Las películas que son nominadas al Oscar cada año rara vez son pésimas. Pero pasa a veces, que entre toda la superproducción y la campaña de premios que las rodean, el film en sí olvida todo rastro de humanidad y se contenta con ser una película correcta que cumpla con los suficientes requisitos como para ser nominada al premio mayor de la Academia.
Ese es el caso de “El curioso caso de Benjamin Button”, árido film de David Fincher que, aún con el adjetivo que le corresponde, logró inundar varias pantallas de lágrimas. Lástima que no sucedió lo mismo con los premios.
La crítica de “The curios case of Benjamin Button”, a continuación.
“The curios case of Benjamin Button”
Es una premisa interesante para cualquier película -y lo único que necesitan saber de ésta-, crecer para atrás (“enjuveneccer”). Pero es suficiente? De a ratitos, la última película de David Fincher parece honesta y consigue risas y hasta sonrisas del espectador; pero la mayoría de la experiencia no tiene esas cualidades, y el relato se vuelve más frío a medida que Brad Pitt se vuelve más joven. Tomándolo de su ‘tagline’ (“la vida no se mide en minutos, sino en momentos”), no es la vida la que se mide en momentos sino el film en sí. Si lo midiéramos en minutos sería interminable.
Con esta contradicción mencionada, no hay duda de que “Bejamin Button” es el trabajo más ambicioso de Fincher hasta la fecha, como ocurrió con la reciente ganadora del Oscar de Boyle, la única que algún día podría ser notada por la Academia. La buena noticia es que aún tiene algunas de las características del cine de director, en un mundo que no está, por primera vez, habitado por personas obsesivas, crueles y lleno de sangre.
La atención de Fincher al detalle se ve por completo, mientras pone sus manos en todos los elementos que pueda manejar, hecho que le juega en contra en algunos aspectos. La narración, siempre un gran recurso, es llevada a cabo aquí por Caroline (Julia Ormond), un personaje por el que la película no tiene el más mínimo interés. Le lee un diario a su madre Daisy, una vieja mujer que solía verse como Cate Blanchett y de la que Benjamin Button -autor del diario en cuestión- se enamoró instantáneamente.
Las imágenes son hermosas y a veces llegan a quitar el aliento, pero Fincher nunca parece dejarlas respirar, y en momentos de silencio las acompaña con música -que está bien, por que la partitura de Alexandre Desplat es tremenda- y con la narración de Brad Pitt -que está mal, porque no necesitamos que alguien nos diga exactamente lo que estamos viendo en la pantalla-. La forma en que Pitt narra (intentando un tono afectuoso pero a veces sonando neutral) le sirve al espectador como una guía perfecta para lo mejor que “Benjamin Button” tiene para ofrecer: una infinita galería de maravillosos personajes y actuaciones que iluminan la pantalla, comenzando por el mismo Pitt.
El actor no levanta su tono de voz por un minuto. Su trabajo no es bueno por lo que dice; está básicamente construido en lo opuesto, y su bien parecido ayuda mucho. En otra contradicción, su actuación es un riguroso estudio de miradas y gestos, en la línea de ’extraños’ como el Edward Scissorhands de Johnny Depp. Pero por otro lado, este es un rol que puede interpretar con los ojos cerrados; como el Michael Clayton de George Clooney, simplemente tiene que pararse ahí. Sin embargo, con todo esto, él y la película no logran establecer una conexión con la audiencia.
El trabajo técnico del director y su equipo de maquilladores hacen todo lo posible para que Pitt parezca diez años menor, y lo logran al mismo tiempo que hacen que todos los demás se vean con más de siete décadas encima. Pero está todo afuera, parece fingido y está fuera de nuestro alcance incluso cuando queremos agarrarlo. A medida que Benjamin sigue regresando a casa (como lo hizo tantas veces “Forrest Gump”, de la guerra y de viajar por el mundo: sí, el guión de Eric Roth es demasiado similar como para no notarlo; pero no podemos culpar su tentación si es un gran escritor y si aquel guión le consiguió un Oscar), el tiempo le va quitando a sus amados, de a poco, y todas las personas en su gran caserón lo reciben como a un hombre que no han visto jamás.
Incluso cuando se vuelve más sabio con el tiempo y hace las paces con su inusual situación, Benjamin se vuelve un extraño, un hombre solitario; y su vida y la historia del film, con toda la bondad, amor y fascinación que hemos experimentado en ella, se vuelve una tragedia. Hay dos frases cursis en el guión que predicen esto: “Nunca sabes lo que te espera” y “Pasarás mucho tiempo solo”, algunas personas le dicen a Benjamin Button. Es una lástima que no pude compartir su dolor.
---7/10
Sunday, 15 March 2009
Uno nunca sabe...
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5 comments:
hola!! me gustan tus criticas:) jeje creo que lo mejor de la pelicula es la caracterizacion. He visto la de slumdog millionaire, y me ha encantado, el proximo dia hago la critica es que hoy he ido a ver la de underwold y he puesto la critica, pasate :)
besos!!
Sabés que tenía muchísimas ganas de ir a ver esta película, la historia me parecía muy interesante, y no sé por qué el título me atrapó, pero ahora no estoy tan seguro.
¿Vale la pena o no?
me dejó pasmado la película y más los últimos minutos que valen la pena, la vi por primera vez y me fascinó pero en la segunda que fue unas semanas después noté que la primera parte, cuando va a conocer el mundo es mucho desperdicio, la película empieza a ganar valor en la última hora con momentos inolvidables y más de mi querida Cate Blanchett
Saludos
Carla: Como siempre, muchas gracias por pasar! Que bueno que tambien te haya gustado 'Slumdog Millionaire' ;)
Grillin: Veala nomás que lo vale
Dsm: Bienvenido, que bueno que estemos aunque sea un poco de acuerdo...Y sí, hay películas que son momentos y momentos...Todo no se puede. Seguí pasando!
Saludos sospechosos!
Me gustó, conicido con dsm al principio se desperdició mucho tiempo y se hizo larga.
Beso
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