Wednesday 20 August 2008

Relatos mágicos que a veces no son tan mágicos a veces

Un tema que tiene que estar y estará siempre presente al hablar de “crowdpleasers” es el de la credibilidad. ¿Qué se le puede creer y qué no a un film que pone todas sus cartas sobre la mesa para ‘comprar’ al espectador? ¿Cuán obvio es el film en su intento de conseguir este objetivo? A veces se da que algo puede considerarse como un “crowdpleaser” y que, sin excederse con cursilerías ni dramatismo exagerado, logra conmover. Otras veces, el film es decididamente manipulador (mucho o poco, da lo mismo) y por alguna extraña razón, quizá propia de los “crowdpleasers”, también logra conmover. Estaremos viendo algunos de esos casos en lo que queda de la semana.

El caso de hoy, sin embargo, es otro. Contradiciendo lo dicho arriba, el film “Jinete de ballenas” (de la respetada directora Nikki Caro, cuya segunda película llevó lo malo de su primera al extremo) se excede con cursilerías y contiene un dramatismo demasiado exagerado, y aún así logra conmover. Pero no perdamos de vista el punto de la cuestión, que por ahí se estaba escabullendo: la credibilidad. En un “crowdpleaser” ese es el aspecto que yo personalmente más tomo en cuenta, pero que una película cumpla con el mismo o no ni le suma ni le resta mérito. Recuerden que con esto el tema es bastante subjetivo.

La crítica de “Whale Rider”, a continuación.

“Whale Rider”

He hablado muchas veces de las situaciones reales en las películas. De las cosas que son creíbles y poderosas como para hacernos sentir algo. Pasa muchas veces que veo películas con esas cosas incluidas. En otras, como en “Whale Rider”, la situación es diferente, aunque la película todavía es fuerte y emotiva.

Esta película es acerca de la familia, la amistad, la cultura, la civilización y el amor. La niña que cuenta la historia habla de un pasado; de una civilización con héroes e historias con aventuras. No se suponía que ella fuera mujer, tenía que ser un hombre. Un chico que se convertiría en jefe y salvaría a todos (y todas esas otras cosas). Pero ese niño, el hermano gemelo de la pequeña, murió junto a su madre al nacer. Nadie sintió decepción; nadie excepto Koro. Su hijo Porourangi deberí haber sido el próximo líder, pero no pudo saber todo lo que su padre le pidió. Entonces tendría que ser el hijo de Porourangi, el que murió, y dejó a Koro con una ñieta. En una pelea, su hijo se fue, y Koro crió a la niña…Esta niña, Paikea, interpretada por Keisha Castle-Hughes.

La cosa continúa; vemos a la niña creciendo, conocemos a toda la familia: la Nana, una mujer de buen corazón que ama a su marido; Rawiri, un hombre gordo y vago con el alma de un leon; Hemi, el amor de la niña y alguien que tiene ambiciones ocultas; y el resto de la aldea. Paikea probablemente ni lo entienda, pero siente una conexión con el pasado de la civilización. Ella será lo que será y notarlo es la responsabilidad de la gente a su alrededor. Algunas personas creen que se equivoca, pero la realidad es que está totalmente en lo cierto.

Esto no es ninguna obra maestra. El film tiene sus puntos fuertes y sus fallas. Keisha Castle-Hughes probablemente se mereció todo lo que obtuvo por el film y espero que le haya servido para crecer. Su oportunidad se da una vez en la vida, y la actriz tuvo el encanto suficiente para aprovecharla. Rawiri Patente (Koro) simplemente se paró ahí y se hizo el duro. Sus momentos dramáticos no fueron muy convincentes, a diferencia de Vicky Haughton (la Nana), quien demostró un profundo sentimiento en su cara cada vez que aparecía en pantalla. Las mejores interpretaciones fueron las de Grant Roa y Cliff Curtis; haciendo de dos hermanos tan diferentes, pero unidos en los puntos más importantes.

Honestamente, la decepción viene de la historia. Es muy predecible, y mientras esperaba, lo que iba ocurriendo no me hacía nada, porque ya lo sabía. Es bueno intentar poner magia en un film, y hacerlo con alegría. Se vuelve fantástico. A veces, uno puede involucrarse en cosas fantásticas (hablo esencialmente de Tim Burton, pero veremos algo similar a eso la próxima), porque es lo que la película quiere que uno haga.

Pero en casos como éste, cuando nos tocan personajes estereotipados en una historia predecible, no es convincente y no funciona. “Whale Rider” está bellamente filmada, con mucha calidez y pasión (muy buena cinematografía también), y eso también es bueno; pero no me la creí.

---7/10

4 comments:

Popurrí said...

No la vi, pero justo ayer un amigo me comentó de ella, así que habrá que anotarla.
Sin embargo, hubo algo en lo que escribiste, que me llamó la atención, aunque no por cómo lo escribiste ni nada por el estilo, solo un nombre: Tim Burton. Hace poco viendo Pushing D. con un primo empezamos a comentar acerca de la buena calidad de la serie, la diferencia con las demás, el ser hecha por gente del reino unido, y esa magia que tiene. A mi entender (que lamentablmente, es poco), tiene un aire a las producciones de Tim Burton, no sé por qué, tal vez ese toque de fantasía, esa magia que está y no está a la vez, que puede ser tan real como irreal.

Una impresión solamente, y raro que no me supe expresar..

Abrazo!

mandrake el vago said...

Bueno, me puse al día con el posteo anterior. Esta película se puede resumir parafraseando al granpensador Homero: "Abuuuurrrriiidoooo"
Comparto que no te la crees pero no por falta de verosimilitud necesariamente sino porque no cierra y te deja esa sensación de "Sí, claro"
PD: Tomilon me suena a Yumi

ElChapa said...

Grillito: No sé si la recomendaría tanto...La próxima viene una peli más reciente y un "crowdpleaser" que realmente vale la pena...Lo de "Pushing Daisies" y Burton, no puedo hacer otra cosa que compartir la opinión, y decirte cuanto me alegra que ALGUIEN en el mundo este viendo esa producción tan genial!

Facundo: Por supuesto que 'más vale tarde que nunca', y nunca dudes en comentar si llegás tarde ;) Gracias!

Saludos!

Anonymous said...

Interesting to know.