Tuesday 12 June 2007

‘Underrated’ Movies

Hay palabras que son mejores en inglés que en español, o que por lo menos suenan mejor; y ‘underrated’ es una de ellas. Significa subestimada (para una película) pero de una manera mucho mejor expresada que no es la típica ‘underestimated’. Cuando uno se refiere a algo común no apreciado de un film, podría decir ‘underestimated’, pero cuando uno siente rabia porque nadie tomo en cuenta una pieza, es algo ‘underrated’.

Partiendo de ahí, este mes de junio veremos tres secciones de las películas en general empezando por el término de este título…Las que le seguirán serán las ‘overrated’ movies (podrán imaginar) y finalmente algo a lo que llamaré “Vergüenzas”.

Quizá no alcanze con las películas comentadas esta semana para realmente expresar la gran cantidad de cosas que están subestimadas hoy en día en el mundo del cine; y la rabia que da. Es algo de lo que podría hablar o escribir por horas, pero ahora sólo tengo para decir frases pequeñas como: “A Robin Williams le robaron una nominación al Oscar por ‘Patch Adams’”.

Ese tipo de cosas, pero bueno…Vamos a la primer película de la semana; sin duda una de las más ‘underrated’ de toda esta década.

Yo vi “El Gran Pez” (“Big Fish”) hace varios años ya, con mi gran amigo Tomás Raimondo. El esfuerzo que hice para convencerlo de alquilarla fue increíble y el esfuerzo que hice para convencerlo de verla fue peor. La vio al final, y cuando la película terminó me di cuenta que Tomilon estaba completamente dormido.

Te invito a ver la película de vuelta Tomy, quizá con ésta crítica te den ganas. Porque después de ese día (en el que la película me fascinó), yo volví a ver “El Gran Pez” unas veces más; y cada vez la experiencia se hizo mejor. Tomilon: si la ves tres veces, quizá en la tercera ya no te duermas ;)

La crítica de “Big Fish”, a continuación.

“Big Fish"

Vieron cuando algo es mágico? Pero no hablo de la magia que hacen los magos, hablo de cuando algo es tan increíble que te llena por dentro; por lo tanto es mágico. Hablo del sentimiento inevitable al ver “Finding Neverland” y hablo del sentimiento obligado al ver cualquier película de Tim Burton. Todas las cosas mágicas que vivimos en la vida, de una u otra manera, Burton las ha expresado en imágenes a lo largo de toda su carrera…En películas.

Que haya visto gran parte de los filmes de Burton y hasta el día haya escrito sólo acerca de “Charlie and the chocolate factory”, me supera; pero trataré de remediarlo hablando un poco de, sin ninguna duda, su mejor película. Lejos la película más subestimada del 2003, “Big Fish” es un viaje de la imaginación en su mayor extremo; la visión de la vida mediante los ojos de un hombre que no podría parecer más ordinario.

Este hombre es Edward Bloom y a mi me gustaría ver la vida de la misma manera que él: enfermo a punto de morir, y contándole a su hijo Will (Billy Crudup) la verdadera historia de su existencia, en un intento de reconciliar sus diferencias. El caso es que Will siempre le ha reprochado a su padre la ‘distorción’ de la verdad con la que tuvo que lidiar toda su vida; y quizá ésta última historia de Edward tenga tan poca verdad como las anteriores…O tal vez sea toda la verdad.

“Yo cuento historias”, le declara simplemente el padre a su hijo. Es un hecho que a todos los que nos gusta escuchar historias (y hasta a los que no), nos gusta que nos las cuenten con un poquito de condimentos; tal como verán que lo hace Edward. Y esa es también la característica principal de Tim Burton como director; el darle un algo ‘extra’ a todas sus pelícuas que se convierte en un toque completamente personal.

Entonces es como que Daniel Wallace hubiése escrito su novela sabiendo que John August iba a adaptarla creando un maravilloso guión que luego Tim Burton convertiría en este excelente film. Con las imágenes de la cinematografía de Philippe Rousselot (quien fotografiara también mi película favorita junto a la que da título a este blog, “Instinto”), el realizador da rienda suelta a su imaginación, dejándonos ver que tiene bastante en común con el personaje principal de la historia.

La película es toda coherente en su totalidad, por supuesto, pero es lindo decir que es una ‘colección de hermosas escenas’, que no dejan de asombrarnos ni por un minuto. Una escena es particularmente espectacular, para cualquier amante del cine tanto como del amor mismo. Edward está relatando el día en el conoció a su esposa: “Dicen que cuando conoces al amor de tu vida, el tiempo se detiene”. Burton literalmente congela toda la imagen, permitiendo solo el movimiento de el personaje principal, que mueve unos pochoclos detenidos en el aire para llegar hasta la mujer que busca. Instantáneamente, todo se vuelve a mover y la escena llega a su fin en una manera divertida que deben apreciar.

Esa escena es puro arte cinematográfico, la magia de la que estoy hablando: sin fallas. En realidad hay pocas fallas en “Big Fish”, con Ewan McGregor y Alber Finney interpretando al joven y al viejo Edward, respectivamente; ambos de una manera tan emotiva y con una conexión tan fuerte que es difícil diferenciarlos. Comenzando por Billy Crudup, el resto del reparto es magnífico: Danny DeVito inspirado, Matthew McGrory imponiendo presencia y Steve Buscemi interpretando un rol que no podría haberle quedado a otra persona.

Burton sabe a que actores elegir, y a que actrices. Jessica Lange brilla sin parar en su papel de la fiel y entregada esposa; Alison Lohman (una de las prometedoras actrices jóvenes) le da interés a un papel que no lo parece tener y la siempre mística Helena Bonham Carter no hace más que robarse el show. La música de Danny Elfman también se roba el show pero es en realidad otro personaje más como en cualquier film de Burton (si no vieron “El joven manos de tijera” dénse la oportunidad: es una increíble película, pero la música…).

Para concluir, “Big Fish” no es más que la pieza en las que todas las cosas en las que Burton ha trabajado se unen. Esa atmósfera fantástica de cada film está presente en este film con muchos más personajes: aquí hay, por lo menos retazos, de un Jack, un Ed Wood, un jinete sin cabeza y hasta el otro Edward; el joven manos de tijera. Pensándolo bien, me gustaría ver la vida no tanto como Edward Bloom, sino tal vez como Tim Burton.

---10/10

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