal -el único de los "duros" de acción que verdaderamente da risa- y Jean Claude Van Damme -que entiendo que sí se rió de sí mismo hace poco- no podían ser parte de un proyecto como "The Expendables"). Pero lo que sí hace es tomarse la industria cinematográfica y el rol que él ocupa allí con mucha ligereza. No hay otra forma de comprender la inclusión en el elenco de Jason Statham, un verdadero "duro" moderno que desde que entró en la escena de la acción jamás se ha autoparodiado pero siempre, para bien o para mal, se ha literalmente "cagado de la risa". Statham es un actorazo y aquí se roba la película, porque así tiene que ser. Entonces con las escenas cómicas de preciso timing entre Statham y el director/actor/escritor; más el comentario actual, cómico y bien manejado que tiene que ver con Schwartzenegger; más la muestra entendimiento de Hollywood que es, en general, su más reciente película, es Stallone, necesariamente soberbio, quien está en algún lado diciendo: "Yo ya las hice todas; les doy mil vueltas y de acá no me saca nadie".
---7/10

Luego de tanto pensar y descargar un poco, concluí que sólo había visto un gran film (que feo suena eso a veces) en este período bastante inactivo. Pero lo dejamos para la próxima.

SALUDOS SOSPECHOSOS!

Thursday 7 October 2010

Octubre: Mini mini-críticas? Pasen y vean (1)

Arrancamos octubre con todo! Siempre es bueno comenzar con un gran dilema. Estuve pensando en la gran cantidad de películas que vi en el mes que la facultad lleva tomada, y las ganas que tenía de escribir sobre todas ellas. Luego pensé un poco más y me di cuenta que tenía muy poco para decir de cada una. Que si bien las 4 películas más clásicas que había visto ("North by northwest"y "Rear Window" de Hitchcock, "Breakfast at Tiffany's" de Blake Edwards y "The day the earth stood still" de Robert Wise) me habían gustado mucho -cada una por razones particulares-, todavía no me siento en un dominio del período cinematográfico como para encargarme de algo detallado, y por lo tanto, tampoco me generaba hacer un "Toco y me voy".

Ver "The Ugly Truth" no hizo otra cosa que confirmar mi admiración por Robert Luketic, que esta vez se alejó un poquito más de la fórmula del género, para entregar una lucha de sexos un poquito desenfrenada aprovechando al máximo las jugosas bocas y el jugoso físico de dos actores como Katherine Heigl y Gerard Butler. Es una buena película, que sufre una pérdida importante de puntos por saber que tiene que aferrarse a la fórmula al final del día, y las cosas se tienen que apurar para dar una conclusión que aparece como poco natural y contradice la picardía general con la que se venían manejando los personajes. En esta misma línea de género, ver "Post Grad" confirmó que los talentos de Alexis Bledel son limitados pero alcanzan y sobran, que Michael Keaton siempre quiere protagonismo pero cuando se pone juguetón y un poco humilde es grandioso verlo en pantalla; y que una película que abraza la fórmula y el cliché con todas sus fuerzas para entregar un relato cursi y predecible funciona mejor que otras que dan muchas vueltas sobre este asunto básico. Ademas el último plano es genial, por la situación que significa y el lugar de donde viene, sobretodo en el género romántico.

Ver dos películas independientes, óperas primas (dato que quizá no sea menor) de las que acá no llegan a los cines y se encuentran en pocos videoclubes me hizo lamentarme ante la estúpida necesidad que el cine de vez en cuando tiene de proporcionar lo que se conoce como "resolución". Sigo creyendo que aquella no es obligación de una película y que hay películas que no la hacen sentir como algo inminente durante su desarrollo y, cuando la entregan, le otorgan proporciones demasiado grandes que no tienen que ver con la "pequeñez" con la que las historias se venían manejando. Historia de ambiente pequeño, "Charlie Bartlett" se desarrolla primordialmente en un colegio público secundario, en el que un adolescente millonario ingresa y, para ganar popularidad, empieza a llevar a cabo todo tipo de operaciones en el baño de hombres. Es una película muy sentida, que obvia toda convencionalidad que pueda esperarse de films que se desarrollan en ese ambiente, y con respeto por sus personajes desarrolla una historia de crecimiento y cambio, y también una historia de amor. Es un papel importantísimo para el joven Anton Yelchin, que despliega todo su talento; y también para la extrañamente hermosa y promesa del cine independiente, Kat Dennings. La historia de amor es perfecta y está bien planteada. Ahorra diálogos innecesarios, apuesta a la química silenciosa de los personajes y en tres escenas resuelve lo fundamental, sin excesos. Por otro lado está la situación conflictiva que generan las operaciones que Charlie hace en el baño, resultando en una enemistad entre el protagonista y el director del colegio (Robert Downey Jr, quizá demasiado extravagante esta vez) que además resulta ser el padre de la chica de la que se enamora. La enemistad mencionada va creciendo, y la "resolución" se expresa a través de un discurso que revela la honestidad de los personajes y establece para ellos una nueva forma de encarar la vida, que es, claro más positiva. No hacía falta; no de esa manera.
---6/10

"The Joneses", por otro lado, se desarrolla en el ámbito de una ciudad, centrándose en los miembros más 'elite' de la sociedad. Una familia, los Jones, llegan a vivir a la ciudad, y de a poco se convierten en la familia modelo, dado que sus vecinos empiezan a imitar lo que los usan y la forma en que llevan su vida. Los Jones son muestra de estabilidad, de cariño y sexualidad desenfrenada, y poco a poco la trama va desmintiendo estos supuestos con esa idea de que "no todo es lo que parece". Sí me gusta, desde el guión y los escenarios (una casa gigante, campos de golf, fiestas nocturnas), cómo se percibe un elemento perturbador latente; no me gusta cómo el director ve la necesidad de resaltarlo constantemente con una música que siempre está fuera de lugar. Sí me gusta el uso de un actor completamente desinteresado como Duchovny, que es perfecto para dar cuenta de alguien que nunca entiende bien todo lo que sucede a su alrededor pero tampoco le importa mucho. La cara contraria, con una Demi Moore extremadamente seria y muy sexy -una especie de coraza-, también resulta acertada. Sí me gusta la participación del honorable Gary Cole y la actuación de Amber Heard, rubia joven y en ascenso que al parecer ha elegido muy bien los papeles en el circuito independiente. No me gusta la "resolución", que se expresa a través de un discurso que revela la honestidad de los personajes y establece para ellos una nueva forma de encarar la vida, que es, claro más positiva. No hacía falta; no de esa manera.
---6/10

Que quede claro. Yo no tengo la respuesta de cómo se tenía que encarar esa "resolución" (entrecomillada por lo grande e importante que termina siendo en la película), y no digo que no deba existir. Lo que sé es que particularmente en estos dos films se trabajó mal. Es muy fácil (y decepciona) ver cuando una película, simplemente con una escena, logra traicionar todo lo que venía desarrollando. No puede ser buena una película que tenga una 'doble traición': para consigo misma y con el espectador. Vieron las pelis? Y si no lo hicieron, qué piensan?

La próxima dos películas un poquito mejores que las vistas hoy, como para ir subiendo el ánimo. Será un post sin presentación, directamente continuado de este 'Mini-mini críticas'. Pero la próxima.

Saludos Sospechosos!