Monday 30 April 2007

Un señor francés

Ahora que se inauguró la sección de ‘rareza de la semana’ y que anduvimos viendo una película francesa, se me ocurrió darle un poquito de continuidad al asunto. Por lo tanto, voy a presentarles a un señor francés.

Su nombre es Luc Besson. Puede sonarles conocido o no, pero es un gran representante de la industria cinematográfica en todos los aspectos; pero los que no lo consideran un artista en sí, jamás podrán negar el imperio que ha construido en su país, la buena intuición que tiene y, finalmente, el hecho de que puede convertir cualquier cosa en un éxito.


Besson ha trabajado en cualquier cosa existente dentro del mundo del cine, lo que incluye: la dirección de películas extremadamente hermosas, la producción de films masivos e interesantes y la escritura de algunas de las más originales e inspiradoras películas que Francia ha dado a conocer.

Vamos a verlo en sus diferentes facetas ésta semana, comenzando por su escrita y dirigida “Le Grand Bleu”; un relato de mucho más que las competencias de buceo. La crítica, a continuación.

“Le Grand Bleu”

Yo he visto mucho cine; amo el cine. Pero con los años, no me he encerrado en mi propio mundo, con mis propios tipos de películas y actores…Eso no funciona. He tratado de escuchar a gente mayor, y aprender de ellos. Saben tanto más y siempre quieren mostrarlo. Yo ni siquiera había llegado al mundo cuando algunos de ellos probablemente vieron “Le Grand Bleu”, la tercera película dirigida y escrita por Luc Besson. Ellos son los que en algún momento me dijeron: “El cine europeo es el mejor”.

“Le Grand Bleu” me hizo querer ver más películas Europeas. He visto varias, pero no las suficientes; en este mundo lleno de películas de Hollywood (que es la industria más distribuida), no recibimos mucho más. Recibimos algunas películas francesas habladas en inglés. Éstas tratan de mostrar ‘que es’ el cine Europeo de una manera de que todos podamos entender, pero fallan la mayoría de las veces. “Le Grand Bleu” está hablada en tres lenguajes; inglés, francés e italiano. Pero esa es otra historia, por los personajes en el guión. El film fue realizado por gente francesa; es un film francés.

Ahora, los personajes son increíblemente complejos y llegamos a conocerlos con sus propias culturas y pensamientos. La película se las arregla para sorprendernos con el intercambio de lenguaje, para que podamos oír cada acento sin perdernos la trama. Así están escritos los personajes. Enzo (Jean Reno) está comiendo pasta en un restaurante. Él es italiano; un minuto después su madre llega y él le da su plato a Johana (Rosanna Arquette); su madre no lo deja comer pasa a no ser que ella la cocine. Jacques (Jean-Marc Barr) es una persona única. Perdió a su padre cuando era pequeño: se murió buceando. Enzo estuvo ahí, sin embargo, Jacques bucea cada día de su vida. Tal vez está en su naturaleza llegar a niveles que los humanos no pueden. Johana ve lo especial que es y se enamora, sin saber que el que sea único podría traicionar sus sentimientos más tarde.

Luego de muchos años, Enzo y Jacques se vuelven a encontrar en un evento increíble. “Tráiganme al pequeño francés”, dice Enzo. Hay una competencia de buceo y Enzo, el campeón mundial, invita a Jacques porque sabe que podría perder contra él. No se han visto por años, pero es como si supieran todo acerca de ambos; se darán cuenta. Enzo es arrogante y egoísta, sabe acerca de mujeres y del amor. Jacques es lo opuesto: honesto, humilde y directo: “Te voy a ganar”, le dice a Enzo. Por supuesto que sí; él lo sabe más que nadie. Las situaciones que se ven en este film no las verán en otra parte. Como trataba de explicar, la película de Besson escapa el mundo de los ‘clichés’ y simplicidad, creando un mundo diferente para cada escena.

Fantásticas escenas, debo decir. Mientras Besson cuenta la historia, nos lleva a todo tipo de lugares y lo hace magistralmente. Comenzando por Grecia, luego Italia, Estados Unidos, Perú...Y el mar. Bueno, la película es acerca de eso, pero no quiero arruinarla mucho. Sólo diré: Si el mar pudiera ser un país, porque Besson hace que se vea como uno; yendo por el agua como si fuera suya. También va debajo del agua, presentándonos a los delfines en el mundo de Jacques. Son su familia y él lo admite. “Ningún humano tiene este tipo de familia”, le explica a Johana. Él pertenece a ellos, de alguna manera; pertenece al mar. Las últimas escenas de la pieza son regalos de la cinematografía.

La música es otro mundo en sí mismo. Que clase de hombre debe ser Eric Serra! Yo hago música y esta es una composición soñada para un film. Simplemente encaja perfectamente en cada toma, con su pacífico sonido. Por un momento pensé que me iría al mar y escucharía esas melodías; porque no me molestaría para nada.

Muchas cosas me quedan por decir que no terminaría hoy. El final tiene un poder emocional que no había visto en mucho tiempo. Se entiende si han mirado la película. Está ahí mismo para ustedes; y no hace falta adivinar porque el film no está intentando conseguir la metáfora. Pero mucho antes, Jacques está mirando el agua. Unos delfines llegan; él los mira, ellos lo miran y el habla: “Gracias”. Es feliz.

---8/10

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