Monday 17 August 2009

Cine Vacacional (Parte II)

Primero que nada, “El secreto de sus ojos”. Lo nuevo de Campanella es algo a lo que llamo ‘cine del más alto orden’, no sólo porque conjuga una buena manera de filmar con una historia bien contada que pueda llegar de igual manera a las minorías y las mayorías (interpreten ustedes esto como se pueda o deba), sino porque tiene cosas que exceden su jurisdicción –la de Campanella-, como para asociar un poco con el lenguaje del film. El trabajo de Francella, que sí es bastante impresionante, se debe en gran parte a decisiones del director; la entrega sin vergüenza de tintes policiales al mejor estilo Hollywood es de lo mejor que se ve en mucho tiempo y pone a la pieza en otro nivel; el cuidado, por primera vez, de excesivo sentimentalismo y orquestación musical habla de una seriedad tomada que sin embargo no deja de lado el humor costumbrista tan característico de sus películas. En fin, resumiendo es un film que da para hablar y motivar la defensa del siempre (aquí) querido Cine Argentino.

Por otro lado, acabo de ver “Juno” por séptima vez (creo, si es que no fueron más); ahora sí me parece que me la sé de memoria. ¿Cómo puede una película ser tan perfecta? No lo sé, y nunca estaré seguro si en mi crítica realmente logré transmitirlo, o aunque sea acercarme a la noción. En fin...Les prometí la segunda entrega de “Cine Vacacional”, luego de haber elogiado a Cris Morena (entiendo la falta de comentarios en ese post). Está un poco menos cargada que la anterior, si creen que el romance no es un carga importante de por sí.

Esta nueva entrega trae la categoría cuyo título es “Por un minuto de amor”, homenajeando un poco al maestro Alejandro Lerner que, si sabía bastante de cine, yo nunca me enteré. Pero no importa. Importa que el amor puede ser el eje de cuatro películas tan diferentes como las que se detallan a continuación. Y si de amor hablamos, parece que el amor de los Sospechosos se lo lleva la inglesa Keira Knightley, que venció justamente a Megan Fox en el desempate, para enojo y decepción de nuestro amigo Damián. Muy pronto la próxima encuesta para seguir con bellezas.


Yo soy siempre el primero en saltar a defender una comedia romántica. Tengo una más que leve tendencia a ‘dejarme llevar’, que está marcada por mirar con cuidado cada aspecto de un film del género y tratar de ver si alguno de estos logra conquistarme. Podría ser la elección de la banda sonora, alguna actuación realmente llamativa, la química entre los protagonistas o un guión y/o dirección que le den alguna vuelta original al relato. Para mi suerte, esto pasa muy seguido y siempre termino lo suficientemente encantado con la cuestión. Todo esto me lleva a tener que regalarles un lugar común, pero es que no encuentro otra manera de describir “Amor y locura en Las Vegas”: es una muy mala película. La introducción a la crítica es fundamental para ver al film como una pieza en la que absolutamente nada funciona. ¿Procedo a detallar? Ashton Kutcher y Cameron Diaz –actores que desde el vamos no inspiran mucha confianza- no tienen nada de química. Es vergonzoso verlo a Kutcher hacer un papel con el desinterés que lo caracteriza, sin saber que está arruinando un film en el que Diaz se esfuerza demasiado por una conexión que no está ahí. Las escenas más claras para ver esto son aquellas en las que visitan a su terapeuta (interpretada por una desaprovechada Queen Latifah), en las que las ‘peleas’ no parecen reales y no producen chispa alguna. Los secundarios –siempre posibles salvadores del desastre- aquí a cargo de Rob Corddry y Lake Bell no son memorables y ni siquiera intentan sacarle jugo al hecho de ser ‘mejores amigos de los protagonistas’, ese beneficio que gratamente da la comedia romántica. Aquí se sigue al guión, el director Tom Vaughan desperdicia situaciones cómicas por todos lados y cuando tiene la posibilidad de ser original en algunos montajes no hace otra cosa que reasegurar lo ordinario que es. Ordinario por común y ordinario porque también la película es ordinaria...Sabemos bien en el fondo que los chistes groseros a veces salvan las papas. En esta película ni eso.
---3/10

Escritor romántico de primera línea (“French Kiss”, “El diario de Bridget Jones”, “Wimbledon”) y director poco prolífico hasta el momento, Adam Brooks encaró su primer proyecto enteramente personal el año pasado con “Definitely Maybe”. Escrita y dirigida por Brooks, la película es el recorrido por los amores de la vida de un padre (Ryan Reynolds) que de momento está separado pero cuya adorable hija (la adorable –valga la redundancia- Abigail Breslin) quiere entender todo, tratando de descifrar quien es su madre en la vida de su padre y por qué las cosas están como están. Este dispositivo de la trama que sirve como excusa para el desarrollo de la misma es un poco forzoso para el espectador. Sin embargo, si hay algo que Brooks sabe es cuales son los puntos fuertes y débiles de su obra: el dispositivo mencionado es algo flojo y el director inteligentemente hace que pase rápidamente frente a nuestros ojos. El punto fuerte es ese recorrido, esa maravillosa vuelta al pasado llena de color y de personajes interesantes. Fue sabia decisión elegir a Reynolds para el protagónico. Un actor de perfil bajo como él siempre recibe menos reconocimiento del que debería: su personaje recorre tres momentos diferentes de vida y Reynolds se adapta a cada uno con una ductilidad sorprendente (sobretodo para el género de la comedia romántica) en un gran trabajo actoral. Provee la sensibilidad justa para la relación con su hija y tiene la galantería y el carisma necesario para conquistar a las bellas mujeres con las que se cruza. Estas son Elizabeth Banks, Isla Fisher y Rachel Weisz, y las tres interpretan personajes bien desarrollados y aparecen y desaparecen a lo largo de la película para ir redondeando la abarrotada historia del director. Nada falla en ese recuento de relaciones amorosas (prestar atención a un papel secundario fantástico de Kevin Kline) en el que es muy interesante ver lo mucho que cambia el hombre y lo poco que, en contraste, cambian las mujeres (de ahí también se puede realzar el trabajo de Reynolds). En la recta final, la resolución es tierna y placentera, pero también forzosa. Digamos que la comedia romántica tiene tres actos y, aunque Brooks haya logrado un segundo acto admirable, no puedo perdonar la vacuidad del primero y el último. Sin embargo es una película que merece ser vista.
---6/10

Una parte de mí cree que la comedia adolescente está muerta. Hay un legado del recientemente fallecido John Hughes que se fue deformando hasta llegar a extremos como la saga de “Scary Movie” y las cosas que derivaron de ella. Quizá debía exagerar para establecer mi punto, pero digamos que había una honestidad y ternura en los personajes que se fue perdiendo. Se supieron encontrar retazos: casi todo el reparto y criaturas de este film, el Jim de Jason Biggs, la Denise de Lauren Ambrose (que parece salida de otro film), la Cher de Alicia Silverstone, la Josie de Drew Barrymore (creo que ese film todavía puede entrar en la ‘comedia adolescente’) y más recientemente el Matthew de Emile Hirsch (y un Eli de Chris Marquette y un Klitz de Paul Dano de yapa en la misma peli). Sean Anders adapta un libro y concibe “Sex Drive” teniendo un poco en cuenta esto. El resultado es la tan contada historia del chico que busca perder su virginidad, y el actor principal Josh Zuckerman no es lo más iluminador del relato. Anders comprende, quizá en exceso, que la clave está en los secundarios. De este modo, una comedia adolescente que también es una ‘road trip’ –hacia la perdida de la virginidad, como bien permite intuir el título- y la siempre presente alusión a la abstinencia sexual (los planos sugestivos que al final no dicen nada son incontables), se llena de personajes secundarios destacados. Clark Duke es Lance, un gordito simpático que asume un personaje y vive con una divertida filosofía; Amanda Crew es la mejor amiga Felicia, que quizá es algo más; James Marsden se roba el show como el hermano malo y Seth Green no molesta tanto en un personaje cuya gracia reside en querer ser hilarante y en realidad no serlo. Se puede concluir que en el director hay una búsqueda que, bueno, quizá tiende a la exageración, pero que cuando no está Fall Out Boy cantando (¿? Así como lo leen) y Lance de repente mira fijamente a la cámara en la única escena sexual, se agradece bastante. Se agradece la picardía, el valor y la falta de vergüenza.
---7/10

El ‘dejarse llevar’ del que siempre hablo también es sumamente importante en los dramas románticos; esos que por naturaleza vienen cargados de excesos, de mujeres bellas, amores imposibles y momentos capaces de derretir un corazón. “The Notebook” (aquí mi crítica) puso la barra bien alto esta década, más que nada por su dedicación intensiva a la trama romántica desde dos tiempos narrativos diferentes, sin la colación común de alguna guerra o situación que en su defecto genere violencia. Esa colación se vio bien manejada en grandes films como “Atonement” (aquí mi crítica) y vio la perdición en horripilantes fábulas como “La mandolina del capitán Corelli”. La década anterior, antes del fenómeno “Titanic”, Alfonso Arau filmó un modesto romance titulado “Un paseo por las nubes” que se asemeja a “La mandolina...” por el hecho de contar con protagonistas de diferentes nacionalidades. Y no sólo eso, ambos films también tienen un acentuado tratado del costumbrismo de uno de los protagonistas, el protagonista masculino es una persona de la guerra, y hay coloridos y ricos paisajes (en “Un paseo por las nubes” son casi de ensueño) que en determinado momento se ven destruidos, literalmente. Si “Un paseo...” es mejor es simplemente porque Aitana Sánchez-Guijón es mejor para un papel como el que le toca y se demuestra más suelta que Penélope Cruz, y –creánlo o no- Keanu Reeves aparece como más hábil ante el reto que un pálido y rígido (claro, dos cosas que también le pertenecen a Keanu) Nicolas Cage. De este mismo modo, aunque su sobreactuación es innecesaria y descolocada, Giancarlo Giannini pega un par de notas más que las que John Hurt pegaría luego; y hay algo extrañamente atractivo en la presencia de un pura raza mexicano como Anthony Quinn para hacer de ‘viejo sabio’. Pero no se ilusionen: es muy difícil dejarse llevar con una película tan predecible y a la misma vez poco creíble como “Un paseo por las nubes”.
---5/10

Volvemos con la tercera entrega de este Especial, y luego tenemos algo acerca de los niños mimados de Hollywood...Saludos Sospechosos

4 comments:

Usted said...

Necesitamos cierto video y tiene que explicarnos por qué no fue a la guitarreada

jb said...

uy no comente veo1 manana vengo :) slds nimios
campanella nos dio una flor de surprais!!!

Agusc said...

Viste?? Te dije que era horrible la de Ashton y Cameron.
Y con A walk in the Clowds tuvimos la desgracia juntos...pero podría haber sido peor jaja

un saludo Chapa

ElChapa said...

Castelli: Usted la vio?? Recuerde que hay que ver antes de hablar...Y sí, la de las nubes pudo haber sido peor. Nos la jugamos papá..a veces viene bien ;)