Saturday 26 December 2009

Te veo porque te quiero: Mini-críticas al ataque

A todos nos gusta algo particular del cine. Dentro de una película, generalmente, tendemos a prestar más atención a algunos elementos que a otros. Quizá esto sea inconsciente o no, pero se nota cuando escribimos. Sin embargo, y a nuestro pesar, lo que más se traduce en escritura es el amor por ciertas figuras: directores, actores, actrices y/o guionistas que nos generan un fanatismo difícil de ocultar. Generalmente este fanatismo está justificado, o al menos creo que debería estarlo si vamos a pasarnos toda una crítica adulando a alguien (no sería muy ‘crítico’ hacer esto sin sentido). Los invito a leer mis críticas de películas de Mark Ruffalo y Philip Seymour Hoffman –dos de mis actores favoritos- para que entiendan de qué estoy hablando.

Hoy llevamos a la vida cotidiana ese fanatismo, que para muchos es casi amor (es mi caso), a las películas que he estado viendo recientemente. El post tiene cuatro películas, con sus mini-críticas respectivas, que rápidamente expresan la situación de “amor”, conectándola en casos con anécdotas personales o relacionadas al film y dedicándose a lo que aquí todavía hacemos: analizar.

Estoy enamorado de Ellen Page, y creo no ser el único. Hay cierta magia que quien ve cine puede percibir, relacionada con el todo de una actriz. Por hoy digámosle “aura”. Y como el aura según Benjamin es la manifestación irrepetible de una lejanía, lo más lógico es relacionar esta magia de la actriz con una película en particular. Esto no quita que uno después siga volviéndose loco por la persona, pero nada va a poder superar esa sensación, ese brillo especial que uno encontró en tal actriz en una película en particular. En mi vida sólo ocurrió tres veces, esta “aura” o lo que sería el “momento aurático”: hablo de Winona Ryder en “Reality Bites” (aquí mi crítica), de Kate Hudson en “Almost Famous” (aquí mi crítica) y de Ellen Page en “Juno” (aquí mi crítica). Lo que sucede es que una vez vivida esta experiencia, no nos cansamos de seguir a la persona que la generó. Así uno llega a películas como “The Tracey Fragments”, que son de dudosa calidad pero que contienen a una Ellen Page que sabe lucirse. Dirigida por el canadiense Bruce McDonald y basada en una novela y guión de Maureen Medved, la película es el retrato de una adolescente conflictiva. Su nombre es Tracey Berkowitz y Page la interpreta como una locomotora andante: el pensamiento a mil por hora, la imaginación volando constantemente, un desinterés frenético que la puede encontrar en el más peligroso de los lugares sin estar asustada -claro que siempre hay una excepción, porque al final del día Tracey es una adolescente más-, una apariencia introvertida que esconde una mujercita salvaje. Sin duda es un personaje complejo con un mundo interior riquísimo que McDonald intenta acompañar desde lo visual. Lo que pasa en el film es que el hermano de Tracey desaparece y en torno a este hecho, la conocemos a ella, sus círculos y tratamos de descifrar lo ocurrido con su hermanito. Será complicado, pues el punto de vista siempre es el de la protagonista, aunque a veces se entrecruce una realidad que ella sigue confeccionando a su manera. Y esta realidad confeccionada es una realidad, como el título indica, fragmentada. Por lo tanto, así se construye el film. La pantalla se divide en dos, en tres, en diez, en quince partes y se pierde el centro del sonido y de la imagen; cosas aparecen y desaparecen; hay momentos recurrentes de presencia de un chico de quien Tracey está enamorada y también de un psicólogo extraño que la atiende de vez en cuando. La película es difícil de ver, pero es interesante. Además, parece que, como sucede con las grandes estrellas, está hecha para el lucimiento de su protagonista. ¿Será que fue así? ¿O es que el brillo de Page es enteramente natural?
---6/10

La respuesta a la pregunta anterior podría encontrarse en “The Stone Angel”. Dirigida también por una canadiense, Kari Skogland, quien alguna vez dirigiera la interesante “Liberty Stands Still”. “Angel” habla del pasado desde un presente tormentoso. El pasado que Hagar (intepretada por Ellen Burstyn de vieja y por la debutante Christine Horne de joven) recuerda es bello al principio, luego algunas piedras complican el camino y finalmente la vida termina en la eterna discusión familiar de si ir a un asilo o no. Su hijo Marvin (Dylan Baker) le guarda bastante rencor. Hagar es de una familia tradicional y, por alguna razón, siempre lo prefirió a su hijo menor John (Kevin Zegers); pero ambos la adoran por igual. Antes de este conflicto, sin embargo, la historia -cuyo guión la directora escribe basándose en la novela de Margaret Laurence- pasa por una etapa tipo “The Notebook” (aquí mi crítica), en la que la adinerada y tradicional Hagar se enamora del granjero mal hablado y mujeriego Bram Shipley (Cole Hauser). La comparación con la película de Cassavetes es inevitable, principalmente por el parecido de la historia, en segundo lugar porque la química entre Hauser y Taylor no funciona de la misma manera que la de Gosling y McAdams. Hauser no llega a transmitir la bondad suficiente, y el enamoramiento no se percibe; mientras que a Taylor los zapatos de mujer ruda que Burstyn se calza a la perfección en el presente del personaje le quedan un poco grandes. Estamos hablando de una historia de amor que destruyó a una familia. Por más que haya nados en el río desnudos, o sexo en las escaleras, el romance no parece estar allí. Y es lógico, si lo pensamos como una decisión moral del personaje de Hagar para contrariar a su familia; pero aún así, hay una idea de pasión femenina que tiene que verse y nunca aparece del todo. Hay otras cuestiones que se ubican dentro de la película. La filmación de Skogland es demasiado cuidada y bella, la música de John McCarthy permite predecir algunos momentos fundamentales...todo en general es bastante “película para televisión”, como un film que vi el otro día llamado “Los misterios de Pittsburgh”. Ese también es un film en el que todo está demasiado “en su lugar” y sin embargo, la presencia de una actriz, Sienna Miller, y su persona cinematográfica, descolocan...hace que las cosas no cierren del todo. Créanme que ocurre exactamente lo mismo con Ellen Page en “The Stone Angel”. Page intrepreta a Arlene, la novia de John, el hijo favorito de Hagar. Su aire es tan natural, tan verdaderamente de pueblo, y a la vez en discusiones serias con la madre de su novio el personaje se presenta tan amenazante que la composición plantea preguntas. En sus pocos minutos de pantalla, y desde su personaje, las cosas se ven diferente -es como que cobran sentido- y, en contraposición a lo anterior, las escenas de sexo son más que válidas, y creíbles...Arlene pide bebés, y la cámara muestra tensión; y un film que de otro modo hubiera sido un desastre, se vuelve digno de ver.
---6/10

Así como nos ocurre con actores, el fanatismo nos puede ocurrir también con directores. Es interesante, pues no todos estos tienen que ser ‘autores’ o personas de renombre. Un tipo como yo al que le encantan las comedias románticas va a desarrollar una leve admiración por realizadores como Richard Curtis, quizá Edward Burns o, recientemente por haber visto su confirmación con “The Proposal”, Anne Fletcher. Sin embargo, es el australiano Robert Luketic que desde “Legalmente Rubia” -sabia decisión la de no participar en la segunda parte- viene realizando decentes comedias románticas. ¿Podríamos llamarlo ‘artesano’ del género? Es cierto que “21 Blackjack” no es comedia, pero si es una historia romántica en un sentido general...se percibe. A mí me encanta “Legalmente Rubia” y me gustó “Monster in-Law” (aquí mi crítica), sin embargo es probable que el punto alto de la filmografía de Luketic sea una pequeña cosita llamada “Win a date with Tad Hamilton!”. Es una comedia romántica que funciona porque entiende; es entendida del género y sus temáticas. El guionista Victor Levin escribe acerca de una chica de pueblo llamada Rosalee Futch que gana un concurso para tener una cita con un galán estrella llamado Tad Hamilton. Ya desde los nombres el asunto es gracioso, y el entendimiento del que hablo se extiende para hacer funcionar la comedia y el romance. La comedia en la burla al pequeño pueblo y a la actitud de sus personas, que la película también homenajea en ciertos pasajes y en la actitud que la superestrella toma hacia la vida luego de conocer a Rosalee. Haciendo homenaje al pueblito se hace burla al galán estúpido carilindo de Hollywood. Este chiste sostenido es total, con la inclusión de dos actores importantes que no están desaprovechados sino minimizados: Nathan Lane y Sean Hayes, que hacen de managers/amigos de la estrellita. Hamilton está interpretado por Josh Duhamel, actor que admito no haber visto ‘actuar’ mucho pero que bajo la mira de Luketic parece entender cómo reírse de sí mismo. Mientras que por otro lado, el tercero en discordia, pueblerino mejor amigo de toda la vida de Rosalee (porque esto es un triángulo amoroso) interpretado por Topher Grace entiende que es de él de quien se tienen que reír. No es para menos la actuación de Kate Bosworth, que está hermosa y aquí se confirma como actriz luego de varias participaciones en films independientes...Luketic más tarde la haría verse en pantalla casi como una ‘femme fatale’ (en “21”) y luego la reemplazaría (¿?) por su versión más madura y emocional, Katherine Heigl. No se asusten, estas son todas teorías de una persona que cree entender a un director que quizá entiende. En “Monster in-Law” Jennifer Lopez supo lucirse, porque siempre las mujeres son más importantes para el australiano...aquí, ni Topher Grace ni Duhamel, más bien Bosworth y hasta Ginnifer Goodwin en un secundario exquisito. El romance también flota por todos lados, con una ternura inacabable, cursilería incluída y soundtrack acertadísimo. El film quizá peca de apurar demasiado su final predecible, pero Luketic no escatima esfuerzos a la hora de filmar, y lo hace de forma divertida, generando sorpresas con una trama que le da elementos para ‘jugar’ con el cine y los actores, y todo ese mundo del que él mismo forma parte (hay un par de escenas tipo “cine dentro de cine”, que se repiten y se vuelven a encontrar y que para una comedia romántica están bastante bien logradas). Al final del día, incluso cuando la estrella es la mujer, el director consigue que queramos ser un poquito de Tad Hamilton y otro poquito de ese amigo que siempre quiso a su amiga como algo más y ella no supo verlo.
---7/10

Y al final está Christina Ricci. Y mi amor de niño y una carrera con altibajos que pudo haber sido (debió haberlo sido) enorme. Aquí la criticamos hace un tiempo en “The Gathering” (mi crítica) y siempre que podemos la seguimos. El otro día empezaba esta historia de una mujer con una nariz de cerdo, cual Cenicienta o Blancanieves a la espera de su príncipe azul, solo que más fea. Pero mentira, porque ni con una nariz horrible puede verse fea Chrisina. Hay un lindo estado de ánimo en “Penelope”, el primer opus de Mark Palansky, escrito por Leslie Caveny. Nos introduce a sus personajes y su historia como si todo fuera un dulce cuento de buenas noches. Y lo es, cuando quiere, con personajes pintorescos como un periodista interpretado por Peter Dinklage o la madre obsesiva interpretada por Catherine O’Hara, hasta la motoquera rebelde en la piel de Reese Whiterspoon. Pero aunque este mecanismo de la fábula a Palansky le funciona, se queda mucho con la idea de “chanchito va a la ciudad y conoce gente” (literalmente, pues la Penelope que interpreta Ricci tiene esa nariz de chancho) y hace esperar mucho lo que claramente es una historia de amor, comedia o drama romántico, o ambas cosas. Y en la historia de amor, la cosa funciona porque es diferente el marco en que se cuenta, porque McAvoy es un anti galán que puede ser galán acá, allá (en “Atonement”-aquí mi crítica-) y en el otro lado (en “Wanted”; lo sé aunque no la vi) y porque Ricci hace todo absolutamente bien. Pero es tarde, como lo era para la Bella, o para Blancanieves, y para todas esas princesas que siempre esperaron...es tarde para el amor y el soundtrack que aquí no es acertado sino rebuscado, acentúa cosas que no hacía falta acentuar, y cierta naturalidad se pierde, y la película se queda a mitad de camino.
---6/10

Pero no pasa lo mismo en “Serendipity” (me rehúso a pronunciar la traducción del film cuando su título original es tan bello), porque el director Peter Chelson va el todo por el todo, y se la juega completamente por el amor. En este caso, lo une con la eterna idea del ‘destino’, y en su película nada puede fallar porque ya desde la puesta en escena todo está atravesado por esta cuestión. Los ralentis que muestran casualidades, los encuentros más esperados que inesperados, las sonrisas, los primeros planos, la música, las corridas por la ciudad de Nueva York, los suéteres que quedan en bancos por un largo rato sin que nadie los agarre...estas son todas situaciones que se dan en “Serendipity” y ninguna está fuera de lugar. Hombre regular americano (perfecto papel para John Cusack) conoce en circunstancias extraordinarias a hermosa mujer británica (en el film se llama Sara, pero es Kate Beckinsale); hablan, toman algo en un lugar llamado “Serendipity”; ella le confiesa su fascinación por el destino y él teme no volverla a ver. Se alejan, pero no se dejan de pensar. Esto, Sospechosos...esto sucede. Y si no me creen fíjense como lo vive Jonathan, el personaje que Cusack compone de forma tan humana con esa cualidad inexplicable que le imprime a todos sus personajes. Jonathan lo sufre, y busca a Sara desesperadamente. Vamos de cultura en cultura, porque hay otros personajes alocados que experimentan con músicas celtas (el prometido de Sara interpretado por un divertido John Corbett); de ciudad en ciudad, porque Sara obliga a su amiga Eve (una especial Molly Shannon) a volver a New York a encontrar al hombre de sus sueños; y hasta por toda la gran ciudad, cuando Jonathan le pide a su amigo periodista Dean (un sensacional Jeremy Piven) hacer lo imposible para encontrar a la mujer de sus sueños. En un film como este, 100% romántico desde su construcción, lo importante no es cómo termina -eso lo sabemos todos- sino los momentos mágicos durante el viaje, que son justamente los momentos que logra crear Chelson (estoy convencido de esto, pues también vi “Shall we dance”). Finales que no son finales, pistas que esperamos encontrar junto a los personajes, descubrimientos que saemos que serán así; momentos que arrebatan sonrisas, que estremecen el cuerpo. A una película romántica no se le puede pedir mucho más.
---8/10

PD: Verdad que esto se llama “Te veo porque te quiero”, así que se preguntarán por qué vi esta última película. Y es que me canso de decirlo pero, tarde o temprano, uno se termina enamorando de Kate Beckinsale.



...no?



La próxima nuestro clásico Especial de Fin De Año, y de a poco sí, todo lo que venimos prometiendo.

Saludos Sospechosos!

...y felices fiestas!!!

Tuesday 22 December 2009

Peticiones

Un poquito de Cine Argentino esta semana, que está llegando la Navidad y sí, ya van saliendo esos especiales tan esperados y prometidos por este incompetente espacio que a veces se cuelga con otras cosas que están en su alrededor. Hay también un escrito que compara dos films argentinos que no sé si me animaré a poner esta semana pero que quedó muy lindo. Pero al grano que tampoco a dar tantas vueltas. Bueno sí, vi "My blueberry nights", "The Hangover", "The Proposal" y "Redbelt"; cuatro películas que no sé si tienen cosas en común pero que estuvieron ante mis ojos estos días. Si me animo las juntaré en algún lindo especial de Mini Críticas.

La petición del día de hoy es implícita (ya lo había dicho) y se le atribuye al señor Nico Ledezma. Espero que la crítica de la película argentina que vimos juntos sirva de algo, motive algo o al menos diga algo. Para todos lo mismo, como siempre.

La crítica de "Fantasma de Buenos Aires", a continuación.

"Fantasma de Buenos Aires"

Yo admiro a la FUC. La universidad de cine argentina es un lugar en el que estudiaría el arte de la realización y reconozco el mérito de sus estudiantes/egresados y lo que han hecho: en el ámbito independiente, la referencia es Mariano Llinás y sus "Historias Extraordinarias" (aquí mi análisis); mientras que entre las cosas hechas enteramente por la FUC y sus estudiantes, "Sólo por hoy" es el trabajo de un maestro (y una obra maestra, me convenzo cada vez que la vuelvo a ver). Con antecedentes como estos, no es tan alocado esperar mucho de "Fantasma de Buenos Aires", el más reciente largometraje que la Universidad ha completado.

Escrito y dirigido por Guillermo Grillo, el film es reconocible. Es nuestro; porque el lenguaje y las referencias al pasado del país son tantas que quizá una audiencia de otro lado se sentiría fuera de lugar. Eso para mí está bien porque me reí con algunos chistes (que tienen que ver, principalmente, con el lenguaje) y algunos momentos y reacciones que son típicas de esta parte del mundo. Y esa es la primera cosa buena acerca de la película: el director Grillo no teme hacer el ridículo. Confía en su material y apuesta a las escenas calladas que involucran uno o dos actores en lugares oscuros, aparentemente peligrosos. El más reconocible de estos es un cuarto con un bar que, si los personajes y su historia fueran de otro lugar, el hecho de que la película es nuestra se perdería por completo.

Es sólo que es nuestra porque intenta serlo con muchas ganas; la confianza de Grillo aquí también le juega a favor. Si han vivido en o visitado Buenos Aires, podrían llegar a reconocer algunos lugares (nombres de calles, números de colectivos), pero el problema es que este sentimiento de pertenencia no dura mucho; y es como si la película se trasladara por cuenta propia a ese cuarto...a ese bar en el que la realidad no importa tanto. Tomás (Estanislao Silveyra) acaba en el cuartito porque juega un juego -el "juego de la copa" le decimos acá- con sus amigos. En la enorme casa de Claudio (un sorprendente Juan Diego West) tratan de invocar a un espíritu, y luego de hablarle, la copa que están usando se rompe accidentalmente. "Ahora el espíritu se queda en la casa", dice uno de ellos. Se van corriendo y al día siguiente Tomás se encuentra allí, hablándole al espíritu de Canaveri (Iván Espeche).

En el cuartito ambos hacen un trato. Canaveri tiene negocios por terminar en la ciudad y Tomás quiere saber ciertas cosas sobre la muerte. Lo que deciden es que el fantasma vivirá en el cuerpo del chico por algunos días, y sus modales particulares y lo diferentes que son al Buenos Aires contemporáneo y, aún más, a la personalidad de Tomás, irán llevando la película. Hasta este punto dos subtramas están funcionando: esa especie de misterio del negocio inconcluso de Canaveri con su pasado y la relación del fantasma con el chico. La tercer subtrama involucra los sentimientos amorosos que Tomás tiene por Cecilia (María Paula Brasca), la hermana de su amigo Claudio.

La cosa es que, para Grillo, estas tres direcciones son igualmente importantes. Hace bien en confiar en sus actores porque en general hacen un buen trabajo, y hace bien en confiar en su historia porque no es aburrida y, como mencioné antes, es divertida. Creo que la juega mal al no encontrar un centro para su pieza. La película, que tiene el nombre de una ciudad en su título, nos da una versión fragmentada de esta ciudad. Podemos identificar Buenos Aires, y eso hace a "Fantasma" nuestra (en parte), pero es una Buenos Aires que muestra rincones específicicos, áreas seleccionadas que no dejan que la enorme ciudad respire. Es como sentir que pertenecés a un lugar sin poder sentir el lugar en sí. En "Sólo por hoy", Ariel Rotter nunca exploraba cada centímetro de Buenos Aires, pero sin embargo, por lo que estaba contando y por cómo lo contaba, la ciudad respiraba en nuestras caras.

La historia romántica y la relación entre el fantasta y Tomás no funcionan por razones similares. No sabemos quiénes son estos personajes; si están en la secundaria o en la universidad, si viven solos o con sus padres, si tienen alguna otra vida aparte del círculo interno que el film presenta. Sus personas, como la ciudad que Grillo muestra, nos llegan de manera fragmentada, y no hay una pista en el film que pueda explicar por qué esta podría ser una decisión intencional. Algunas conversaciones acerca de carreras, algunas discusiones sobre qué hacer con el espíritu cuando esa copa cae en el suelo...el resto es humo; es tristemente insignificantes.

Sin embargo, creo que lo que más me decepciona está relacionado con la búsqueda visual. La confianza general que posee Grillo hace que se olvide de filmar, y los planos de "Fantasma de Buenos Aires" son llanos, faltos de inspiración al punto de que pueden verse como el producto de la vagancia. Si no nos podemos conectar con los personajes y no hay siquiera un estado de ánimo visual que los represente, o la situación en la que se encuentran, o la gente con la que se relacionan, o cualquier otra cosa que pueda percibirse del film sin estar necesariamente expresada en sus tomas, entonces una película se vuelve trivial. "Fantasma" no es mala; es simplemente trivial. Y eso no es algo que espero de la FUC.

---6/10

Saturday 12 December 2009

Palpitando el fin de año: mini-críticas, cosas pendientes y deudas eternas que aquí todavía no serán saldadas

Estoy de vacaciones. ¿Saben lo que significa eso? No, está bien, yo tampoco, pero lo estoy empezando a saborear. Y es que no son sólo vacaciones estos días; es la dulce espera de las fiestas, pongamos o no un arbolito de navidad. Es la vuelta a casa, el tiempo en familia y, en el ámbito cinematográfico, el conteo final. Pronto vienen las listas de “lo mejor” y “lo peor” del 2009 en todos lados, pronto vienen las predicciones a los premios más importantes de Hollywood y hasta las mismas entregas de estos. Aquí estamos muy emocionados, pero más allá de todo, y como siempre dejamos cosas pendientes, quería regalarles un post loco y desordenado con varias cosas que vi en el año de las que todavía no saben, algunos comentarios diversos y la promesa eterna de lo que viene. No se asusten; creo que este tipo de posts es lo que más se viene leyendo últimamente aquí.

El otro día, por ejemplo, así nomás, vi una de las mejores películas del año. Siempre es toda una experiencia ir al Arteplex solo. Son menos de diez personas en la sala: adelante tuyo hay viejitos que van al cine a reencontrar su amor y se besan cada tanto, por lo tanto se escucha un “muack”; atrás tuyo hay viejitas que además de llegar tarde a la película se la pasan comentándola, generando varias molestias; y hay a mi lado un típico cinéfilo que las calla con “shhh” y con “por favor” cada dos minutos. Le doy la razón: “Goodbye Solo” es un film que merece ser visto en silencio, y el Arteplex es una de las pocas salas que se anima a regalarnos su estreno. Delicado, precioso y humano. Creo que son tres palabras que definen el cine de Ramin Bahrani, director americano independiente con tres películas en su haber y de quien ya había visto “Chop Shop”, el relato de un niño y su hermana sobreviviendo en un taller de autos en Queens. Si bien este nuevo film cambia de escenario, casi no importa pues Bahrani no cambia la esencia de su trabajo. Delicado porque dentro de su simpleza se esconde un trabajo importantísimo. Otra vez trabajando con pocos actores, otra vez filmando en relativamente pocos lugares. Los planos, siempre muy austeros y naturales, están generalmente al servicio del trabajo de los intérpretes, que son dos: Red West y Souleymane Sy Savane. Souleymane es el Solo del título, y es un taxista a quien William (West) le pide que lo lleve a Blowing Rock, una alta montaña en la que, nos enteramos más tarde, nieva hacia arriba. El film de Barahni es precioso porque comprende y refleja lo más íntimo del ser; esa cosa que llamamos alma y que en algunas personas –como es el caso de Solo- siempre sale a la vista. La sonrisa constante, la intención de ayudar y el respeto por su familia y por William, hacen de Solo uno de los personajes más bondadosos del año. Y eso es humano. Porque el cine de Barahni no incluye decisiones forzadas, momentos culminantes o excesivamente dramáticos. Su edición es cruda, pura, humana como sus criaturas que luchan por seguir luchando y, en este caso particular (cuando vean la película podrán interpretar), porque algún otro pueda seguir luchando un poco más. Y es que aunque haya una fecha límite en la que William se tiene que ir y aunque oigamos discusiones y peleas que parecen definitivas, “Goodbye Solo” es una película sin tiempo, como “Chop Shop”; una película que empieza empezada (un plano de Solo y William en un taxi que irrumpe de repente, con el sonido de la calle y la oscuridad de la noche), y que termina empezando (un plano de un paisaje hermoso que ve un auto alejándose). Todos tenemos deseos. Por ahí muchos, por ahí uno. Que logremos cumplirlos no significa que termina nuestro camino. Mucho menos el del resto.
---9/10

Después hay deseos más simples, más infantiles e inmediatos; dramáticos y llenos de sentido porque así viven las cosas los niños. “Son of Rambow” habla de esos deseos, atravesados por un fuerte emprendimiento cinematográfico infantil (que también es un deseo): hacer una película de guerra tipo “Rambo”. Los protagonistas son dos, y sus actuaciones brillantes cargan con el film: Will (Bill Milner) y Lee Carter (Will Poulter, un poquito superior). Se conocen en la escuela en circunstancias peculiares y también en el mismo tipo de circunstancias van llegando a la idea de trabajar juntos en el proyecto/película, que termina no sólo ocupando todo su tiempo sino también el de un importante número de compañeros de la primaria que sirven de secta a un estudiante francés (Jules Sitruk) que ha venido de intercambio. Hay una idea clara, en principio, de contraste libertad/encierro, ya que Will es de familia fuertemente religiosa y Lee Carter es un desastre, vive con su hermano, trabaja y no le importa mucho el colegio. Desde este lado, es como que Will vendría a “liberarse” al conocer a Lee Carter. Pero no es tan así. De hecho, las familias de ambos chicos están planteadas como un encierro (la de Will desde lo religioso, casi una prisión en la que lo quieren meter; la de Lee Carter desde lo estricto, con su hermano tratándolo como trapo de piso) y es el aire libre el que les da respiro, escenario para hacer una película y para construir aquella cosa llamada ‘amistad’. El campo de batalla entonces es total: los dos chicos discuten las ideas, las filman con la cámara y, como en el mejor cine casero o independiente, hasta dejan la cámara filmando y el espectador puede ver como una pelea entre ambos luego podría formar parte de un metraje final. Operan como realizadores, se designan funciones y horarios; hacen promesas de sangre y las conversaciones que tienen y las situaciones que viven son sumamente palpables. El oído y el ojo del director Garth Jennings en lo que respecta a la amistad es envidiable. Es envidiable también que haya podido darle al cine un lugar tan importante en una “película dentro de una película” en la que no siempre estamos seguros de qué es ficción y que es realidad. Inteligente, sin duda alguna; y cálida, a comparación de muchos productos –de cualquier género- ingleses que tienen una frialdad que descoloca. De lo que si no quedan dudas luego de ver la película, y a modo de explicación y/o conclusión si se encuentran con dudas para describirla, es de lo siguiente: el cine salva...y cómo.
---9/10

No todas las amistades son tan inocentes como las que forjan los niños. La vida nos pone a veces frente a ciertas personas y tenemos que lidiar con lo que nos toca: porque lo elegimos, porque no nos queda otra opción o porque tenemos dignidad, creo. No es lo mismo hacer algo con ganas porque aceptamos y entendemos que no tenemos alternativa, que hacer algo con responsabilidad (sí, también ganas) y hasta orgullo porque tenemos dignidad; porque somos honorables. Entre este debate vive el estado de ánimo de “In Bruges”, de Martin McDonagh. Es una muy buena película, muy sólida y engañosa, bien escrita por su director y correctamente interpretada por actores que no estamos acostumbrados a ver juntos. Es una película sobria, que no toma riesgo alguno y sin embargo nos hace sentir el riesgo que viven sus personajes. Ken (Brendan Gleeson) y Ray (Colin Farrell) están atrapados, estancados en Brujas, Bélgica. Hay un trabajo que están esperando hacer y una llamada que lo dictará, porque me olvidaba...son asesinos. La repetición como recurso y elemento clave del desarrollo tiene que ver con que Ken, que es un poco más grande y formal, quiere recorrer la aparentemente hermosa Brujas (la Brujas turística); mientras que Ray, joven y desesperado, quiere tomar bastante cerveza y hacer el trabajo que los trajo allí para luego volver a Londres. Es una zona de riesgo, si consideramos que tienen que estar pendientes del hotel y del teléfono porque un tal Harry -que no sabemos quien es- va a llamar y va a dar las instrucciones y si consideramos la repetición. Son varios días que los protagonistas salen a recorrer, y esta situación turística que siempre tiene el mismo aporte de Ken y el mismo rechazo de Ray va dando lugar a otras cosas; abre el campo desde lo dramático para la relación entre dos personajes que en principio no parecen tener mucho de qué hablar, e ilumina elementos del pasado que son esenciales para la trama y que van revelando a su vez otras cuestiones. Una vez que conocemos los tormentos de los personajes, los entendemos más, y la monótona Brujas se transforma en un parque de diversiones, donde hay lugar para la acción improvisada, encuentros filosóficos disparatados, persecuciones, una “película dentro de una película” que es fundamental y hasta una trama semi-romántica. Les cuento yo que todo este parque de diversiones está enmarcado en la comedia más negra, que no es la más jovial de todas. Y sin embargo es rarísimo porque lo que pasa es que nos reímos, pero también se nos contagia una enorme depresión que vive en los personajes y que tiene que ver con ese debate inicial. La dignidad, la caballerosidad, el honor...son cualidades que no se ven mucho hoy en día en los hombres. “In Bruges” es un film actual...véanlo si tienen ganas de rescatar el honor. NOTA: Ralph Fiennes tiene un papel pequeño...Yo lo considero un actor excepcional, pero a veces me parece tan básico y flojo lo que hace.
---8/10

Es así. Nos toca estar con ciertas personas con las que nunca hablamos porque a veces las cosas se dan así. En un corto período de licencia de la guerra de Irak, los soldados Cheaver (Tim Robbins), Colee (Rachel McAdams) y T.K. (Michael Peña) terminan viajando juntos a sus respectivos lugares de destino, que en el caso de Colee y T.K. no son sus casas, y en el caso de Cheaver, es su hogar con su mujer y hijo después de mucho tiempo. “The Lucky Ones”, dirigida por Neil Burger y con guión original de Burger y Dirk Wittenborn, no es una película DE LA guerra; es una película DE GENTE DE LA guerra. Gente que está volviendo, gente que estuvo allá y que no sabe exactamente que hacer acá. Algunos incluso no saben si saben, pueden o quieren hacer algo diferente a lo que hacen allá. Es muy fuerte (lo que hacen, lo que viven), pero aparentemente no genera odio. Hay un pasaje simbólico de los tres en el auto (un auto rojo que se vuelve un personaje más) cruzándose con otro auto de musulmanes. Se pone todo en cámara lenta y las miradas se penetran. Es un comentario! Sí, y después en una fiesta a la que los soldados van pasa algo similar. Pero que se comente acerca de la guerra y que se juegue con el recurso de que los soldados dan las gracias a las personas y éstas responden “gracias a ustedes”, no significa que esta sea una peliculita más de comentario sobre la guerra. De hecho, no es una película más. Es una suerte de ‘road movie’ en todo caso más sentimental que política, con personajes bien definidos y con diálogos que los unen y los enfrentan dentro de la travesía. Es más, hasta quiero agregar que es tan fuerte la guerra que afecta su manera de relacionarse y se puede ver: en una escena en la que Colee es insultada por unas chicas jóvenes en un pub; en un momento en el que Cheaver cree que su familia va a recibirlo de una manera y no se da así; en el momento en que el mismo Cheaver tiene un interesante encuentro con una rubia; en la tensión sexual que se percibe todo el tiempo entre T.K. y Colee, y que –gracias Neil Burger- se vuelve casi romántica y tierna. “The Lucky Ones” es un film complejo y no le podemos pedir que deje de lado a la guerra si sus criaturas están atravesadas por ella. Piensen eso cuando vean la película, o si la vuelven a ver. En el lado positivo, está la mejor actuación de la carrera de McAdams, que aunque transmite una actitud masculina, ignorante e inocente, deja resto para una vulnerabilidad y una belleza que no puede ocultar y que sabemos que sigue allí. Su Colee no para de hablar y de llamar la atención, robándose cada escena de la que forma parte. McAdams es incluso cómica, porque el film lo es y Robbins y Peña la acompañan correctamente en este aspecto. No podemos obviar grandes, bellos momentos construidos, entre los cuales destaco un choque con rompimiento de vidrio, la cura de una herida, y la aparición de un tornado (como tarea, localicen los momentos y luego me cuentan). Sin embargo, tampoco podemos disculpar ciertas ‘conveniencias’ de la trama en un film que se presenta como totalmente transparente; y una música de Rolfe Kent que parece sacada de serie de televisión playera adolescente. Las licencias tomadas por la trama son perdonadas, al menos por este espectador, pues conducen a buen puerto; la conclusión de cada historia es justa, y con eso también basta. De la fábula colorinche “ilusionista” (aquí mi crítica) pero no mala a esta aventura, hay para Burger un avance importantísimo. Creo que siempre es mejor si nos dedicamos a las personas tal cual son, las abarcamos completamente y no les mentimos ni a ellas ni al espectador que las va a conocer. “The Lucky Ones” hace todo eso, y lo supera...con creces.
---8/10

La promesa eterna de lo que viene, para finalizar, es lo que viene...que vendrá, próximamente, este mes...no lo duden.
-Un especial de mini-críticas: "Te veo porque te quiero"
-La lista de Castelli
-Toco y me voy, con la emisión de "American Graffiti"
-La petición (implícita) de Nico Ledezma: la argentina "Fantasma de Buenos Aires"

Saludos Sospechosos!

Monday 30 November 2009

Un "pacientero"

Así como soy del sur, tampoco soy un escritor, pero eso no me quita la esperanza subjetiva de encontrar, en una ciudad con tantos ingredientes como esta bella Buenos Aires, un poco de paciencia. Una vez me crucé con un hombrecito. Me vió, desde abajo, yo parado en la esquina, y él con la mano extendida. En ese momento, pensé que me iba a pedir una moneda; pero cuando busqué en mi bolsillo y volví hacia él, el individuo tenía una bolsa en la mano. “Vení”, me dijo, como invitándome a entrar en la bolsa. Se me ocurrió que el hombrecito estaba loco, y no sé si lo que dijo a continuación fue porque era realmente así, o porque era algo que yo quería escuchar. Me miró fijamente, con comprensión, y susurró: “Acá…acá está la paciencia”.
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-Eso es para todos, especialmente para Agustín Castelli, que lo entiende mejor que nadie, y para los compañeros de la facu que se bancaron todo un año como los mejores. Todavía falta un poquitito, pero estuvo lindo...
-También lo menciono a Agus porque se viene "La lista de Castelli" recargada, entre otras cosas que preparamos en Los Sospechosos para el final de año
-Paciencia no pude tener con "Funny People", lo nuevo de Apatow que me decepcionó bastante...ni con "Fantasma de Buenos Aires", peli nacional de la que esperaba un poco más.

Pero paciencia...Paciencia todos que estamos ahí.
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Aprovecho para invitarlos a ver Somos Dos y Tres en vivo el viernes que viene, por primera vez en Capital Federal. Tocamos en "La Dama de Bollini" (Pasaje Bollini 2281 , Recoleta) y es el último concierto del año. Puede que seamos una banda que cultiva la paciencia...o no, no sé. Pero sé que hacemos buena música; así que si tienen ganas acérquense a escuchar fanáticos del cine, Sospechosos a quienes nunca se les ve la cara. Es a las 11:30 de la noche el viernes que viene, el viernes 4. La van a pasar bien.

Para más info en general, visitar www.myspace.com/somosdosytres

ME VOY A DORMIR.

Thursday 19 November 2009

Entre el clima y el cine, o Una comedia romántica que no se espanta

Está raro el clima en Buenos Aires estos días. Si bien es cierto que yo nunca la pego y salgo con buzo cuando hace calor y con traje de baño y remera de manga corta cuando hay frío, lo que está sucediendo es que está habiendo extrañas variaciones entre el viento y la lluvia, que enrarecen este verano que comienza. Cierro la ventana a la noche, pero no porque siento que el viento la va a romper, sino porque las luces de los relámpagos molestan para ver una buena película en la televisión. Es más, los relámpagos anuncian una lluvia que a veces llega horas después. La lluvia, muy fuerte, acompañada o no con el viento, da lugar apenas termina al calor que nos está atormentando a los estudiantes en las semanas de parciales (LO QUE ESTA COSTANDO LA RECTA FINAL!).

Pero por suerte siempre está el cine, con su entorno agradable y la posibilidad, siempre bienvenida, de que la realidad se cruce con la ficción. Porque así como en Buenos Aires, varía el clima –que es más un estado de ánimo- en la comedia romántica de Marc Webb, “(500) Days of Summer”. Con la traducción (“500 días con ella”) se pierde un poco el juego del doble sentido del título y algunas referencias que se dan en la película debido a esto, pero lo que no deja de estar claro es este pasaje constante de estado de ánimo: de la más tempestuosa lluvia al más pleno sol, un dibujo que nos indica qué día de los 500 del título estamos viendo nos traslada directamente a la expresión acorde de Tom (Joseph Gordon-Levitt), el protagonista de la historia.

El asunto es sencillo: Tom se enamoró de una chica llamada Summer (Zooey Deschanel) y, durante 500 días, vivió la relación más intensa de su vida. Acá es muy importante hacer hincapié en cómo la vida nos va configurando y en cómo, por más que no lo creamos ni nos demos cuenta, definimos nuestra personalidad bastante temprano en la vida. Las personalidades de Tom y de Summer son peculiares, y un narrador con una de esas voces que relatan cuentos de hadas nos las describe con imágenes que las acompañan de maravilla. Cómo es cada persona es algo que ustedes descubrirán al ver el film. Por lo tanto, aunque no les contaré eso si me interesa destacar que los personajes se mantienen fieles a estas personalidades durante todo el film, y es así que terminan orientando sus decisiones; las buenas y las malas, las felices y las devastadoras.

Unas letras en una pantalla negra al comienzo lo dejan bien claro: “Esto no es una historia de amor”. Esas letras, el tono de voz del narrador que mencioné y el modo en que las imágenes acompañan lo narrado –especialmente cuando lo que sucede no tiene que ver con el presente de la historia en cada momento particular- son algunos de los recursos que el director Marc Webb sabiamente emplea para hacer de “(500) Days of Summer” una película muy especial. Le decimos ‘comedia romántica’ a su género por una mera convención, pero lo cierto es que la naturaleza del film es tragicómica y cumple entregando buenas dosis de ambas vertientes.

Leí un comentario de Alan de Humor por horas que hacía referencia a esta película como una muestra más de la “larga sombra de Woody Allen”. Él no lo decía como algo malo, y me tomo la libertad de detallar la idea, principalmente porque la comparación es inevitable. Woody Allen, o su personaje Alvy Singer (ya hablaba yo en alguna crítica de que eran lo mismo) comenzaba “Annie Hall” hablándole a la cámara; hablándonos a nosotros. Este recurso, propio del interés de Allen por el psicoanálisis y expresado profundamente en un film dónde además de analizarse frente al espectador su personaje se analiza con un psicólogo, es tan delicado que se repite con menos frecuencia de lo que creemos. Fundamental para aquella película también era el recurso del salto temporal, así como el trasfondo de una importante ciudad (cuando no con Allen), el énfasis en la conversación de los protagonistas y el paro del tiempo para que Alvy volviera a dirigirse a la cámara en diferentes momentos para analizar situaciones. Este análisis era casi siempre individual, pues Alvy era un personaje que solo se entendía con él mismo.

Es como si Scott Neustadter y Michael H. Weber, guionistas de “(500) Days of Summer” hubiesen tomado todos estos elementos para deformarlos y, de ese modo, reformar el género. Esto quizá es un poco extremo, pero a mí me gusta pensar a “Annie Hall” casi como un género en sí misma; un tipo de, si se quiere, comedia romántica que no se hace más. He aquí lo positivo del comentario de Alan y a lo que me adhiero: hay que seguir la sombra de Allen, porque aquella vieja película es un tipo de cine que no se hace más. El desafío ante el que no se espanta la película que analizamos es el de no quedarse pegada. Porque les aseguro: “(500) Days of Summer” no es tan original, pero combina tantas cosas, le da una vuelta de tuerca a otras y lo hace tan bien que se vuelve instantáneamente inolvidable.


Volvamos a los recursos. El director Marc Webb, cuya experiencia previa se remonta a videos musicales, por suerte entiende de recursos inteligentes, y además entiende de cine y de perspectiva. Hay que empezar por el hecho de que la relación de los protagonistas de “(500)” es moderna. Escuchamos a los personajes decirlo, está claro desde el montaje y la puesta en general, y es una clara diferencia con “Annie Hall”, por más que allí los personajes fueran excéntricos. La excentricidad no siempre es sinónimo de modernidad. Si pensamos en Tom y Summer, la música que escuchan y que los identifica (desde la historia y desde la banda de sonido, en un film que no se destaca por el trabajo de sonido) es moderna, sus charlas son menos, en cantidad y en profundidad, que las que tenían Alvy y Annie; pero las cosas que hacen son las que establecen esta idea de modernidad. Hay una secuencia en la que ambos visitan una tienda de modelos de casas. Se pasean por baños, cocinas y habitaciones de mentira, y el poco –pero ingenioso- diálogo deja clara la menos que clara idea de la relación que están emprendiendo.

Por otro lado, el recuerdo. Tom la recuerda a Summer todo el tiempo. Lo vemos el día que la conoce, nos adelantamos 300 días, volvemos al día número 8 y así. Estos saltos, desde ya menos lineales que en “Annie Hall”, se combinan con una variedad de recursos que Webb pone en juego para conectar con el espectador. Tom habla frente a la cámara pero no nos habla a nosotros. Esta impredecible pero efectiva disposición, que nos lleva de un plano en el que el protagonista está hablando de Summer con su mejor amigo (hay dos, ya vamos con eso), a otro en el que de repente se dirige a la cámara, no es para nada arbitraria y tiene que ver con la perspectiva. Cuando digo que Webb entiende de perspectiva, hago referencia a, probablemente, la más clara similitud de su película con la de Allen: el punto de vista. Aquí el punto de vista es único, y es de Tom (en “Annie Hall” no era otro que el de Alvy), que recuerda, que piensa que evalúa, que discute con él mismo y con sus amigos. Sus amigos son dos: Paul, de toda la vida (Matthew Gray Gubler, de “Criminal Minds”); y McKenzie (Geoffrey Arend), un divertidísimo compañero de trabajo. Ambos están como figuras que rondan en el film, pero en parte también son casi instrumentales. Sus historias personales no están para nada desarrolladas y aparecen en pantalla más que nada cuando Tom necesita discutir un tema o compartir algo de su relación con Summer. Los consejos, naturalmente, se dejan oír. Y este es el mismo rol que cumple su hermana Rachel (una tierna interpretación de la niña Chloe Moretz), con quien Tom comparte charlas de dos minutos que parecen mínimas sesiones de terapia. Los consejos de la pequeña son realmente atinados.

En fin, así de fuerte es el punto de vista en “(500)” que los recursos terminan adaptándose a él. Volviendo al recuerdo, hay una particular secuencia de imágenes que tiene que ver con Summer y que es recordada de dos maneras completamente opuestas en diferentes momentos del film, para acompañar el estado de ánimo de Tom; hay películas que ve en el cine que de repente lo encuentran como protagonista, aunque esté hablando en francés; hay varias versiones de los momentos vividos –que, para ayudar al espectador, son pocos y se repiten- junto a Summer cuando le toca recordar toda la relación; hay hasta extrañas reflexiones de sus mejores amigos acerca de “qué es el amor”, que aparecen perfectamente encajadas en el momento justo; hay un uso –no abuso- de la arquitectura de la ciudad de Los Angeles para acentuar ciertos momentos (el personaje de Tom es arquitecto)...Y no me quiero olvidar de una secuencia que compara una vivencia “real” de un lado de la pantalla (un típico split-screen, pero pocas veces tan bien usado dramáticamente) con la vivencia de las “expectativas”, de Tom por supuesto.


Sin embargo, la más acertada muestra de todo esto involucra una canción llena de sonrisas, con un baile en el medio de una plaza al que mucha gente se suma, pajarito azul animado incluido. Es una excelente secuencia que vale el precio de una entrada de cine. Precio que los actores también hacen valer. Porque no hay mucho que decir acerca de las interpretaciones en este tipo de films, y si bien “(500)” no es típica en su concepción, la situación se aplica de la misma manera.

Para dar a entender el caso, traigo a cuento “Eternal Sunshine of the Spotless Mind” (aquí mi crítica), bellísimo film que tampoco era una tradicional historia de amor y que contenía varios saltos temporales (dejamos hasta acá las comparaciones porque no son tantas y no vienen al caso). Ambas actuaciones principales eran magníficas, pero fue Winslet la que se coló en las nominaciones al Oscar junto al guión de Charlie Kaufman. No sé ni por qué hablo de premios...Estoy tratando de dejar claro que este film cuenta con dos interpretaciones estupendas que seguramente pasen desapercibidas, a excepción de alguna nominación a los Globos de Oro, tanto para Deschanel como para Gordon-Levitt. En esa categoría de mierda llamada 'Comedia o Musical', también “(500) Days of Summer” va a estar nominada. No lo duden. Después de todo, puede que sea una de las mejores películas del año. A Mariano Masci también le gustó mucho: aquí pueden leer su crítica.

---La nota? Agus, te dejo el trabajo :P

PD: Espero que realmente les guste este post porque se los dejo un poco más de una semana...estoy hasta el cuello de estudio.

Saludos Sospechosos!

Sunday 15 November 2009

Rareza de la semana (lo que quedó de “bellas y talentosas, pero dudosas”)

Hay algunas cosas que debo, más si los que leen atentamente lo notaron. Un “Toco y me voy” con la primer película de George Lucas y lo que les traigo hoy. Es cortito. Estuve ausente porque estuve haciendo esa obra de la que deje el aviso la semana pasada. Dicho de sea de paso, gracias a los que comentaron la semana pasada. No fue la mejor manera de “celebrar” (si se puede decir así) los 300 posteos que ha cumplido este espacio, pero bueno...Se hace lo que se puede.

Hoy tampoco les traigo lo mejor, pero ya saben que aquí se ve y se discute de todo; y también que suelo defender lo indefendible. Pero en fin. Los que la vieron alguna vez a Katie Holmes en “Dawson’s Creek” saben que tiene talento. De que es bella no tengo dudas. Bueno, entre el final de la exitosa serie adolescente, se encontró haciendo pequeños papeles en films muy buenos como “Phone Booth” y “The Gift”, interesantes como “The Singing Detective” y menos que interesantes como “Abandon” (aunque este es un film que hay que revisar). Su mejor actuación es en una peli independiente de calidad llamada “Pieces of April”, y años después, ya casada con Tom Cruise, se arruinó la vida con “Batman Begins” (aquí mi crítica)...O se la arruinó cuando se casó con Tom Cruise?


No importa, es una historia corta y triste (al menos no tan triste como la de la bella Shannyn Sossamon, que por más linda y ‘cool’ que esa y aunque haya elegido lo contrario, tendría que haber sido una gran estrella). En el medio de esto hizo una comedia romántica en la que hace de la hija del presidente. Yo creo que realmente se luce en el film, que es bastante malo. ¿El dato interesante? Lo dirige Forest Whitaker. Otros datos interesantes (“noticias parroquiales”, como dice el Jefe de Cátedra de Derecho a la Información), en los Post-Data de este posteo. Estoy en época de parciales, así que pido disculpas por cualquier discontinuidad aunque trataré de que no sea tanta...Falta lo prometido y algunas cosas más que estoy armando.

La crítica de “First Daughter”, a continuación.

“First Daughter”

Cuando llega una película, y aquí hablo por mí, con actores que me gustan bastante, un muy buen actor de carácter detrás de la cámara y la típica premisa de una comedia romántica, nos suele gustar. Quiero decir, muchas veces las comedias románticas no son las mejores, pero al menos entretienen y conquistan. Ejemplos hay miles, pero no hablo de esas comedias; estoy hablando de "First Daughter".

Antes que nada, adoro a Katie Holmes, como la hermosa mujer que es, y como actriz. Tiene el don de crear roles memorables en todo lo que hace ("Batman" fue después de esto). Y recuerdo no haber disfrutado muchos films pero haberlos tolerado por su presencia. "Abandon" es el mejor ejemplo para este caso. No importa; tenía que ver la primer película que muestra en el poster nada más que su nombre. Este es su primer protagónico. Ya sé, hizo otros papeles muy importantes ("Abandon" una vez más, y otros), pero en este film no hay mucho más que su nombre y su cara en la portada. Es muy importante, aunque su rol en esta película y la película en sí, no. Que el rol no sea importante no significa que sea malo; Holmes interpreta muy bien su personaje, aún cuando la cámara siempre le está encima, lo que no es muy favorable.

Y qué pasa con Michael Keaton? A veces no hace nada por años. Quiero decir, el tipo siempre tiene que estar en primer plano o qué? Estoy pensando que siente que tiene que hacer el personaje principal todo el tiempo; si no es así, no puede actuar en un film. No me malinterpreten. Me gusta mucho como actor; es muy gracioso y en este film está calmado y natural, pero...Dale! Los papeles secundarios también existen!

Quien realmente me sorprendió aquí fue Marc Blucas. Es una revelación en el protagónico masculino. Encuentra las miradas, las notas y el carisma exacto para su interpretación. Todavía no ha hecho nada importante en su carrera, algunos años pasados de este film. Pero denle un tiempo.

No sé qué tendría que haber esperado. Esta es la tercera película de Forest Whitaker como director ("Hope Floats" es una de las otras dos, aquí mi crítica). Whitaker es un buen actor de carácter (sensacional y encantador como el narrador de este film, eso se lo concedo) pero quizá cuando decide dirigir un film lo hace por placer. No estoy seguro, pero este film está hecho con las mejores intenciones; uno lo nota. No es un buen film, no. Es una historia de amor, y es predecible y similar a las de su tipo; pero está hecha con esfuerzo. Los escritores trabajaron bien. El guión basado en una historia de Jerry O'Connell -probablemente lo único que escribió en su vida, que no podía ser tan bueno-, pero Jessica Bendinger concocía el tipo de material que estaba trabajando. Bedinger ha escrito cosas muy buenas: una comedia ("Bring it on") y una de las más extrañas piezas de la década ("The Truth About Charlie"). El resto del equipo de filmación incluye gente que ha sido reconocida y que ha hecho cosas también muy buenas.

"First Daughter" es una pieza que está pulida. Sólo que no fue suficiente.

---5/10


PD1: Ya que hablamos de Katies...Por qué es tan linda Kate Beckinsale??

PD2: Ya que hablamos de la mujer de Tom Cruise...Acabo de ver "Tropic Thunder" (aquí mi crítica) por segunda vez. Vieron que estabamos hablando de las revisiones hace poco?? Bueno, en este caso no me quedan dudas de que es una gran película.
PD3: Aquí algunas fotos de la obra que estuvimos haciendo la semana pasada (gracias Pabela por el comentario y las ganas de ir...esperamos que pases por acá más seguido.




PD4: Este es mi hermanito, está participando en un concurso en el que necesita de sus votos para llegar a ser parte de una banda pop juvenil. Aquí un video y los pasos a seguir para colaborar; si tienen ganas y tiempo.
-Estos son dos videos que mi hermano mandó al concurso de "Recreo Personal", que busca una banda pop de 2 chicos y chicas. Mi hermano (el Goncha, un grosso, ustedes lo ubican) está entre los semifinalistas hombres, y compite contra 3 chicos más. La cosa es que necesita el apoyo de la mayor cantidad de gente posible para poder clasificar a la final. Les quería pedir el favor de que lo apoyen porque solo tienen que hacer 2 cosas: 1- entrar a la página de Recreo Personal y Registrarse como fan, 2- votar por él ESPERO QUE LES GUSTE EL VIDEO Y POR FAVOR AYUDEN! GRACIAS


Thursday 5 November 2009

Halloween+300

Es increíble. Quiero decir, no lo entiendo pero a la vez sí. Quién puede resistirse a ver "El extraño mundo de Jack" en el cine? 3-D o no, la película de Henry Selick (concebida por la fantástica locura imaginaria de Tim Burton) es parte de la cultura. No hay mucho más que se pueda decir, y acá en Argentina es el segundo año consecutivo que algunos cines especiales la estrenan en Halloween (ojo que también lo hacen en USA). No estoy contando, pero quizá se ha hecho en otros años y quizá se vuelva a ver. Informo esto porque leí en muchos blogs especiales de Hallloween de todo tipo (cómicos, cinematográficos, con premiaciones); todos muy completos, mientras que yo no hice nada. La verdad es que no sé bien cuándo es Halloween ni si tiene una fecha definida, pero sí sé que un hombrecillo llamado Jack se vio en la necesidad de cambiarlo como festividad para intentar darle un lugar a algo llamado Navidad.


Es lo único que tengo de cine y Halloween, al menos hoy que también celebro los 300 posteos de este blog y teniendo en cuenta que Halloween es una 'festividad'. Ya son más de dos años escribiendo aquí y con el tiempo se ha sumado gente, colaborando, comentando, sugiriendo para la mejora del lugar. Creo que en ningún momento he retrocedido y creo que he tratado de hacer siempre honor a lo que se lee debajo del título del blog. Espero que lo disfruten y que puedan seguir haciéndolo, aquí o donde sea, y que seamos muchos más. Como saben los que leen hace mucho, cada vez que aquí se cumplen 100 posteos se hace un especial (click aquí para ver el especial de los 100 acerca del film que le da título al blog; click aquí para ver el de los 200, que fue más una 'renovación'). Esta vez no pude cumplir pero prometo que los 400 serán interesantes, hace tiempo vengo pensando algo de cine argentino. Aún así, quiero agradecer a todos los que hasta ahí siguen visitando y comentan con entusiasmo y a todos los que leen y de vez en cuando sorprenden con algún conmovedor comentario (de este modo sé que leen, jejej). No hay mucho más por este lado. Una foto de la comedia musical que estoy haciendo y por la cual no puedo dedicarme en este momento a armar ese posteo que sé que los que leen esto se merecen. Una obra que me enorgullece tanto como este espacio. Nunca está de más jugársela con la promoción: la obra se presenta con dos funciones nada más; este fin de semana en el Auditorium de San Isidro.


Finalmente, para hacer un regalo de Halloween poco común (porque no tiene nada que ver con Halloween), quisiera recomendar a los que están en Argentina, el estreno de "Glee", hoy a las 22 por Fox. Es una serie que se las trae, que tiene mucho de comedia musical, mucho talento vocal, y algunos actores cómicos que saben lucirse. Yo vi el capítulo pre-estreno y hace un mes que no aguanto más. A los que no están en Argentina y no la conocen o no la han visto, también se las recomiendo. Creo que no se van a arrepentir.

Friday 30 October 2009

Volver a ver: acerca del efecto de las revisiones y el análisis de dos obras en particular; derivaciones y desviaciones (Especial Parte II)

Seguimos con este especial y con la misma discusión que alegremente comenzó el post pasado. La verdad de la cuestión para alguien que no tiene la revisión de films como principio/costumbre (y que no tiene el "Síndrome Goncha"; creemos que eso ya quedó claro) sigue estando, creo yo, en el por qué. Al revisar films que nos gustaron, también creo, encontramos la respuesta...Más aún cuando los revisamos sin planearlo de antemano. El otro día daban “Realmente Amor” en Hallmark. Tenía poco de empezada. Me senté un rato y sin darme cuenta me quedé viendo la película entera. No me tomó por sorpresa porque es algo que siempre me ha sucedido con el film; donde sea que lo pasen lo termino viendo. Debe ser en principio porque me encanta, pero hay algo más.

Siempre dije que como película en general “Realmente Amor” era muy buena pero que como comedia romántica era excelente, casi predilecta, antológica. Hoy, cerca del final de la década, podría animarme a presentarla como “una de las comedias románticas de la década”, con todo lo que eso implica. ¿Y qué implica? Pasa que se ha deformado y se ha perdido la esencia de la comedia romántica más reciente. Parafraseando una crítica de Juan Pablo Martínez: “La estructura básica de una comedia romántica contemporánea suele ser la siguiente: los personajes se conocen, no se llevan nada bien, hay uno o dos “terceros en discordia”, concretan, algo los hace distanciarse y, finalmente, se dan cuenta que están hechos el uno para el otro, cortan definitivamente con ‘los terceros’ (que, si son malos, se quedan solos, y si son buenos se quedan con algún familiar de uno de los protagonistas y viven felices para siempre)”.

Esta estructura, bastante detallada por Martínez, es a la vez más compleja. Los ‘terceros’ en principio no siempre están y cuando están no son únicamente personas, pueden ser situaciones o momentos de vida; no siempre los personajes se llevan mal al principio y no siempre se dan cuenta que están hechos el uno para el otro...Al menos no por sí mismos. Lo que quiero decir es que siempre está la comedia romántica que desafía el cliché, que atenta contra la estructura de manera radical y ya no puede verse como “comedia romántica”, porque aunque lo sea por conveniencia, es la misma película la que desde el principio quiere ser otra cosa. Como ejemplo ilustrativo se me viene a la mente la española “El otro lado de la cama” (aquí mi crítica). Es por eso que yo honro –y a veces hasta prefiero- a las comedias románticas ‘por definición’ que, en su composición, intentan traer frescura a la fórmula establecida. No cambian la estructura (¡no!) y están orgullosas de ser lo que son, sabiendo que al menos traen algo diferente. Puede ser una frase, un personaje que esté mínimamente fuera de lugar, una escena particular, un plano, una situación, una canción en alguna parte. Con eso basta, siguiendo el principio que trato de destacar a la hora de ver comedias románticas: el dejarse llevar. Ejemplos ilustrativos de esto último: “27 Bodas” (aquí mi crítica) y “13 going on 30” (aquí mi crítica).

En fin, la descripción de Martínez sirve (y mucho) para al menos hacer referencia a lo que Richard Curtis se encargó de construir durante mucho tiempo y de lo que “Realmente Amor” es la culminación. Creo que en mi crítica del film está bastante claro. Curtis es pionero en la contemporaneidad del género, y tras una vida escribiendo, se colocó detrás de la cámara por primera vez con este film, procurando poner lo mejor de todo lo que había hecho hasta el momento. Dialogando con todo ello (“Notting Hill”, “Cuatro bodas y un funeral”, “El diario de Bridget Jones”) y estudiando su propia obra, como un aprendiz se puso a trabjar. Creo que Curtis sabía que tenía en sus manos un film que redoblada, quizá triplicaba la apuesta. Ahora parafraseo a mi persona: “...en “Notting Hill” y “Bridget Jones” los personajes centrales eran dos en una relación o en un triángulo amoroso, y todo era más reducido; pero en “Love Actually” no hay ni dos ni tres, sino una docena de personas, que en algunos casos ni se relacionan, aunque están unidos por un mismo vínculo: amor, que realmente está en todos lados.”

Este sigue siendo en principio el máximo logro del film, que no defraudó con sus ‘taglines’ (“El amor está en todos lados”, “The Ultimate Romantic Comedy -sólo suena bien en inglés-) y me atontó en la gran pantalla para seguir haciéndolo en la pantalla chica. Uno no se cansa de “Realmente Amor” que, dado lo que venimos comentando, contiene de todo un poco y un poco más. Curtis, su pluma y su cámara dan lugar a un cúmulo de situaciones extremas tras situaciones extremas envidiable que es arriesgado pero no falla. La situación extrema es la clave de la comedia romántica contemporánea (Hugh Grant y su familia en el taxi a las corridas para llegar a la conferencia de Julia Roberts en “Notting Hill”; Ralph Fiennes corriendo tras Jennifer Lopez en “Maid in Manhattan”, el jardín de ensueño que Mark Ruffalo le hace a Reese Whiterspoon en “Just like heaven”aquí mi crítica-, Matthew McConaughey corriendo tras alguna chica en alguna comedia, Jason Lee corriendo tras Julia Stiles en “A guy thing”...y puedo seguir), y lo que hace el director aquí es abrir el juego.

En “Realmente Amor” no hay límites, casi literales podríamos decir. Colin Firth tomándose un vuelo a Portugal para pedirle casamiento a Lucia Moniz (su personaje se llama Aurelia) en una escena que permite que Curtis se divierta con el lenguaje para generar humor; un Hugh Grant que es Primer Ministro yendo a buscar, hasta una casita chiquitísima, en limosina y seguido de custodios policiales, a una chica que trabaja para él y de la que está enamorado; un chico de no más de 12 años, alentado por su padrastro, corriendo por las barreras de seguridad de un aeropuerto hasta la puerta de embarque de un vuelo para despedir a la chica que le gusta...Todo esto sucede en Nochebuena (más extremo aún, ¿no creen?), día que inspira a confesar verdades y que obliga al director a incluir algunas frases trilladas que no suenan bien pero son perdonadas porque el resto es muy fuerte, muy preciso y muy romántico en su justa medida.

Ni siquiera tan empalagoso. Hay un poco de desafío a las convenciones en los “momentos culminantes” que la película acumula sin freno y sin miedo. Por un lado, la relación de dos compañeros de trabajo (Laura Linney y Rodrigo Santoro) que se interrumpida por una llamada del hermano de ella, que tiene problemas mentales. Escrito suena simplón, pero él espera, y después se cansa y se va. Más tarde se cruzan miradas, no se dicen nada porque es muy fuerte el deseo de algo que podría ser pero va a estar siempre en riesgo. De este modo, también hay una secretaria que tiene un amor solitario, que nunca es correspondido. Por otro lado, está la mejor escena del film y una de las escenas románticas más bellas de la década (esta sí). No hay palabras para esa grandeza tan breve: el que reconozca la foto a continuación, que transcriba su opinión; el que no haya visto el film, no sé que está esperando.


Abrir el juego es también jugar. Dar espacio para personajes desaforados, “viejos zorros” fuera de serie como el Billy Mack que interpreta tan bien Bill Nighy y que con cada comentario reordena los elementos de una escena. Personaje también tierno, que tiene su momento romántico junto a su manager, un gordito (también tierno) con quien Nighy termina pasando la navidad en una escena anticipada por otra que quizá tiene demasiados primeros planos. El primer plano para enfatizar los sentimientos del personaje en un momento determinado es un recurso muy delicado, de modo que en la escena en que Billy Mack se entera de que es el número 1 le juega en contra a Curtis y que en otras tampoco es lo más gratificante. Pero ese detalle no puede tomarse como cosa mayor ante la habilidad de saber jugar: de saber poner a Hugh Grant en un personaje con el que se va a robar cada escena, de hacer lo mismo con Alan Rickman; de traer a actores de carácter, comprometidos, como Emma Thompson y Liam Neeson, cuya pasión y emotividad a la hora de componer sus personajes los separa del resto del elenco sin desentonar; de meterlo por ahí a Rowan Atkinson, su querido Mr. Bean que da lugar a la comedia física en algunos momentos cruciales que se vuelven incómodos. Esto es a propósito, se entiende y funciona.

También funciona la selección musical, delicada y acertada, y sin embargo no preponderante. Es un sonido que está allí, cerca del fondo, para el que lo quiera escuchar y acompañar el momento. Nada de montajes musicales al estilo “When You Say Nothing At All” de “Notting Hill”, que el director entiende que aquí son innecesarios y cortantes respecto de la fluidez del relato. No cualquiera junta tantas historias de amor, todas extremas desde el vamos (dos personajes se conocen filmando una película erótica, y ese es sólo un ejemplo) y hasta inverosímiles como la de un personaje que decide como loco irse a Estados Unidos porque cree que va a tener mucho sexo –debido a que a las mujeres les encanta como hablan los ingleses; aquí Curtis se divierte nuevamente con el lenguaje-, y apenas pisa un bar allí, conoce y pasa la noche con cuatro mujeres (sí, anoten bien lo que sigue): January Jones, Ivana Milicevic, Shannon Elizabeth y Elisha Cuthbert. No cualquiera lo hace saliendo airoso, al menos.


“Realmente Amor” es eso; es Liam Neeson mencionando que si se le aparece Claudia Schiffer deja todo y Claudia Schiffer apareciendo de la nada algunas escenas más tarde. Es maestría de comedia romántica, entendimiento, intertextualidad, riesgo, escritura y reescritura en algo que desde hace tiempo está escrito. Hasta que el propio Curtis o alguien más se atreva a elevar la apuesta, o hasta que revise el film una vez más, me quedo con esto. Y no es poco.

PD1: Como siempre, me faltó mucho para decir.
PD2: Ahora que hablamos de comedias románticas, ayer vi por primera vez "Win a date with Tad Hamilton"..que buena peli! Más tarde me voy a sentar a escribir la crítica.
PD3: Sé que el título dice que se analizan dos películas...pero estoy en el armado del análisis de la otra; una peli que saldré a defender y que (estoy seguro) por ello me tirarán piedras. No es fácil.
PD4: Les dejo una suerte de árbol genealógico/de relaciones de "Realmente Amor"; aunque no parece estar muy claro. Pero por ahí les interesa.



Saludos Sospechosos!