Que Dios bendiga a las sirenas, y a Winona Ryder

A sus 18, 19 años de edad, a Winona Ryder le preguntaba la gente, los críticos: “Por qué hacés siempre papeles de adolescentes?”. Ella respondía con otra pregunta: “Pero qué querés que haga? Soy una adolescente”.

Uno de esos papeles mencionados es el que hizo en la película “Sirenas”, con una diminuta Christina Ricci y con Cher. Hasta ahí lo dejo.

La crítica de “Mermaids”, a continuación.

“Mermaids”

Ver a Winona Ryder representando un personaje en la pantalla puede hacerte pensar que está un poquito loca. Siempre ha sido, sin duda alguna, una gran actriz, y una muy selectiva, si miran bien. Consideren su papel en “Sirenas”; su personaje muestra retazos de salvajismo. Quiero agregar; quizá deberíamos haber esperado lo que paso en su vida real, pero para los que la odian por eso…Tenía 19 y trabajaba al nivel de la ganadora del Oscar Cher.

Es la experiencia más gratificante ver a Winona en cualquier papel en cualquier momento porque, como dije, sus actuaciones para mí siempre gritan “Oscar”. Mientras que narra la historia aquí, sentimos el personaje inmediatamente; y presentimos a un ser humano. Sutilmente, Ryder expresa el sentimiento de cada minuto de Charlotte con una suave y ronca voz que transmite: “Voy a hacer un verdadero sándwich”, dice mientras espera que Joe (Michael Schoeffing) la pase a buscar.

El personaje principal del film es Rachel Flax (Cher), la mamá de Charlotte; una de esas mujeres únicas que realmente existen en la vida. Una de esas mujeres que tienen dos hijas de hombres diferentes y que cargan su propio apellido porque ambos padres son tipos que nunca volvieron a ver; una de esas mujeres que llevan a sus hijas y a su equipaje a cualquier lado y nunca se quedan en el mismo lugar por más de un año.

Con lo egoísta que es Rachel (sin saberlo), con una hija chiquita (Christina Ricci, adorable) y una adolescente, no puede manejarlo, nos damos cuenta; porque Charlotte no le habla y Kate (Ricci) no está nunca. Luego una figura masculina aparece en el cuadro. Un profesor llamado Lou, un chismoso de pueblo que se fascina con Rachael, sus hijas y situación, y trata de ser de ayuda.

Lou está interpretado por el siempre confiable Bob Hoskins, con tal sinceridad que le tememos cuando hace una amenaza que realmente no es una amenaza. Está posicionado como el icono paterno en la trama y hace muchas cosas (algunas bien, otras mal) por el bien de estas chicas. Basado en una novela de Patty Dan, June Roberts escribió la película. Se centró en muchos de los temas de Charlotte y los enfrentó con los de Rachel, generando mucho impacto en el personaje de Ryder.

Es algo para el análisis, aunque no ahora, que Winona Ryder ganara el Premio del NBR para mejor actriz de reparto, estuviera nominada al Globo de Oro, para no poder llegar a los Oscar. Eso es subestimación.

La mejor escena de la película viene de Cher y Ryder, en una pelea que tienen. Está muy bien manejada por el calmado director Richard Benjamín, mostrando muchas tomas de ambas actrices hablando. Ryder es tan convincente que querés llorar con ella; también lo es Cher. La pelea termina con ambas sobre un sofá.
El título del film significa mucho dentro de los personajes (lo verán), pero está representado cuando Kate quiere un océano en su cuarto (que Lou le crea), porque ella nada.

Dice siempre que le gustaría vivir en un océano, como las sirenas, saben? Todo el tiempo nadando en el fondo…Y eso es algo que todos queremos durante un cierto punto de nuestras vidas.

---8/10