Tuesday 13 May 2008

La mejor relación de todas

Fue un buen día ayer lunes. Sé que hace mucho que no cuento nada personal por acá, es que el estudio para los parciales me ha limitado a escribir las críticas y nada más. Pero creo que como tuve mi primer parcial y presiento (es sólo un presentimiento) que me fue bien, puedo permitirme comentárselos.

Fue un buen día ayer lunes; tan buen día fue que hoy es martes 13 y no creo que vaya a padecerlo. Igual no soy supersticioso. En medio de toda la felicidad, que es relativa porque los humanos nos ponemos límites inalcanzables de felicidad (eso es sociología, perdón pero se me mezcla todo), recordé que mi compañero de la facultad Fede me había dicho que una semana de cine argentino en el blog podría agradarle.

Entonces me dije: ¿Qué mejor excusa que esa petición y qué la felicidad repentina para alejarnos por un ratito del terror? Es esta, por lo tanto, una semana de cine nacional; ese cine que a mí tanto me encanta y que he defendido y presentado en varias ocasiones (1, 2...Un oso rojo). ¿Quieren más felicidad todavía? Dicen que la relación entre una madre y un hijo suele ser muy linda. De eso trata el film del día de hoy.

La crítica de “Conversaciones con mamá”, a continuación.

“Conversaciones con mamá”

La industria cinematográfica argentina está regida por momentos, o tiempos. Cuando es el tiempo de alguien esa persona debe sacar provecho de esto; sobretodo si la persona en cuestión está creando buen material. Cuando “El hijo de la novia” fue un éxito rotundo, Juan José Campanella se percató de que era su momento e hizo “Luna de Avellaneda”, con su actor favorito que ha disfrutado de su ‘tiempo’ por un largo tiempo: Ricardo Darín.

Pero había un actor secundario en los films más famosos de Campanella que también me llamó la atención: Eduardo Blanco. No creo que haya sido su momento ni que lo sea ahora, pero hace unos años protagonizó junto a la gran China Zorrilla “Conversaciones con mamá”.

Hay mucha gente a la que no le gusta Eduardo Blanco; a mí sí, pero después me meteré con eso. Ahora, ver a China Zorrilla es un placer para casi cualquier argentino. Los directores hoy eligen a sus elencos considerando lo que la audiencia quiere ver, pero no hay problema con eso si los actores son buenos.

Santiago Carlos Oves no sólo dirigió, también escribió “Conversaciones con mamá”. Se preguntarán quien es él, y yo les comentaré que no es ningun amateur en nuestra industria del cine: fue parte del equipo de escritores que creó la prodigiosa “El faro”, de Eduardo Mignona; escribió “Sol de otoño”, también de Mignona; y fue uno de los escritores de un film con Federico Luppi llamado “Matar al abuelito”.

No quiero comparar ni criticar, pero algo que se nota en Oves como escritor/director es que podrá elegir a los actores que la gente quiere ver, pero dirige lo que quiere sentir y escribe lo que quiere escuchar; separándose de otros que trabajan enteramente para la industria. El guión de “Conversaciones con mamá” no es algo que le va a gustar a todo el mundo; es lento y detallado, y eso es lo que hace a la película tan buena.

Cubre la historia de un argentino de clase media (Jaime, el papel de Eduardo Blanco), en sus treintitantos; el hombre más típico de nuestro país. Pero este hombre se ha olvidado de las cosas buenas que puede producirle la vida: el amor por una mujer, el respeto por un hijo o hija y la conversación con una madre. Se llaman todos los días y él le pregunta a ella como está. Ella responde ‘bien’, sin ser capaz de decirle que tiene un novio (gracioso Ulises Dumont).

La dirección de Oves es reveladora, y juega mucho con la memoría, aprovechándose de la habilidad que tiene China de ser la persona más simpática del mundo por una hora y media. Quién hubiera adivinado que un hombre grande puede descubrir lo que verdaderamente siente gracias a su madre, una mujer a la que no visita mucho y con quien ya no come? “Soy una apariencia”, le die el hijo a la madre. “Y qué hay detrás de esa apariencia?”, le pregunta ella. “Miedo”, concluye él.

Yo lo admiro a Eduardo Blanco porque puede hacer papeles humanos pareciendo verdaderamente un humano común y corriente. “No puede ser un actor”, me digo a mi mismo a veces; porque es tan real que creemos todo lo que hace y dice. Supongo que la gente no lo quiere porque siempre hace algo relativamente similar. Bueno, quizá lo hace, pero digamos que se ve mejor que China interpretando ese papel que se sabe de memoría; y eso es un cumplido.

---8/10

3 comments:

Popurrí said...

La verdad que me dieron ganas de ir y abrazar a mi Mamá (cosa que no puedo hacer porque estoy sólo en casa). Me gustó más que otras críticas Chapa, y no por la película, sino porque me pareció que me entretuve leyéndola tanto como vos escribiéndola.
Abrazo

ElChapa said...

Grillito: Siempre tus comentarios llegan con una dosis extra de emotividad y eso es algo que me encanta...Esta peli me transmitió mucho y como ya sabés, trato de transmitirlo cuando escribo. Para mi suerte, vos siempre lo percibís!

Ojalá puedas verla...me voy a dormir que rindo mañana

Abrazo!

Anonymous said...

che soy el famoso fede compañero de la universidad jajaja... che muy bueno y comparto lo que decía "popurri" la verdad se notó tu pasión por el tema y eso al lector lo atrae aun más... muy buena la nota y por fin algo de paz después de tanto terror :p jajaja... bue mucha suerte y desde el lunes arranco con el cine argentino así que esmerate en recomendarme buenas porque voy a usar el blog de referencia...
chau, saludos
fede.